LOS PODERES SOBRENATURALES DE LOS SERES HUMANOS
Un manuscrito avala los poderes sobrenaturales de los seres humanos
Un manuscrito con
más de 2000 años de antigüedad que estaba en el Vaticano y que procede del Gran Código de Isaías y otros
textos esenios, como el de Las
Cavernas de Qnram, en el
Mar Muerto y que fueron descubiertos en el año 1946 confirman
que existe La Matrix divina y
que conecta a todo nuestro
universo, está constituida por una red de muchos filamentos semejantes a los que hay
presentes en nuestro cerebro.
Fue en el año 1944 cuando Max Planck, el padre de la teoría cuántica, dejó al mundo estupefacto al decir que existía un lugar en el que sólo había energía pura, donde todas las cosas tienen inicio y que son simplemente “E”.
Muchos años más tarde y según el investigador Gregg Braden, qué hace más de 20 años se dedica a este tipo de estudios, recientes descubrimientos destacan la evidencia de que existe realmente la Matrix de la que Planck habló y esa es la Mátrix divina. Planck afirmaba que esta Matrix tiene origen en las estrellas, en las rocas, en el ADN, y en la vida y en todo lo que existe.
Microscópicamente no hay nada físico, todo es vibración, todo
es efecto de la energía condensada. Vivimos en un universo lleno
de vibraciones y nuestros cuerpos son y están constituidos de esas
vibraciones de energía que emanamos constantemente. Planck ya lo aprobó, a
través de la física cuántica, que estamos todos conectados a través de nuestra
propia vibración.
Por otro lado los experimentos científicos demostraron
que nuestro ADN cambia con la
frecuencia producida por nuestros sentimientos y emociones, o sea,
las vibraciones. Esto nos muestra una nueva manera que tiene la energía de
conectarse con toda la creación. Esta poderosa energía, parece ser una red estrechamente tejida que
conecta a toda la materia y al mismo tiempo nos influencia esencialmente en
esta red de creación a través de nuestras propias vibraciones.
Los experimentos comprobaron que las frecuencias energéticas más altas que hay
son las del amor, y éstas impactan en el medio ambiente, lo hacen de manera
material produciendo transformaciones en nuestro ADN y en
nuestro medio ambiente más cercano. Esto tiene un profundo significado, y es
que poseemos mucho más poder del que imaginamos.
Desde siempre hemos oído hablar de ese poder que poseemos,
principalmente a través de la
Biblia, pero esa información nunca ha pasado al público de una manera
cercana para que el mismo ser humano se crea ese poder que tiene, sino
que ha sido abolido por la
Iglesia, ocultado por la Iglesia para hacernos más débiles y
maleables.
Todo ha cambiado
desde que descubrieron un manuscrito del Gran Código de Isaías y
otros textos esenios, como
el de Las cavernas de Qnram, en el
Mar Muerto, en el año 1946. Atribuido al profeta Isaías, parece haber
sido escrito hace más de 2000 años el texto describe todo aquello que la ciencia cuántica comenzó a
comprender sólo unos pocos años atrás, o sea, la existencia de muchos futuros posibles para cada momento de nuestras
vidas y que la mayoría de las veces escogemos
inconscientemente.
Cada uno de estos
futuros se encuentra en estado de reposo, esperando a ser despertado con
nuestras decisiones hechas en el presente. El código de Isaías describe con
precisión estas posibilidades, en un lenguaje que ahora comenzamos a entender.
Isaías describe la ciencia y a partir de la declaración del manuscrito, con
ejemplos simples y claros, Gregg Braden nos hace referencia a que existió una tecnología muy usada en los antiguos
tiempos, que fue dispersa en el siglo IV, como resultado de esa
desaparición y de la destrucción de los Libros Raros o relegados a la escuela de misterio se
perdieron en el tiempo.
Ahora después del descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto, toda la
información está reapareciendo de nuevo para la humanidad. El científico e investigador habla de una
tecnología muy simple, conocida universalmente con el nombre de la oración. Esta
oración, aplicada correctamente nos daría la posibilidad de obtener cosas
extraordinarias además de la imaginación humana que también hace su papel. Pero
claro ¿quién sabe usarla correctamente?
Los manuscritos hallados en el Mar Muerto son de una
importancia considerable para la
humanidad que está dormida. En los días de hoy, muchos viven a merced de
las fuerzas espirituales de las religiones de moda, de los movimientos New Age,
entregando el poder de su destino a manos de cualquier otro ser, menos en las
de sí mismo. El manuscrito descubierto,
explica cómo podemos escoger el futuro que deseamos experimentar a conciencia,
revelando las claves sobre nuestro papel como creadores de nuestra realidad.
Entre estas claves se encuentran las instrucciones de un modelo perdido de oración, que la ciencia cuántica le atribuye el
poder de curar nuestro propio cuerpo, traer la paz duradera, y prevenir
grandes tragedias climáticas a las cuales la humanidad se podría enfrentar en
poco tiempo.
¿En qué consiste esa tecnología de la oración y en qué se
apoya para que sea eficiente?
Gregg Braden dice que poco a poco vamos aceptando la
posibilidad de que exista un nuevo campo de energía totalmente accesible y
que nuestro ADN sea posible que se
comunique con los fotones por medio de este campo. La clave para obtener
un resultado, entre los muchos posibles ya existentes, reside en la
habilidad que tenemos para sentir que nuestra elección ya fue creada y está
pasando en este momento. Viendo la oración de este modo como un sentimiento,
nos lleva a encontrar la cualidad de pensamiento y de emoción qué produce tal
sentimiento.
A partir de esta perspectiva, nuestra oración basada en
nuestros sentimientos, deja de ser algo por obtener y se convierte en algo que
aceptar y en el resultado deseado que ya está siendo creado. En el tiempo de los esenios las palabras eran
lo más fuerte y poderoso que teníamos por ese motivo, la Iglesia y
poderes fácticos, taparon este manuscrito, para esclavizar y seguir dominando
al mundo entero. ¿Dónde están estos manuscritos? No se sabe pero recordemos esa
bella cita tan olvidada: “La verdad os hará libres”.
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