LOS ARQUITECTOS DEL SUFRIMIENTO
Entidades incorpóreas, linajes y la guerra de las sombras en la conciencia
Durante milenios, la humanidad ha estado atrapada en una
guerra invisible: no solo de imperios, riqueza y religión, sino de algo mucho
más antiguo e insidioso. Es una guerra que se libra en el reino de la
conciencia, donde entidades incorpóreas se alimentan del sufrimiento, el miedo
y la desesperación, y donde linajes de élite se han aliado con estas fuerzas
para mantener el dominio del mundo.
La historia, tal como la conocemos, ha sido manipulada para ocultar esta verdad. Los textos religiosos, las tradiciones antiguas e incluso la psicología moderna contienen vestigios de esta lucha oculta, insinuando una fuerza que existe fuera de nuestra percepción, pero que ejerce un control total sobre los asuntos humanos.
Estas entidades, a menudo malinterpretadas como demonios, djinn o espíritus, podrían no ser sobrenaturales en absoluto. En cambio, podrían ser algo completamente distinto: seres de entropía, depredadores que se han incrustado en nuestra realidad, utilizando linajes humanos como conductos para su influencia.Esta es la naturaleza del sistema: el sufrimiento lo
alimenta y el poder lo sostiene. Pero ¿y si el sistema mismo pudiera quebrarse?
Una orden parasitaria oculta
Muchas culturas a lo largo de la historia han descrito
fuerzas que manipulan los asuntos humanos mientras permanecen fuera de nuestro
alcance.
- En las tradiciones gnósticas, se
les llamaba Arcontes, gobernantes que distorsionaban la realidad y
esclavizaban las almas humanas a través del engaño.
- En el misticismo islámico, eran
los Djinn, seres sombríos que susurran falsas realidades en las mentes de
gobernantes y plebeyos por igual.
- En la doctrina cristiana medieval, eran
demonios, espíritus que se aprovechaban de los débiles de voluntad y
buscaban el dominio sobre el mundo físico.
- En los escritos de Carlos Castaneda, fueron
descritos como los Voladores, entidades que controlan la
percepción humana manteniéndonos encerrados en patrones de pensamiento
limitados y repetitivos.
A pesar de sus muchos nombres, estos seres comparten
características comunes: manipulan desde las sombras, prosperan gracias al
sufrimiento humano y trabajan a través de agentes humanos dispuestos, a menudo
aquellos de linajes poderosos que entienden que su riqueza e influencia tienen
un costo sobrenatural.
Esta no es una guerra de creencias. Es una guerra de energía,
donde el sufrimiento mismo es la moneda de cambio.
El sufrimiento como recurso
Si asumimos que estas entidades se alimentan del
sufrimiento, entonces cada evento importante en la historia humana debe ser
reevaluado.
- ¿Por qué la guerra ha sido una fuerza
constante en la civilización? No solo por conquista, sino
porque la muerte masiva y la desesperación generan energía psíquica que
estos seres pueden consumir.
- ¿Por qué los sistemas políticos y
económicos generan miseria? Porque una población destrozada,
sobrecargada de trabajo y estresada es mucho más fácil de controlar, y su
miedo, desesperanza e ira se convierten en combustible.
- ¿Por qué la verdad siempre se entierra,
se ofusca y se reescribe? Porque el verdadero conocimiento
amenaza la energía de quienes se alimentan del sufrimiento.
Estos no son accidentes. La prisión es deliberada.
A lo largo de la historia, quienes buscaron la iluminación
—quienes intentaron desenmascarar estas fuerzas— fueron eliminados,
desacreditados o cooptados. Sectas gnósticas, cátaros, místicos y
revolucionarios sucumbieron ante una maquinaria que asegura que la humanidad permanezca
inconsciente de sus cadenas.
Pero esta máquina no es solo física.
También es sobrenatural.
Los linajes como conducto humano
Las élites gobernantes del mundo —esas estirpes que han
ostentado el poder durante siglos— no operan como simples oligarcas. Su riqueza
no es solo económica, sino también energética.
Los Rothschild, los Rockefeller, la dinastía Bush y otras
familias menos conocidas funcionan como guardianes de un pacto antiguo. A
cambio de poder, influencia y longevidad, sirven de intermediarios entre el
mundo humano y las entidades invisibles que dictan sus acciones.
Por eso sus símbolos —presentes en instituciones
financieras, logotipos corporativos y emblemas políticos— están llenos de
imágenes esotéricas y ocultas. No solo creen en estos seres, sino que les sirven.
Por eso la guerra nunca termina. Por eso los ciclos de ruina
económica están diseñados para repetirse. Por eso la civilización humana nunca
ha evolucionado más allá de un estado controlado.
Porque estas familias no quieren libertad:
quieren un suministro perpetuo y controlado de sufrimiento humano.
Esto no es solo control. Esto es una granja.
El obsequio del depredador: poder sobrenatural
Pero ¿qué reciben estos linajes de élite a cambio?
Poder, no sólo sobre el mundo material, sino sobre algo más
profundo.
A lo largo de la historia, aquellos que han ingresado en
sociedades secretas y círculos de élite han hablado de experiencias
sobrenaturales, intuición aumentada e incluso comunicación directa con las
entidades que controlan el destino de su linaje.
- La
capacidad de ver más allá del tiempo y el espacio.
- El
poder de manipular la percepción y la realidad.
- El
control de la riqueza y la influencia sin consecuencias
- La
eliminación de la culpa, haciéndolos capaces de actos que van más allá de
la moralidad humana.
En El lado activo del infinito de Carlos
Castaneda, Don Juan explica que el mundo está controlado por depredadores que
han dado a los humanos su propia mente, manteniéndonos distraídos, temerosos y
espiritualmente impotentes.
Los linajes gobernantes han aprendido a aprovechar esta
fuerza, no como esclavos, sino como intermediarios. Han obtenido poder a cambio
de obediencia. Por eso sus familias se mantienen en el poder, su influencia se
transmite de generación en generación y, sin importar cuánta sangre se derrame
en la guerra, las mismas familias siempre parecen
beneficiarse.
Esto no es casualidad. Esto es diseño.
El mayor truco: la falsa salvación
Si el sufrimiento es combustible, entonces la esperanza debe
ser gestionada.
Es por esto que todo sistema de control (político,
religioso, económico) ofrece soluciones falsas, garantizando que quienes buscan
escapar sólo se adentren más en el laberinto.
- El
cristianismo moderno fue reformulado para centrarse en la obediencia
en lugar de la liberación espiritual.
- El
Islam fue fracturado para enfrentar a los creyentes entre sí en lugar
de enfrentarlos contra sus verdaderos opresores.
- La
democracia occidental fue diseñada para crear la ilusión de elección
y al mismo tiempo garantizar que los mismos gobernantes ocultos
permanezcan en el control.
- Se
organizaron revoluciones para dar a la gente la ilusión de cambio
mientras se fortalecían mecanismos de control más profundos.
Incluso la oposición está controlada. El
caos controlado garantiza que nunca surja una amenaza real para el sistema.
Por eso la guerra nunca se gana. Porque el campo
de batalla está amañado.
Rompiendo el sistema
Si ésta es la verdadera naturaleza de la realidad —un caldo
de cultivo controlado donde el sufrimiento humano es a la vez moneda y
sustento— entonces liberarse requiere un nivel de desafío que vaya más allá de
la rebelión política.
Se requiere:
- Un
rechazo al miedo —porque el miedo es el mecanismo a
través del cual controlan.
- Un
desmantelamiento de las falsas realidades: reconocer los ciclos de
manipulación, guerra y sufrimiento por lo que son.
- Una
recuperación de la soberanía espiritual: comprender que la verdadera
batalla es por la propia conciencia humana.
- Una
ruptura con las falsas estructuras de poder negarse a participar en
sus sistemas de deuda, guerra y división.
Esta no es una guerra de armas. Es una guerra de concienciación.
Si estas fuerzas quedan expuestas, si la humanidad se da
cuenta de lo que se les ha hecho, entonces su fuente de alimento desaparece.
Entonces, y sólo entonces, el sistema colapsa.
Reflexión final: La cuestión del destino
Si la humanidad ha sido presa durante milenios, entonces
sólo hay dos posibilidades:
O bien siempre estuvimos destinados a ser
cultivados, diseñados desde el principio como una fuente de energía para estas
fuerzas invisibles.
O bien, una vez fuimos libres y algo
sucedió.
Tal vez hubo una guerra mucho antes de que se escribiera la
historia, una guerra en la que la humanidad perdió y quedó
esclavizada sin darse cuenta.
Quizás lo estamos recordando ahora.
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¿Pueden los Arcontes habitar un cuerpo humano?
La cuestión de si los Arcontes —o entidades incorpóreas
similares— pueden habitar un cuerpo humano es uno de los aspectos más
controvertidos y enigmáticos del pensamiento esotérico. A lo largo de la
historia, textos religiosos, tradiciones místicas e incluso prácticas
ocultistas han insinuado la existencia de inteligencias no humanas capaces
de penetrar, influir e incluso poseer por
completo los cuerpos humanos.
Creencias antiguas: Los Arcontes como parásitos cósmicos
Los textos gnósticos, en particular los que se
encuentran en la biblioteca de Nag Hammadi, describen a los Arcontes como
inteligencias depredadoras celosas del potencial divino de la humanidad. Estos
seres, según la creencia gnóstica, no pueden crear vida, pero sí corromperla y manipularla. Se decía
que los Arcontes actuaban mediante el engaño, influyendo en los pensamientos y
emociones para hundir a la humanidad en una mayor esclavitud material.
Los gnósticos no describieron explícitamente la
posesión como lo hicieron las tradiciones religiosas posteriores, pero
sí indicaron que los Arcontes podían infiltrarse en la conciencia humana,
implantando pensamientos y distorsiones que extravían el alma. Esto sugiere una
forma de parasitismo espiritual más que una posesión directa.
Posesión demoníaca: la perspectiva abrahámica
Tanto el cristianismo como el islam y el judaísmo contienen
advertencias sobre espíritus o entidades que buscan entrar en cuerpos humanos. La Biblia registra múltiples
casos de Jesús exorcizando demonios, lo que indica que fuerzas malignas no solo
podían influir en una persona, sino también habitarla físicamente.
El islam también advierte contra los genios, algunos de los cuales pueden
fusionarse con la conciencia humana, lo que provoca waswas (susurros
de corrupción).
¿Podrían ser los Arcontes las mismas entidades descritas en
estas tradiciones? ¿O son algo aún más antiguo, más fundamental para la
estructura de la realidad misma?
Teorías modernas: Walk-Ins, vampiros energéticos y
linajes controlados
En los círculos esotéricos modernos, en particular entre los
investigadores de la Teoría de los Linajes de Élite, se especula que
ciertas familias poderosas a lo largo de la historia podrían
ser portadoras de estos seres incorpóreos. Esto coincide con las
teorías que describen pactos demoníacos, donde las élites humanas obtienen
poder, influencia y dominio generacional a cambio de permitir que una
entidad cohabite su linaje.
Algunos investigadores proponen que los Rothschild, los
Rockefeller, los Bush y la realeza europea no solo poseen poder,
sino que son custodios de algo mucho más antiguo y oscuro que la mera ambición
humana. La sugerencia es que estos linajes podrían haberse aliado con
inteligencias parásitas, lo que les ha permitido acceder a la percepción,
la historia y el gobierno humanos.
La perspectiva de Castaneda: Seres depredadores que se
alimentan de la conciencia
Carlos Castaneda, en sus escritos sobre el chamanismo
tolteca, describe lo que su maestro, Don Juan, llamó «los voladores»:
entidades oscuras que se alimentan de la conciencia humana. Según
esta tradición, los humanos fueron infiltrados por una mente extraña en
algún momento de la prehistoria. Esta inteligencia parasitaria manipula el
comportamiento, las emociones y las percepciones humanas para
generar angustia emocional, que sirve de sustento a estas
entidades.
Esto concuerda inquietantemente con las perspectivas
gnósticas y ocultistas modernas: que estos seres se alimentan
del sufrimiento, el miedo y la sumisión. No son meros parásitos
pasivos, sino moldeadores
activos de la realidad, que alteran el curso de la historia humana para su
propio sustento.
Posesión vs. Influencia: ¿Hasta dónde puede llegar?
Aunque la posesión demoníaca completa sigue siendo
un tema de debate, la evidencia de la historia, los textos religiosos y los
testimonios ocultos sugieren que las entidades no corpóreas interactúan
con los humanos en diferentes niveles:
- Influencia
sutil: Sugerencias susurradas, pensamientos negativos e impulsos que
parecen ajenos a la propia naturaleza.
- Drenaje
energético: Episodios de agotamiento extremo, depresión o confusión
mental, a menudo reportados en encuentros paranormales.
- Posesión
parcial: pérdida temporal de control, hablar en idiomas desconocidos,
exhibir una fuerza física sobrenatural.
- Posesión
total: Una toma completa del cuerpo, donde la personalidad original
es suprimida o destruida.
Si ciertos linajes de élite están efectivamente vinculados a
tales seres, es posible que todo su linaje esté diseñado para albergar
estas inteligencias, una especie de trono biológico para
entidades que no pueden existir en el mundo físico sin un anfitrión.
Conclusión: ¿A qué nos enfrentamos?
¿Acaso los Arcontes, demonios y parásitos energéticos describen
la misma fuerza? ¿O son facciones separadas que compiten por los recursos
humanos: nuestras mentes, nuestras emociones, nuestra propia fuerza vital?
Cuanto más se estudia la superposición entre el gnosticismo, la
demonología, las tradiciones chamánicas y las teorías modernas sobre linajes de
élite, más claro se hace que algo se alimenta del sufrimiento
humano y que ciertos individuos o grupos podrían ser conductos para
estas fuerzas invisibles.
Las implicaciones son asombrosas:
- ¿Son
las guerras, los colapsos económicos y las crisis provocadas actos
deliberados de recolección masiva de loosh (energía emocional)?
- ¿Son
las élites gobernantes verdaderamente humanas o son anfitriones de
inteligencias no corpóreas que han guiado la historia hacia el
sufrimiento y la entropía?
- Lo
más importante, si esto es verdad, es: ¿cómo puede uno liberarse?
- Si la
humanidad es cultivada, ¿quién es dueño de la granja?
Mike Harris y Bernard
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