5.6.17

La indemostrable teoría del Universo sólido y externo que nos venden

¡UN UNIVERSO DE CRISTAL!                                                               

SINOPSIS: Si como parece los colores NO EXISTEN físicamente, sino que son adjudicados arbitrariamente a cada objeto por nuestro órgano maestro ¿significa eso que habitamos en un mundo en BLANCO y NEGRO? Pues tal vez debería… o no, ¡qué tontería!

En entradas pasadas ya aludí a la naturaleza mental del universo que nos “rodea”. Y en idéntico escenario me permito reflexionar en la presente sobre una de las pocas verdades científicas que, si bien se comentan con desparpajo por ahí, pocas son las veces sin embargo que se atreve nadie a analizarla debidamente (para variar) ni llevarla hasta sus últimas consecuencias.
En su obra tal vez más difundida entre los círculos académicos, el psicólogo norteamericano y “cinturón negro” en percepción Bruce Goldstein opina con sospechosa indiferencia sobre el espectro cromático:
Newton afirmaba que los colores que apreciamos en respuesta a determinadas longitudes de onda no están contenidos en los rayos de luz que percibimos. En su lugar, los colores son CREADOS por nuestro sistema perceptual. […] los rayos de luz no son más que energía y en realidad no poseen ningún color definido.”
Bruce Goldstein, Sensation and perception (Bruce/Cole, 1999), p. 151.

Resumiendo, los colores NO FORMAN PARTE de ningún paisaje externo como nos vienen contando desde pequeños y pudiera parecernos.
Y es que, en el fondo, la experiencia del color es una cualidad que nuestro “cerebro” le adjudica ordenadamente a cada banda de la fracción visible del campo electromagnético, insisto, de puertas para adentro.
(A primera vista es como si el órgano maestro dispusiese, en un hipotético diccionario de datos, de una tabla con las equivalencias entre las diferentes longitudes de onda y los colores que para sí representan. Al menos, así es como yo lo programaría).
Que nadie dude que esto que digo es un hecho estrictamente científico y perfectamente conocido entre variopintos expertos y mamporreros del Sistema:
[…] los distintos colores […] no existen en el universo por mucho que pese a los artistas [y a los científicos materialistas y realistas]; los colores los FABRICAMOS nosotros.”
Todo depende de los ojos con que se mire” (EduardPunset.es, 02/05/2010)
Vaya. Me pregunto cómo puede dormir tranquilo este presunto buscador de la verdad tras afirmar que una propiedad tan fundamental de cuanto percibimos como “mundo físico” está siendo manufacturada literal y activamente “entre nuestras orejas”.
Claro que, si en realidad los colores no existen ahí fuera como parece… ¿hemos de suponer entonces que habitamos un universo en BLANCO y NEGRO?
Pues deberíamos a no ser, claro está, que alguien se permita señalar que el blanco, el negro y todo el abanico de grises de por medio… son también colores por supuesto.
Ya, ya lo tengo: no se trata de que vivamos en un mundo blanco y negro, pardillos, ¡qué va! lo que quieren decir Newton, Goldstein y Punset (falta Bisbal) es que ¡vivimos en un mundo de puro CRISTAL!
Qué raro, ¿pero cómo no se le ha ocurrido antes a nadie?: En ausencia de color, a nuestro mundo físico externo no le queda más remedio que ser de cristal.
Eso sí, eso ya va teniendo más lógica ¿verdad? ¿A que mola descubrir que vivimos en un universo de contornos, de objetos tridimensionales y de formas… pero todas incoloras?
Ay, no… espera. Espera porque, personalmente, me puedo obligar a imaginar un extraño mundo de formas sin color como un escenario de cristal, lo que no logro comprender sin embargo -¿verdad Sr. Punset?- es por qué habría el cerebro de inventarse SOLAMENTE UNA propiedad de nuestro agradecido y supuesto campo visual (el color en concreto) para respetar misteriosamente en el proceso a todas las demás.
En consecuencia, si la naturaleza de los colores ha de reducirse por fuerza al decepcionante y amargo fruto de una exquisita fabricación mental, como ya he dicho que el estamento científico al completo puede confirmar, ¿qué se supone que deberíamos pensar a su vez del resto de los atributos culturalmente asociados a los objetos físicos como su volumen, su contraste, su reflectancia o sus texturas por citar algunos ejemplos?
¿Y de aquél cuento de cómo objetos que NO EXISTEN realmente reflejan milagrosamente colores que NOS INVENTAMOS? ¿Qué se supone que deberíamos pensar también de ello?
Yo no puedo estar completamente seguro, pero si tiene orejas, cuatro patas, mueve el rabo y ladra, Sr. Punset… pues a lo mejor es un perro ¿no?
Aprovecho para confesar que hay en el mundo información de carácter público más que suficiente para hacer saltar por los aires para siempre la indemostrable teoría del Universo físico, sólido, inmutable y externo que nos venden a diario. (Todos los detalles en mi próximo libro).
Mientras tanto, y como pensar contraviene las conductas aprobadas del Sistema, pues nada:
BIENVENIDOS (sin rechistar) A LA TIERRA DE “CRISTAL”

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