VIDA, LIBERTAD Y CONCIENCIA
El cuento del tigre y las ovejas
Había una vez una tigresa preñada que estaba
buscando alimento. Vio un rebaño de ovejas y se abalanzó sobre ellas. Dio
cuenta de una, pero a raíz del esfuerzo en su estado de gravidez,
murió mientras daba a luz. El
cachorro de tigre nació huérfano, en medio del rebaño de ovejas. Sin saber su
verdadera identidad, el tigrecito se unió al rebaño y aprendió
a caminar, comer y balar como las ovejas. El cachorro también aprendió a
sentirse víctima, a lamentarse, a echarles la culpa a los demás por sus
penurias, tal como lo hacen las ovejas.
Un día, otro tigre que andaba por la región
se encontró con esta escena ridícula: un cachorro de su especie caminando,
comiendo y balando como una oveja. Con un gran rugido, el tigre corrió hacia el
lugar de pastura, desparramando a las ovejas. El tigre adulto tornó al
cachorro, lo arrastró hacia un estanque y lo forzó a mirar su reflejo en el
agua mientras le decía: “¡Mira!,
no eres una oveja, eres como yo, eres un tigre. Eres un tigre y tienes la
fuerza, el coraje, la libertad y la majestad del tigre. Eres responsable de tu
destino; eres el cazador, no la presa”.
Entonces, el tigre dio
un rugido inmenso y glorioso. Esto aterrorizó y excitó al cachorro. El tigre le
dijo entonces: “¡Ahora, ruge tú!”. Los primeros intentos del cachorro fueron
patéticos, a medio camino entre un balido y un chillido. Pero pronto, bajo la tutela del tigre
adulto, el cachorro desarrolló su verdadera naturaleza y aprendió a rugir; a
rugir como el protagonista de su vida.
Recordando nuestra verdadera naturaleza
La descomposición social que observamos a nuestro
alrededor augura una fase de profunda regeneración. La esencia de tal
regeneración está constituida por la comprensión de un factor: la toma de
conciencia por parte de un número creciente de individuos de su verdadera
naturaleza.
Al igual que el tigre del cuento, los seres
humanos estamos necesitados de rememorar nuestra verdadera naturaleza.
Necesitamos reflejarnos unos a otros, recordándonos quiénes somos de verdad.
Estamos viendo cómo nuestra sociedad se está
poniendo en pie. Estamos viendo cómo, poco a poco, desde todos los ámbitos,
están surgiendo voces aisladas que dicen en voz alta lo que es necesario
recordar. Economistas, periodistas, campesinos, políticos, personas del mundo
de las finanzas, artistas, médicos, empresarios, chamanes, científicos,
filósofos, sociólogos, maestros, policías, militares, religiosos… hacen oír sus
rugidos de tigre…
La sumisión, la pasividad, la desesperanza, el
individualismo, están siendo sustituidos, poco a poco, por la toma de
conciencia, la rebeldía, la creatividad, el grito de alerta, la toma de
posición, la búsqueda de soluciones, la insumisión…
Por eso es importantísimo poner un altavoz a los que
hacen análisis procedentes, a los que se atreven a decir lo que todo el mundo
sabe que hay que decir, a los que muestran una vía por donde avanzar, a los que
se atreven a intentarlo, asumiendo el riesgo de ser criticados, de fracasar… si
fuese necesario, porque solo intentando nuevas vías es posible también el
triunfo, el cambio, la regeneración
Aquí va una conferencia de Fredy Kofman,
titulada Vida, Libertad y Conciencia,
que él articula, precisamente, alrededor del cuento del tigre y las ovejas. Sencilla, amena, y muy
esclarecedora, para ayudar a las personas a entender nuestra verdadera
naturaleza, y el camino a recorrer para dejar de ser una víctima de las
circunstancias (una oveja) y convertirse en quien de verdad somos: seres con
capacidad de tomar decisiones y de generar las propias circunstancias (tigres)
También una entrevista a Fredy Kofman
“La crisis es una crisis de conciencia”
Hace décadas que se sabe que el crecimiento
económico impulsado por los denominados países desarrollados se sustenta
gracias a “la insatisfacción de la sociedad” y a “la destrucción del medio
ambiente”. También se tiene la certeza de que dicho crecimiento se está
promoviendo de forma “inconsciente, irresponsable y totalmente insostenible”.
De ahí que “si no se produce algún cambio revolucionario en la manera de
gestionar el mundo, se prevé que tarde o temprano el sistema de mercado termine
estallando”.
Al menos así lo piensan visionarios como Fredy Kofman (Buenos Aires, 1960),
cofundador y presidente de la consultora internacional Axialent, especializada
en liderazgo, aprendizaje y cambio organizacional. Autor de los best sellers Metamanagement (Granica) y La empresa consciente (Aguilar), lleva más de 20 años trabajando
en propuestas alternativas que permitan incorporar la conciencia, la
responsabilidad y la sostenibilidad en la estrategia de las grandes
corporaciones.
Pregunta. ¿Cuáles son las causas de la crisis financiera?
Respuesta. La crisis financiera
es, ante todo, una crisis de conciencia de la humanidad en general y de los
gobernantes públicos, financieros y empresariales de los países desarrollados
en particular.
P. ¿Inconsciencia?
R. Llamamos inconsciencia a una
conciencia parcial, orientada al corto plazo, que ciega a las personas, a las
organizaciones y a los Estados, impidiéndoles ver las consecuencias que tiene
su forma de pensar, de hacer y de vivir en el medio y largo plazo. Es como
cuando comemos demasiado para saciar nuestra infinita necesidad de placer del
momento; al día siguiente padecemos una indigestión. Económicamente, nos hemos
indigestado de créditos, de gastos y de ilusiones de consumo que parecían no
tener límite.
P. Y eso que el planeta va enviando sus propias señales…
R. Sí, pero esta conducta
inconsciente ha estado siempre refrendada por la promesa implícita de los
Gobiernos y las autoridades financieras de que si algo salía mal lo
resolverían. Eso es lo que están haciendo: inyectando miles de millones para
tapar el enorme agujero creado por los bancos. Con esta medida se atacan los
efectos de nuestra inconsciencia, pero no sus causas, con lo que en el medio y
largo plazo las cosas seguramente empeorarán. Al evitarnos sufrir las
consecuencias de nuestra inconsciencia como sociedad, no tenemos la necesidad
de aprender a cambiar nuestro comportamiento.
P. Es decir, el remedio agrava más la enfermedad.
R. Exacto. Y no es que esté en
contra de las medidas impulsadas, pues dada la gravedad de la situación, son
necesarias. Pero van a provocar una mayor domesticación de la inconsciencia de
los diferentes agentes económicos. Y tarde o temprano llegará una crisis peor
en el futuro, que no podremos tapar como ahora y que nos obligará
irremediablemente a cambiar como sociedad.
P. ¿Y qué hay de la inconsciencia organizacional?
R. El modelo de las empresas de
hoy es mecanicista. Se cree que la deshumanización del individuo le hace ser
más productivo y la del consumidor, más manipulable. Así, cuanto más mecánico
sea el sistema, más predecible y controlado. El paradigma actual es que la
economía está orientada a la maximización del consumo, pero no de la felicidad.
P. Dentro de las empresas, ¿cómo opera la inconsciencia?
R. Crea división entre los
diferentes departamentos, que sostienen monólogos en vez de un verdadero
diálogo. Es el “etnocentrismo departamental”. Nadie escucha a nadie, pues lo
importante es demostrar que se tiene razón, imponiendo una perspectiva sobre
los demás. Este tipo de relación es una farsa. No hay contacto, ni conexión y
se generan problemas brutales. De ahí que se deban integrar las diferentes
perspectivas.
P. ¿Y qué hay del grueso de las plantillas profesionales?
R. La característica más
evidente de la inconsciencia individual es el victimismo, que permite que la
persona no se enfrente al miedo existencial de ser libre y responsable. En vez
de asumir el liderazgo de su vida, la víctima prefiere culpar a sus
circunstancias y a los demás de todo.
P. ¿Y cómo se pasa de la inconsciencia a la consciencia?
R. Con el autoconocimiento y el
desarrollo personal de los directivos, de manera que poco a poco revisen sus
creencias sobre cómo gestionar a las personas. A medio plazo es posible
transformar la cultura de la empresa, redirigiendo su estrategia para dejar de
formar parte de los problemas del mundo y comenzar a asumir la responsabilidad
incondicional de solucionarlos. El fin es construir valor a través de valores,
convirtiendo el conocimiento en actitudes y conductas conscientes. -
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