19.4.23

Nadie está realmente al mando. Hay un vacío de liderazgo y la naturaleza odia el vacío

INTERMEZZO ALEGÓRICO               

"Si como Pareto sugirió... una élite gobernante es inevitable, entonces estamos ciertamente bajo las élites equivocadas. Si una circulación de élites puede completarse a tiempo para salvar al sistema económico mundial de la ruina y a la mayoría de la indigencia y de una verdadera esclavitud es una cuestión de no poca urgencia." — Michael Rectenwald

Imaginemos que una noche de abril de 1912, el capitán del Titanic hubiera anunciado un gran baile en el que se pidiera a los pasajeros masculinos que vistieran la ropa de sus esposas y viceversa.... Ese era aproximadamente el estado de la civilización Occidental a las puertas de la primavera de 2023: Preocupada por tonterías mientras el iceberg la espera.

Pero, ¿quién iba a pensar que el hundimiento de la civilización se produciría con una ornamentación cómica tan fantástica?  ¿Hombres, con algo más que meros disfraces, haciéndose pasar por mujeres... la incompetencia ensalzada, festejada, incluso venerada... el intelecto reducido al antipensamiento... cualquier cosa de valor arrojada por la borda en una extraña ceremonia de potlatch posmoderno de retorcida rectitud moral...? Pero ya es tarde, la fiesta se acerca a su fin, y el iceberg ha sido golpeado. El resto de la historia consistirá en aferrarse a algunos objetos de valor, incluida la vida, mientras se hace descender los botes salvavidas.

A partir de aquí, las cosas se ponen bastante interesantes. Ya nadie está realmente al mando. El vacío de liderazgo en el que hemos estado viviendo se hace imposible de ignorar, y la naturaleza (se rumorea) odia el vacío. Por el momento, son las circunstancias las que están a cargo, no las personalidades.

No hay más que ver el fiasco de Ucrania, urdido por los genios del servicio exterior estadounidense en un estúpido ejercicio para demostrar al mundo quién es quién y para qué. Y recuérdenme: ¿cuál era la idea básica aquí? Atormentar y maniatar tan fuertemente a Rusia que su pueblo derrocara al único jefe de Estado racional de la cristiandad, una figura que hace que los presidentes, cancilleres y primeros ministros de la civilización occidental parezcan una tropa de mandriles farfullantes, con la cara pintada y el trasero azul, los payasos de la geopolítica.

Algo me dice que esta banda no llegará a los botes salvavidas. Se quedarán en cubierta agarrados a botellas de whisky, cantando Don't Cry for me Argentina mientras toca la banda, mientras todo el perverso coloso se desliza bajo las olas verdes teñidas por la luz de la luna. Todo lo cual equivale a decir: estos tiempos peligrosos y confusos en los que vivimos están llegando a su clímax. Los acontecimientos están en marcha ahora, hay que tomar decisiones, las verdades saldrán a la luz, nadie saldrá indemne, ten cuidado con quiénes son tus amigos.

Estamos esperando a que los mercados financieros, los bancos y el dinero estallen, como lo hace un motor cuando se sumerge en el agua. No puede no ocurrir, aunque se han desplegado todos los dispositivos conocidos para mantener las apariencias. La credibilidad de las finanzas se tiró por la borda hace mucho tiempo. El capital chapoteaba en las sentinas mientras el barco se agitaba y cabeceaba en las aguas enfurecidas, y tenía que ir a alguna parte. La siguiente vuelta será cuando busques dónde ha ido a parar y descubras con nauseabundo disgusto que el capital simplemente... ¡ha desaparecido! Por medio de algún artificio de la física, desapareció... se convirtió en una especie de antimateria... cayó a través de un agujero negro (posiblemente desgarrado por ese iceberg), o por las chimeneas, como si nunca hubiera estado allí.

Cuando eso ocurre, nuestra atención colectiva finalmente se galvaniza como nunca antes.  Cuando el capital desaparece de verdad, transmutado en un montón de nada, se acabó el tiempo de quedarse haciendo muecas y lloriqueando. Por cierto, así es como se acaba el mundo para el vacío conocido como "Joe Biden" y el Partido del Caos al que es apuntalado para representar. El caos, nos asombrará saber, no es tu amigo, no es la solución a nada, y menos a un sistema político que se tambalea en botes salvavidas sobre aguas frías, oscuras y profundas a mil leguas de tierra firme. Es más, no hay barcos que vengan al rescate. Adivina por qué han puesto remos en los botes. ¡Prepárense para remar, fortachones!

Sí, ahora estamos en el mar, sin brújula. Y sin embargo, las estrellas brillan deslumbrantes, y algunos a bordo pueden leer lo que dicen y lo que señalan. Si la seguridad y la cordura no nos encuentran, quizá podamos tirar juntos hacia dondequiera que ellas nos aguardan. Dios mío, va a ser un largo camino, pero ten un poco de fe, ¿recuerdas qué es eso? (Es la convicción de que todos juntos mantenemos una relación significativa con la existencia). Incluso si estás demasiado agotado mentalmente para creerlo, actúa como si fuera así. O, en lenguaje posmoderno, finge hasta que lo consigas.

¿No pensabas que llegaríamos a esto cuando te enrolaste en el viaje? Supongo que sí. Estabas cómodamente instalado una noche de invierno en el sofá acolchado, entretenido con alguna inanidad de Netflix, engullendo los bocaditos de queso del microondas... cuando la esposa dijo: "¡Eh, vamos a reservar un crucero!". Parecía una buena idea en ese momento, que es lo que todo en los anales de la historia es y fue.

Y ahora, ¡mira dónde estás!

James Howard Kunstler
Clusterfuck Nation

https://es.sott.net/article/86787-Intermezzo-Alegorico  

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