27.4.23

Es hora de que los adultos tomen cartas en el asunto y silben el final del recreo

EL WOKISMO DE EMPRESA                   

“La forma más elevada del arte de la guerra no es luchar, sino corromper todo lo que tenga valor en el país de tu enemigo hasta que la percepción de éste esté tan distorsionada que ya ni siquiera te perciba como enemigo.”-Yuri Bezmenov

En abril de 2023, la famosa marca de cerveza estadounidense "Bud Light", propiedad del grupo Anheuser Busch Inbev, lanzó una campaña publicitaria protagonizada por el influencer transexual Dylan Mulvaney. Una semana después, la capitalización bursátil de la empresa perdía 6.000 millones de dólares al desplomarse sus ventas. Entre 2005 y 2016, la NASCAR, el deporte de motor más popular de Estados Unidos, registró un descenso de asistencia igualmente drástico tras dar el paso hacia la "inclusividad", y su presidente, Mike Helton, llegó a declarar en 2006: "Creemos que la herencia redneck del sur de Estados Unidos sobre la que se fundó este deporte ya no existe. Pero también sabemos que tenemos que hacer un esfuerzo para ayudar a los demás a entenderlo".

En su libro de 2019  "Corporate Cancer", Theodore Beale (Vox Day) reveló los factores que impulsan a empresas de éxito, bien establecidas y a veces en crecimiento, a hundirse a sí mismas lanzando desastrosas campañas de comunicación y alejando a sus clientes más fieles.

La explicación de Beale a este fenómeno es la progresiva absorción y destrucción de una empresa por la ideología progresista, un proceso que él denomina "convergencia". Según Beale, la progresión de esta ideología en el seno de una empresa puede compararse a un cáncer cuya evolución correspondería a las siguientes fases:

1) Infiltrada

La empresa cuenta con empleados progresistas, pero no tienen influencia en ella. La empresa se centra en producir bienes y servicios acordes con su objeto social. La contratación sigue basándose en los méritos y las competencias.

2) Convergencia ligera

Los progresistas han conseguido infiltrarse en sus departamentos de predilección que son los recursos humanos y marketing, pero todavía no influyen en la gestión o la estrategia de la empresa. La empresa empieza a hablar de inclusividad o diversidad, pero no realiza grandes cambios en su comunicación, productos o procesos de contratación, aunque pueden empezar a aparecer algunos signos discretos de convergencia.

3) Convergencia moderada

Los progresistas han conseguido hacerse con el control del departamento de recursos humanos, que utilizan para presionar al resto de la organización. El marketing se preocupa cada vez más de mostrar su "progresismo" que de vender los productos de la empresa. Se anima a los directivos a contratar candidatos de la "diversidad" y a dejar de castigar a los empleados incompetentes o improductivos. Los consultores de inclusión empiezan a organizar sesiones de formación para "sensibilizar" al resto de la organización.

4) Convergencia pesada

Los "progresistas" han tomado el control de todos los departamentos estratégicos. Los miembros de la dirección son "progresistas" y muestran abiertamente su apoyo a esta ideología. El departamento de recursos humanos impone sus puntos de vista sin ni siquiera consultar a la dirección. El marketing no sólo hace referencia a los valores "progresistas" de la empresa, sino que los defiende militantemente. La empresa abandona a sus consumidores históricos para centrarse en mercados que sólo existen en la imaginación de sus directivos "progresistas".

5) Convergencia total

Todos los recursos de la empresa se ponen al servicio de causas "progresistas" que ya no tienen ninguna relación con la actividad original. El departamento de recursos humanos se ha convertido en una nueva inquisición que puede imponer sus puntos de vista a la dirección. La comunicación de la empresa está tan saturada de declaraciones progresistas que es casi imposible determinar la verdadera naturaleza de su actividad. Ahora la empresa sólo siente desprecio por sus consumidores históricos. "La convergencia sustituye el principio de que el cliente siempre tiene razón por el principio de justicia social según el cual el cliente descontento es necesariamente racista, sexista, conservador y, por tanto, sus observaciones pueden ignorarse. (Cáncer de empresa).

Este análisis permite comprender por qué la extensión del "progresismo" en el seno de una empresa conduce rápidamente a su ruina. En su libro, Beale da ejemplos muy concretos de la explosión de costes que provoca la convergencia en una empresa y calcula que, una vez iniciado el proceso, la pérdida de facturación puede llegar al 20% en el plazo de un año. No obstante, Beale tiene cuidado en señalar que los signos "leves" de convergencia no deben llevar a la dirección a reaccionar de forma exagerada y que existe una diferencia real entre una empresa en proceso de convergencia y un simple discurso de marketing para satisfacer a un segmento de mercado específico.

Es interesante observar que, en teoría, una economía de mercado debería conducir a la rápida eliminación de una empresa disfuncional o incapaz de satisfacer las demandas de sus clientes. Sin embargo, como bien señala el autor de "Corporate Cancer”, la persecución de estas estrategias o posiciones desastrosas, tanto para la imagen de las empresas como para sus balances, prueba que lo que está en juego va más allá de la simple cuestión económica y demuestra la realidad de un sistema cuyo objetivo declarado es ahora "cambiar la sociedad y cambiar las mentalidades".

Tomemos, por ejemplo, el caso de un equipo de baloncesto totalmente inclusivo, es decir, que ya no seleccione a sus jugadores en función de su capacidad para jugar bien al baloncesto, sino de tal manera que represente toda la diversidad de tallas, géneros, pesos u orientaciones sexuales. Estos criterios llevarían probablemente al equipo a perder todos sus partidos y a tener muy pocos aficionados. Pero en lugar de quebrar y desaparecer, el equipo seguiría recibiendo el apoyo, por razones ideológicas, de empresas o patrocinadores a su vez "progresistas".

E incluso si estos patrocinadores fracasan, este equipo podría seguir financiándose con fondos públicos o asociativos en nombre de la promoción de la diversidad. En tal configuración, la función principal de este equipo ya no sería jugar bien al baloncesto y ganar partidos, sino ser abanderado de esta nueva religión del "progresismo" y la "diversidad".

Antes que Beale, el antropólogo David Graeber ya había puesto de relieve, en su famoso artículo sobre los “bullshit jobs”, (trabajos de mierda), la contradicción de un sistema que pretende regirse por una racionalidad económica extrema pero que, al mismo tiempo, acepta financiar un gran número de empleos totalmente improductivos e inútiles, tanto para la empresa como para la sociedad.

Estos análisis nos ayudan a entender por qué nos encontramos hoy en el corazón de una nueva guerra religiosa en la que una oligarquía globalista está utilizando su control total del capitalismo clientelista para imponer su proyecto religioso-político a toda la sociedad. Una vez que uno comprenda que el sistema económico ya no está ahí para producir riqueza, sino para convertir a las masas a una nueva religión mediante un gigantesco programa de ingeniería social, todo queda más claro.

Como expliqué en mi ensayo sobre la guerra más allá de los límites, los pueblos de Occidente están ahora implicados, lo quieran o no, en una guerra despiadada para destruir su sociedad y su civilización. Por consiguiente, es esencial que los actores de la vida económica, asalariados, autónomos, directivos, empresarios, reclutadores, inversores, tomen conciencia de la realidad de esta guerra y del papel que desempeña en ella la infiltración progresista de las empresas en esta última.

Así pues, el marco analítico desarrollado por Beale y presentado en este ensayo debería permitirles comprender mejor:

1) el peligro mortal que representa el wokismo para sus empresas y la actividad económica en general.

2) la necesidad de crear un índice de "convergencia" o "wokismo" que permita a inversores, banqueros, proveedores y clientes medir el nivel de infiltración del progresismo en una empresa y el riesgo de quiebra asociado.

3) la necesidad urgente de que los dirigentes o los comités de dirección identifiquen y neutralicen a los elementos subversivos en el seno de las organizaciones de las que son responsables, respetando plenamente la legislación vigente sobre las discriminaciones.

4) que esta lucha forma parte de una guerra política, cultural y espiritual mucho más amplia en la que está en juego el futuro de la civilización occidental y en la que los activistas "progresistas" suelen desempeñar el papel de "idiotas útiles" (Lenin).

Finalmente, es importante señalar que la lucha no se libra en igualdad de condiciones. Tanto cuando tiene por objeto preservar una sana organización de infiltraciones, subversiones o desviaciones, la discriminación en todas sus formas está hoy prohibida y condenada; por más que esto resulte aceptable e incluso de rigor cuando se trata de identificar, estigmatizar e incluso privar de su sustento a todos aquellos acusados por el autoproclamado "campo del bien" de obstaculizar una sociedad diversa e integradora liberada al fin de sus prejuicios "tóxicos".

Frente a este verdadero cáncer que está destruyendo empresas y organizaciones, ya no basta con adoptar posturas defensivas o contentarse con declaraciones de principios. En un mundo en el que los locos han tomado el control del manicomio, es hora de que los adultos tomen cartas en el asunto, silben el final del recreo y devuelvan con calma pero con firmeza a los pacientes a sus celdas.

El CEI (Corporate Equality Index) es una subcategoría de ESG (corporate social and environmental governance) impulsada por los tres mayores fondos de inversión del mundo, Blackrock, Vanguard y State Street. Estos fondos no dudan en presionar a las empresas de las que son principales accionistas para que apliquen los principios ESG. En 2018, Larry Fink, consejero delegado de Blackrock e impulsor de ESG, escribió una carta en la que exigía la implantación de un nuevo modo de gobernanza alineado con los valores ESG o, de lo contrario, las empresas perderían el apoyo de los inversores.

stanislasberton

http://www.verdadypaciencia.com/2023/04/el-wokismo-de-empresa.html  

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