6.6.17

En el gran juego de la vida lo que importa es cómo hemos actuado

POSITIVAMENTE                                                                                    


En el discurrir de los acontecimientos siempre estará presente la interpretación personal de los mismos, estando sujeta dicha interpretación a los parámetros de apreciación de cada uno. Los acontecimientos que nos suceden son los que son, pero la interpretación y la actitud con que los afrontamos pueden variar en gran manera.

De esta interpretación y disposición interna nacen los términos pesimismo y optimismo. El primero para referirse al que espera lo peor, el segundo para el que confía en un futuro favorable. Mientras que el pesimista entra en desánimo al ver todo como un cúmulo de desventajas e inconvenientes, el optimista afronta las dificultades con entusiasmo, perseverancia y voluntad, encontrando posibilidades de crecimiento y mejora.

El famoso ejemplo del vaso medio lleno o medio vacío, no es solo una diferencia de apreciación, sino que nos está diciendo dónde se enfoca nuestra atención, si en ver las inconvenientes y quedarnos a su merced o en ver las ventajas y dificultades para poder mejorar. El pesimista se siente superado y víctima de las circunstancias, el optimista aprovecha las posibilidades que entraña para crecer y expandirse. El pesimista se centra en lo negativo y resulta abrumado, el optimista se centra en lo positivo y termina reforzado. El pesimista es presa del miedo y se predispone para el fracaso, el optimista actúa a pesar del miedo y se predispone para el triunfo. El pesimista reacciona, el optimista acciona.


Las ventajas de una actitud positiva es clara y manifiesta, pues no solo previene contra la depresión y ayuda a preservar una buena salud física y psicológica, potenciando el sistema inmunológico, sino que nos capacita para enfrentar los problemas y superar las dificultades, amortigua el impacto del sufrimiento, favorece un mayor rendimiento en cualquier faceta, mejora la adaptación a los cambios y aumenta las posibilidades de conseguir nuestros logros.

Por el contrario, una actitud negativa o pesimista nos lleva a la angustia, la queja o la crítica fácil, nos resta energía y quedamos desvalidos, tomando la salida de querer huir del conflicto, de evadirse, o de entrar en un bucle de emociones negativas que no ayudan en nada a encontrar una solución.

Resulta útil ver las causas de nuestras actitudes positivas o negativas ante la vida. Claramente, tanto nuestra educación como nuestras experiencias pasadas tienen un peso específico a la hora de afrontar las dificultades, pero también depende de nuestras expectativas formadas y de nuestra confianza en superar los problemas. Es bueno saber que nada se nos da regalado, que todo tiene un coste que debemos asumir con responsabilidad y que las dificultades no son sino oportunidades de superación que, una vez solventadas, terminamos saliendo reforzados.

El optimismo es una disposición de ánimo, un valor que nos permite confiar en nuestras capacidades para enfrentar con perseverancia las dificultades del camino con entusiasmo y emprendimiento. No es como algunos piensan por ignorancia o negación de la realidad, el optimista no cierra los ojos, sino que viendo los pros y los contras, utiliza la situación como posibilidad de avanzar y oportunidad para crecer.

En el gran juego de la vida no siempre se gana, como tampoco siempre se pierde, lo que importa es cómo hemos actuado, y si en cada oportunidad hicimos lo suficiente. Todos cometemos errores y es bueno reconocerlos. Los únicos que no se equivocan son aquellos que nunca hacen nada, aunque ése sea su mayor error. Aquel que se ha esforzado haciendo lo mejor que pudo, no importa tanto el resultado, sino haber accionado haciendo lo que consideró justo y acorde a su consciencia.

Algo que se suele olvidar es aprender a apreciar lo bueno de las personas que nos rodean, sus cualidades y virtudes, pues si solo vemos maldad, envidias y falsedad, seguro que estamos viendo el vaso medio vacío, estamos siendo pesimistas, y nos habremos instalado sin querer en un estado de negatividad, donde nos cuesta sobrevivir porque nos sentimos en una batalla de “solos contra el mundo”.

El Amor, la amistad y el compartir es lo que hace Humana y digna la existencia, aquello por lo que merece la pena vivir, que acrecienta las satisfacciones y amortigua los sufrimientos. Si nos rodeamos de Amor alejaremos lo negativo, disfrutaremos más, reiremos más, porque lo haremos en compañía, y lo positivo simplemente vendrá a nuestras vidas. El Amor se alimenta con Amor.

Ángel .º.

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