2.5.20

Mantengamos la esperanza y hagamos lo que podamos para cambiar esta situación

¿DE VERDAD PODEMOS HACER ALGO?               

Yo era más feliz cuando no sabía nada acerca del envenenamiento intencionado al que nos están sometiendo. Los años van pasando, y uno intenta colaborar en la lucha difundiendo la información, traduciendo, etc., pero el mal tiene tanta fuerza y es tan perseverante, y la gente se muestra tan pasiva, que a veces uno piensa que todo este esfuerzo no sirve para nada. Es como nadar contra corriente, y resulta agotador.
Veamos los consejos que nos ofrecen dos psicólogos, cuyos canales de Youtube son, por cierto, muy positivos y recomendables.
Al principio de esta exposición, se nos explica que hay una parte de la vida que no depende de nosotros, y hay que separar el mundo útil (las cosas que dependen de nosotros) del mundo inútil (las cosas que no dependen de nosotros), ya que las preocupaciones inútiles nos quitan energía y nos roban el sueño, y tenemos que aprender a pasar de aquello que no podemos cambiar o no podemos controlar.
En este vídeo, el décimo hábito de las personas infelices (minuto 12) es la confusión en materia de responsabilidad: a las personas infelices les cuesta diferenciar entre aquello que depende de ellas mismas y aquello que depende de los demás; tienen la convicción de que pueden controlar aspectos que no dependen de ellas mismas, lo cual es un gasto innecesario de energía y tiempo.

Todo esto está muy bien, y es verdad que quienes nos agobiamos cuando vemos el cielo repleto de rayas, y nos indignamos ante la imposición de la tecnología 5G y el Internet de las cosas, y nos sentimos impotentes ante la proximidad de la vacunación obligatoria, somos algo menos felices que aquellos que viven ajenos a esta realidad.
Por ello, habrá quien piense, visto lo visto, que no podemos hacer nada porque la gente hace más caso a lo que diga la televisión que a lo que le digamos nosotros con nuestras pancartas y nuestras octavillas, y porque los de arriba siguen erre que erre fumigando y alterando el tiempo atmosférico, a la vez que afirman que el clima está loco por culpa del dióxido de carbono, y la gente les hace caso, y siguen erre que erre anunciando tal o cual epidemia y que hay que vacunarse, y la gente les hace caso, y siguen erre que erre plantando antenas aquí y allá, diciendo que el 5G va a ser maravilloso porque podremos descargarnos películas en cuestión de segundos, y la gente les hace caso… Así que lo mejor y lo más práctico será pasar de todo, adaptarse a lo que hay, y vivir la vida lo mejor que se pueda, que ya de por sí es bastante corta.
De hecho, es lo que hace la mayoría de la gente. Y también es la respuesta de algunas personas cuando les explicamos lo que nos están haciendo: “Bueno, yo prefiero no pensar en eso, porque yo ahí no puedo hacer nada”.
El problema es que la situación a la que quieren que nos adaptemos es una situación de esclavitud total en la que tanto lo que quede del medio natural como lo que quede de la humanidad tras el exterminio estarán totalmente controlados a través de la tecnología, y hay que decirles que no, que no vamos a ir por ahí, y hemos de actuar en consecuencia. Por dignidad y para tener la conciencia tranquila.
Más o menos, la actitud debería ser la siguiente: “Venga, vale, esto es lo que hay, pero, en lugar de amargarme, yo voy a hacer lo que pueda para frenarlo. ¿Que hoy toca manifestación y reparto de hojas informativas? Pues allá que voy, porque de esta manera voy a transmitir lo que he aprendido a otras personas. ¿Que hoy se trata de apoyar tal o cual iniciativa que pretende cambiar el corrompido sistema de partidos políticos que padecemos? Pues allá que voy, que los políticos han demostrado una y otra vez que son nuestros enemigos, y hay que ir contra ellos; sin violencia, pero contra ellos. ¿Que hoy se trata de documentarme en profundidad para escribir un artículo o para realizar un vídeo? Pues allá que voy, aunque me cueste tiempo y dinero.
Porque sí, aquí se trata de trabajar gratis, algo que mucha gente no entiende. Trabajar gratis por el bien común, que también es el mío. Así, al menos podré mirar a los ojos a los niños de mi entorno con la conciencia tranquila, porque mientras que otros no querían saber y miraban para otro lado, y otros, sabiéndolo, no hacían nada, yo hice algo, por pequeño que fuese, pero hice algo, y no esperé a que los demás lo hicieran por mí”.
Los seres humanos somos maravillosos, somos obras de arte, y nuestro cerebro es una maravilla de la creación. No somos ninguna plaga para el planeta, como las elites exterminadoras nos repiten una y otra vez, a través de sus infames medios de comunicación, con el aberrante objetivo de que no nos parezca tan mal que la gente se muera antes de tiempo.
Cuidémonos mucho, que para hacernos daño ya están los de arriba. Ofrezcamos la mejor versión de nosotros mismos a aquellos que nos rodean, y tratémosles bien, que a ellos también los están envenenando y sometiendo a radiación. Y, aunque sea muy difícil, intentemos ser personas consecuentes.
No todo está perdido. En distintos puntos del planeta se ha conseguido frenar la implantación del 5G, y en otros ámbitos las manifestaciones masivas han conseguido revertir decisiones políticas muy perjudiciales para la mayoría de la población. Recientemente, en Madrid, la última contramanifestación de denuncia de la manipulación climática (que se introdujo dentro de la manifestación oficial de los estudiantes que hacían “huelga por el clima”) ha congregado probablemente a más personas que nunca para denunciar las fumigaciones aéreas clandestinas. 
Repito: no todo está perdido. Ánimo, mantengamos la esperanza y hagamos lo que podamos para cambiar esta situación, que todavía es posible.
Conrad R.

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