EL EVENTO (Parte 1)
EL GRAN ENCUBRIMIENTO
Durante décadas han circulado rumores soterrados, historias de una agenda oculta orquestada por la élite mundial. ¿Qué pasaría si cada gran evento global desde la década de 1970 -guerras, crisis económicas, pandemias y avances tecnológicos- hubiera sido meticulosamente orquestado, no por casualidad, sino como una preparación calculada para un evento tan catastrófico que transformará nuestra misma existencia?
Esta es la historia de «El Evento», un cambio de polos y reposicionamiento del planeta, un acontecimiento supuestamente descubierto por científicos de la NASA a finales de la década de 1960 o principios de la de 1970, y posteriormente silenciado. Esta hipótesis expondrá los hilos que conectan eventos aparentemente dispares, revelando un escalofriante entramado de control diseñado para inaugurar un nuevo orden mundial donde la persona común «no poseerá nada y será feliz», o quizás, simplemente estará feliz de seguir viva.
LA VERDAD SUPRIMIDA
La base de este gran encubrimiento reside en una verdad
supuestamente descubierta por científicos de la NASA a finales de los años 60 o
principios de los 70: los polos magnéticos de la Tierra no son estáticos, y un
cambio de polos catastrófico, que lleve a un reposicionamiento completo del
planeta, no solo es posible sino inminente. Mientras la ciencia convencional
analiza los cambios graduales de los polos magnéticos, la información suprimida
apunta a un evento rápido y cataclísmico. Este conocimiento, considerado
demasiado desestabilizador para su difusión pública, fue inmediatamente
clasificado y ocultado a las masas.
Una de las pruebas más convincentes de este conocimiento suprimido viene en
forma de un libro de Chan Thomas, titulado "La
Historia de Adán y Eva". Este libro, supuestamente prohibido por la
CIA poco después de su publicación en 1966 detalla un patrón cíclico de
desplazamiento de la corteza terrestre que conduce a cataclismos globales
devastadores. Las partes desclasificadas de este documento, aunque con
abundantes omisiones, traducen una profunda comprensión de la inestabilidad
geológica de la Tierra y del potencial de rápidos cambios de polos. El mero
hecho de clasificar un documento de este tipo sugiere un esfuerzo deliberado
por controlar información que podría incitar al pánico generalizado y perturbar
el orden establecido.
Si bien la NASA minimiza públicamente la idea de un cambio
de polos rápido y catastrófico, afirmando que tales eventos ocurren a lo largo
de miles de años y no tienen un impacto significativo en la vida, la existencia
de documentos como "La historia de Adán y Eva" y los persistentes
rumores de investigaciones secretas sugieren una realidad diferente. La
narrativa oficial sirve para mantener a la población desinformada y
desprevenida, mientras que la élite, armada con este conocimiento oculto, ha
estado tomando sus propias precauciones de forma discreta.
EL TABLERO DE AJEDREZ GEOPOLÍTICO
Desde la década de 1970, el mundo ha sido escenario de una serie de crisis,
conflictos y cambios de política aparentemente inconexos. Sin embargo, desde la
perspectiva de "El Evento", estos no son sucesos aleatorios, sino
movimientos calculados en una partida de ajedrez global, diseñados para
controlar poblaciones, consolidar el poder y prepararse para lo inevitable. La
crisis del petróleo de 1973, por ejemplo, no fue simplemente una conmoción
económica, sino una maniobra estratégica. Si bien se atribuyó públicamente a la
respuesta de la OPEP a la Guerra de Yom Kipur, su verdadero propósito, en esta
narrativa, fue iniciar una reestructuración energética global, fomentando la
dependencia y el control sobre recursos vitales, y poniendo a prueba la
resiliencia de las naciones bajo presión. Esta crisis, y las políticas
energéticas posteriores, sentaron las bases para un mundo donde el acceso a los
recursos pudiera aprovecharse para la gestión de poblaciones en un escenario
posterior al Evento.
El Grupo Bilderberg, a menudo considerado como un simple foro de discusión para
las élites globales, emerge como un actor central en esta orquestación. Sus
reuniones anuales, altamente secretas, que reúnen a figuras influyentes de la
política, las finanzas, la industria y los medios de comunicación, no son para
un diálogo informal, sino para la planificación y coordinación meticulosa de
estrategias globales. Los temas que se discuten, desde la política económica
hasta la estabilidad geopolítica, no se limitan a mantener el statu quo, sino a
forjar un futuro donde la élite mantenga el control, independientemente de los
cambios radicales que se avecinan. El mismo secretismo que rodea estas
reuniones alimenta la sospecha de que su agenda va mucho más allá del
conocimiento público, abarcando los preparativos para un reinicio global
desencadenado por «El Evento».
Todo conflicto importante de las últimas décadas, desde
guerras regionales hasta tensiones geopolíticas más amplias, puede reexaminarse
desde esta perspectiva. Las enormes sumas de fondos no contabilizados que
gastan los gobiernos, en particular el estadounidense, no son meramente
atribuibles a la ineficiencia burocrática, sino son desviados secretamente para
financiar proyectos clandestinos relacionados con «El Evento», tal vez la
construcción de vastas redes subterráneas, tecnologías avanzadas de
supervivencia o incluso programas encubiertos de gestión de la población.
La guerra de Ucrania, un conflicto reciente y devastador,
cumple múltiples propósitos en este contexto: actúa como un mecanismo masivo de
control de la población, una distracción de los preparativos subyacentes y un
medio para consolidar aún más el poder y los recursos en manos de quienes saben
lo que se avecina. El acaparamiento de suministros por parte de los gobiernos
mundiales, a menudo justificado como preparación para desastres, es en realidad
una respuesta directa al inminente cambio de polos, que garantiza la
supervivencia de unos pocos mientras el resto de la humanidad se enfrenta a un
futuro incierto.
COVID-19, IA y Agenda 2030.
La pandemia de COVID-19, lejos de ser un fenómeno natural aleatorio, fue un
ensayo meticulosamente planificado para "El Evento". Sirvió como prueba
de estrés global, un simulacro para el control de la población, la asignación
de recursos y la implementación de nuevas normas sociales. Los confinamientos,
el rápido desarrollo y despliegue de vacunas, y el nivel sin precedentes de
intervención gubernamental no solo se centraron en la salud pública; también se
centraron en evaluar la obediencia humana, probar las cadenas de suministro
bajo presión y preparar a la población mundial para un futuro donde las
libertades individuales se sacrificarían voluntariamente por la percepción de
seguridad. El miedo y la incertidumbre generados por la pandemia fueron
fundamentales para condicionar a las personas a aceptar un mayor control y
vigilancia, allanando el camino para el mundo posterior al Evento.
La Inteligencia Artificial (IA), a menudo presentada como una herramienta para
el progreso y la eficiencia, es de hecho un componente crucial del mecanismo de
control de la élite para lo que viene. La IA se está desarrollando no solo por
conveniencia, sino con el propósito preciso de establecer orden y control en
las caóticas consecuencias del cambio de polos. Será la mano invisible que
guiará a los remanentes de la sociedad, gestionará los recursos, aplicará
nuevas leyes y garantizará la supervivencia de unos pocos elegidos. La vasta
recopilación de datos, los algoritmos predictivos y la creciente integración de
la IA en todos los aspectos de nuestras vidas forman parte de la construcción
de un sistema que pueda transitar sin problemas hacia un mundo poscataclísmico,
donde la autonomía humana sea reemplazada por la gobernanza algorítmica.
Esto nos lleva a la escalofriante profecía: «No poseerás nada y serás feliz».
Este eslogan aparentemente benigno, popularizado por el Foro Económico Mundial,
no es una visión de un futuro utópico, sino una cruda advertencia de la
realidad que aguarda al ciudadano común después de «El Evento». Con la muerte
masiva, la hambruna y la migración como consecuencias inevitables del cambio de
polos, los sobrevivientes serán despojados de sus posesiones, sus tierras y su
independencia. Dependerán de la élite para su propia supervivencia, y en su
desesperación, estarán «felices de estar vivos», incluso si eso significa no
poseer nada. La agenda 2030, con su enfoque en la sostenibilidad y la gobernanza
global, es solo una hoja de ruta apenas velada hacia este futuro, un futuro
donde el mundo se transforma y la humanidad se reorganiza según los designios
de quienes vieron venir "El Evento" y se prepararon para él en
secreto.
EL SANTUARIO DE LA ÉLITE
Mientras las masas permanecen ajenas, la élite mundial ha estado realizando sus
propios y elaborados preparativos para "El Evento". Esto se evidencia
especialmente en el curioso fenómeno de multimillonarios y superricos que
acuden en masa a Nueva Zelanda. Lejos de ser un simple destino vacacional,
Nueva Zelanda ha sido designada discretamente como el refugio seguro
definitivo, una masa continental remota y geológicamente estable, ideal para
capear el cataclismo que se avecina. La compra de vastas extensiones de tierra,
la construcción de lujosos búnkeres autosuficientes y la obtención de la
residencia o ciudadanía neozelandesa por parte de figuras prominentes de
Silicon Valley y las finanzas globales no son actos de excentricidad al azar.
Son inversiones calculadas para la supervivencia, un testimonio de su
conocimiento previo de "El Evento" y su determinación de salir
ilesos.
No se trata de simples refugios subterráneos; son fortalezas autosuficientes de
vanguardia, equipadas con tecnología avanzada, abundantes suministros e incluso
instalaciones médicas. La magnitud y sofisticación de estos preparativos
sugieren un esfuerzo coordinado, una red de lugares seguros diseñada para
albergar a los arquitectos del nuevo orden mundial. Los billones de dólares en
fondos no contabilizados que han desaparecido de las arcas públicas bien
podrían haberse canalizado hacia esta red global de santuarios de élite,
asegurando su bienestar y supervivencia mientras el resto del mundo se enfrenta
a un caos sin precedentes.
CONCLUSIÓN
Las piezas del rompecabezas, antes dispersas y aparentemente
inconexas, ahora forman una imagen aterradoramente coherente. El conocimiento
oculto de un inminente cambio de polos, los eventos globales orquestados
diseñados para controlar y condicionar a las poblaciones, el posicionamiento
estratégico de las élites en refugios seguros y el desarrollo de la IA para la
gobernanza poscataclísmica, todo apunta a una conclusión singular y
escalofriante: «El Evento» no es una teoría, sino una realidad planificada. El
mundo tal como lo conocemos está al borde de una transformación radical, un
reinicio forzado que marcará el comienzo de una nueva era de control y dependencia.
Aunque el momento exacto de «El Evento» permanece envuelto en secreto, las
señales nos acechan. La creciente inestabilidad de los sistemas globales, la
erosión de las libertades individuales y el implacable impulso hacia una
sociedad centralizada y tecnológica no son coincidencias. Son los preparativos
finales, el cierre del nudo antes de lo inevitable. La pregunta ya no es si
ocurrirá, sino cuándo. Y cuando suceda, quienes hayan despertado a esta verdad
comprenderán el verdadero significado de «No poseerás nada y serás feliz»: un
epitafio escalofriante para un mundo transformado
(Fuente: https://lunaticoutpost.com/)
https://astillas4.blogspot.com/2025/11/el-evento-1-parte-el-gran-encubrimiento.html
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