4.6.18

Nuestra condición es mantenida por tener “algo” de lo que “ellos” carecen

EL UNIVERSO-PRISIÓN                                                                    

Basado, tal vez, en conceptos gnósticos y especulaciones alrededor de los relatos bíblicos han surgido, últimamente, varias corrientes de pensamiento que nos identifican como espíritus increados prisioneros en un universo material. Yo mismo he escrito largo y tendido sobre el particular y como he dicho muchas veces, mis reflexiones continúan pues prefiero no quedarme aferrado a una creencia para toda la vida.
Cada quien explica según sus creencias. Los gnósticos, al deplorar a la materia, condenan al dios que creo el universo, pero las cosas pueden verse de otra forma.
Yaldabaoth corresponde a un relato gnóstico que lo interpreta como un engendro que es, luego, asociado a Yahve, Enlil, etc.
La idea de Demiurgo se origina en la filosofía platónica y neoplatónica. Demiurgo es sinónimo de “hacedor” o “artesano” y se lo asocia a la creación del universo visible (y también, a Yaldabaoth).
En cuanto a Yahve, Jehova, Adonay, etc. es un personaje bíblico, un dios o demonio tribal que alentaba al pueblo judío a ponerse por encima de todos los demás habitantes de la tierra, así se ve en la Biblia, pero en la Kabalah puede ser asociado al Creador.
El Padre Creador de Yahshuah (Jesus) seria el Uno o la conjunción de Uno y Demiurgo. Aplicarle cualidades negativas al Demiurgo por haber creado el universo es un poco osado, pues nada esta fuera del plan original.

Para la teosofía, Uno (1) es el creador, Dos (2) es Lo Creado, pero, ambos, son precedidos por Cero (0) lo increado.
Aún así, Uno (1) guarda todas las características de Cero (0), pero Dos (2) como reflejo opuesto, tiene las características opuestas (Uno y Demiurgo). Dos es uno más uno (uno y su sí mismo)
Vemos al Uno como bueno y al Demiurgo como malo, pero no es tan así, bueno y malo aún no han sido definidos. Uno y Demiurgo son conciencia original y su reflejo, sin cualidades negativas o positivas, pues, ambos, tienen todas las cualidades inherentes a ellos.
Pero, entonces, Demiurgo, como reflejo, es el universo tangible, en tanto que Uno, como origen del reflejo, es el universo intangible o espiritual.
Demiurgo emana siempre del Uno, aquí sí, si lo equiparamos con las teorías científicas, podemos relacionarlos –peligrosamente- con materia y anti-materia respectivamente.
Demiurgo, como contrapartida del Uno, tiene la capacidad de la diversificación, como tal, es la madre de las diez mil cosas, cosas que por tener su origen en el Dos (2) serán duales.
[Fragmentos de mi libro On’Yomi, de próxima publicación)
VACUIDAD
El concepto budista de vacuidad (sunyata) que engloba a los dos aspectos de la vida
Si somos espíritus increados y de la misma categoría que el Cero que precede a la creación, difícilmente estaríamos aquí sin haber dado nuestro consentimiento.
Si somos “creaturas” creadas por algún dios caprichoso, estamos a merced de él y pereceremos definitivamente en algún momento de la existencia cíclica.
Pero sucede que, al pensar que somos espíritus increados prisioneros se genera en nosotros, en vida, una gran desazón que hace que enfrentar la cosa cotidiana requiera de un gran esfuerzo de voluntad. Sería algo similar a estar convictos de por vida en una prisión y tener que trabajar todos los días para que nos den comida y no nos maltraten, pero sin ningún futuro. El mal humor es inevitable.
Diferente es creer que esta experiencia en el mundo material fue emprendida por nosotros mismos como desafío o para probar la consciencia en contacto con dimensiones de alta densidad.
Si todo está compuesto de los mismos principios, lo que llamamos materia es una expresión de ellos, por lo tanto no podemos estar fuera de la ley básica universal que emana del Uno.
Si somos de la misma naturaleza del cero increado, nosotros mismos generamos este universo material, con la proyección de nuestra consciencia.
¿Han intervenido los extraterrestres en nuestra historia?¿Continúan haciéndolo?
Sin embargo, hay un episodio que puede ser real y es que la intervención de seres extraterrestres o dioses, haya generado una deformación del entorno que lo separa, temporalmente, de la idea original de la creación.
Y que en ese quiebre hayamos quedado en inferioridad de condiciones, de manera tal que nuestro espíritu lumínico, alimentado eternamente por el sol central de la galaxia, este siendo devorado por seres que, por alguna razón desconocida, carecen de esa unión con ese sol.
Suena extraño, lo sé. Pero lo que no es extraño es que nuestra condición en la tierra es mantenida porque tenemos “algo” de lo que “ellos” carecen.
Esto ha creado una “elite” que gobierna ocultamente, manteniéndonos dormidos, dentro de lo que les sea posible. Esto no es nuevo, se habla constantemente de ello.
Pero es muy diferente saber que el problema es exclusivo de la tierra y alguna zona aledaña (tal vez el sistema solar) a creer que todo el universo está contaminado por la oscuridad.
Sabiendo que nosotros somos, primariamente, el origen de todo y que el sol galáctico nos alimenta a través de nuestro sol, además de comprender que el elemento de sometimiento que se nos impuso es una venda sobre la consciencia original, formada de creencias, conceptos, memorias, apariencias y todo lo que compone el ego, nuestro trabajo no debiera basarse en “odiar” a la creación, sino en quitarnos la venda.
Y esto es un trabajo de limpieza donde dejamos de aferrarnos a cosas por reconocer que son perecederas e ilusorias, lo cual, al mismo tiempo, debiera liberar en nosotros nuestra bondad original.
Somos eternos y este lapso de “existencia ilusoria” es un instante en la vida infinita del todo. “Ellos” lo alargan para permanecer, porque se saben condenados a la disolución.
La visualización creativa, impulsada por nuestra firme intención debiera abrirnos los caminos hacia una existencia grata en este mundo material.
Hacer esa limpieza de la que hablo, más ejercitar la proyección de nuestra intención hacia objetivos concretos que nos beneficien sería la descripción de nuestro trabajo aquí.
Cuando hablo de ejercitar la proyección de la intención me refiero a visualizar lo que queremos del universo con la certeza de que se va a realizar. Y no parar de actuar hasta conseguirlo.
No tienen que ser objetivos como “la paz mundial”, sino cosas que nosotros deseamos y necesitamos, como vivir en el campo, o reunir suficiente dinero para no tener que trabajar. Si alguien me hubiera enseñado esto de joven, hoy mi vida sería muy diferente. Sin saberlo, lo apliqué a mi práctica de artes marciales (con éxito), pero obvié la parte de la recompensa material por haber sido, erróneamente, educado en el rechazo a lo material… desapego no es rechazo.
En el futuro trataré de tomar esta experiencia actual como lo que es, un viaje a la tierra de la materia densa y una práctica de proyección de mi voluntad en un sitio donde no controlo el factor tiempo. No perderé el tiempo odiando a Dios o a los cypayos del Señor del Mundo, ellos tienen sus días contados…

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