3.12.14

O practicamos el decir NO o nos vamos a la esclavitud de cabeza.

CUANDO DIGO "NO"... no me siento culpable 

¡Me siento consciente!

Creo que todos los análisis e informes ya están hechos. Que ya no es tiempo de más de lo mismo. Por lo menos, ya no para la minoría (creciente, eso sí) de quienes sentimos la responsabilidad de provocar una revolución de la conciencia. Un romper la Matrix desde dentro de nosotros mismos…

Por fin, hemos introducido en la ecuación un factor clave al que no le habíamos dado lo suficiente atención: las formas múltiples y astutas en las que actúa nuestra naturaleza dual: nuestro idealismo por un lado, y la pesadez de nuestra inercia tirando en dirección opuesta. O sea, nuestro ángel y nuestro demonio.

A partir de esta comprensión solo queda pasar a la acción. y hacer saber al demonio que no vamos a flaquear. Para eso, lo mejor es dar el primer paso, el que más cuesta, como veíamos en el post anterior.


Veíamos cuánto nos cuesta dar ese primer paso en una dirección determinada, incluso a partir de que ya hemos tomado una decisión. En el primero radica la clave, porque el siguiente ya cuesta menos…


Por eso, la imagen de la huella de un pie desnudo la voy a seguir utilizando como símbolo de un paso. De una acción concreta en pos de un objetivo previamente definido con claridad. Romper automatismos: el uso del NO en la vida cotidiana

En este post me voy a centrar en la observación de otro aspecto de nuestra naturaleza que nos lo pone difícil: lo problemático que nos resulta decir NO.
Y es que, desde pequeños, la esencia de nuestra educación se ha centrado en enseñarnos a obedecer. O sea, a decir sí. De lo contrario, los Reyes Magos nos traían carbón. Una compra de voluntades en toda regla.
Pero observada esa actitud inconsciente que nos impulsa a la obediencia, ya podemos centrar la atención en el gran descubrimiento de que podemos decir NO.
Por cierto, no hay ningún niño en el mundo que no sepa, desde muy pronto, decir NO. El problema viene luego, cuando ya hemos pasado las sucesivas fases de la domesticación. 
Así, o aprendemos y practicamos el decir NO, NO, NO y NO
O nos vamos a la esclavitud de cabeza. 
Así de clarito lo veo yo, y cualquiera que tenga el tiempo y las ganas suficientes para mirar lo que le rodea.
Por eso ya llevo un tiempo practicando NOES.
Hace muchos años que NO veo la televisión. NO leo la prensa del SISTEMA.
He dicho NO a la macrocorporación que me suministraba la energía eléctrica y me he hecho socia de GOIENER una cooperativa de generación y consumo de energías renovables, gracias a que otros se dieron cuenta, hace tiempo, de la tendencia y decidieron asociarse para decir NO a las eléctricas todos juntos. Por ello empezaron a crear su Nueva Realidad, a la que pusieron el nombre de Goiener.
Lo mismo pasó con la banca, y en este momento FIARE la banca ética popular – de la que también me hice socia-, después de muchos años de incubación y de depender de la Banca Ética Poppolare italiana, empieza a dar sus primeros pasos, y ya es posible abrir cartillas, domiciliar recibos o contratar depósitos.
Estos son algunos de los NOES que he ido diciendo durante los últimos años, para no seguir haciendo más de lo mismo.
Otro NO se lo dije a uno de los bancos con los que opero, cuando hace un par de meses me llamó por teléfono para informarme de que, en cumplimiento de la Ley 10/2010 de Prevención del Blanqueo de Capitales y de la Financiación del Terrorismo, me debían realizar unas preguntas sobre la procedencia de mi dinero… 
Una conversación que, por supuesto, había comenzado informándome de que, por mi seguridad, la conversación estaba siendo grabada. 
Este es precisamente el banco en el que tengo domiciliada la nómina. La llamada me produjo risa y estupor a partes iguales, al punto que llegué a preguntar si no se trataría de una grabación para un programa de cámara oculta.

Hace dos días vi el video de Jaigar que incluyo en este post ¡Que firme ahí tu padre!, y ¡oh, casualidad!, ya he tenido dos oportunidades de poner en práctica su iniciativa. Y ambas coronadas con éxito. 
La primera ayer, en una de las entidades bancarias con las que, de momento, sigo teniendo la necesidad de operar (mientras voy viendo cómo puedo crear una nueva realidad). 
La segunda hoy, en Correos, para recoger un sobre certificado. Primero, me han hecho firmar y poner el DNI en un papel. Después, me pedían que firmara en el escáner. He respondido que quería firmar en papel, la empleada me ha dicho que “mejor” firmara en la pantalla, he insistido en que para mí era “mejor firmar en papel”, ella ha vuelto a insistir en que “mejor” firmar en la pantalla, y que “ya hasta los bancos lo hacen”, yo he vuelto a insistir de nuevo en que prefería firmar en papel… y por fin, ella ¡se ha rendido!, diciendo: “no hace falta la firma”. Momento en el cual yo he cogido mi sobre y me he marchado (muy contenta, todo hay que decirlo)

Que firme ahí tu padre
Campaña contra la firma en escáner digital


VER EL VIDEO
No permitas que te hagan firmar en ese escáner digitalizador de firmas, 
no te dan garantía alguna y si alguien la usa en un documento 
es como si tú lo hubieras firmado.

 
NIÉGATE y CAMBIA de BANCO. 
Y MENOS AÚN FIRMES EN EL SUPERMERCADO, ES EL COLMO!!!

¡Que firme ahí tu padre! 


YA ESTÁ BIEN DE ABUSOS. 

NO

Hugo Finkelstein 

NO es no y hay una sola manera de decirlo.
NO.
Sin admiración, ni interrogantes, ni puntos suspensivos.
NO, se dice de una sola manera.
Es corto, rápido, monocorde, sobrio, escueto.
NO.
Se dice una sola vez, NO.
Con la misma entonación, NO.
Como un disco rayado, NO.
Un NO que necesita de una larga caminata o una reflexión en el jardín, no es NO.
Un NO que necesita explicaciones y justificaciones no es NO.
No, tiene la brevedad de un segundo.
Es un NO para el otro, porque ya fue para uno mismo.
NO es NO, aquí y muy lejos de aquí.
NO, no deja puertas abiertas ni entrampa con esperanzas, ni puede dejar de ser NO, aunque el otro y el mundo se pongan patas para arriba.
NO es el último acto de dignidad.
NO es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes. 
NO, no se dice por carta, ni se dice con silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, ni mirando hacia otro lado, ni con símbolos devueltos; 

ni con pena y menos aún con satisfacción.
NO es NO, porque NO.
Cuando el NO es NO, se mira a los ojos y el NO se descuelga naturalmente de los labios.
La voz del NO, no es trémula ni vacilante, ni agresiva, no deja duda alguna.
Ese NO, no es una negación del pasado, es una corrección del futuro.
Y sólo quien sabe decir NO puede decir Sí.

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