EL DRAMA DE LOS
DESAHUCIOS EN ESPAÑA Y LOS ESCRACHES
A pesar de los miles de millones de euros ya desembolsados… para salvar
la banca, la crisis que estremece las economías de la Unión Europea no mengua
ni por asomo. ¿O no sería más justo denominarla estafa?
Continúa en toda Europa el saqueo a la población, se agudiza la pérdida
de derechos básicos y bienestar social conseguidos a través de generaciones de
lucha. Empeora día tras día una crisis muy sospechosa que tiene claros tintes
de ser parte de un plan muy bien urdido para conseguir un objetivo claro que
algunas clases han perseguido incesantemente a lo largo de la historia de la
humanidad: los ricos más ricos y los pobres más pobres.
En España,
cientos de personas han intentado realizar un escrache en la vivienda
particular del presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada.
La Policía ha impedido a los activistas de la Plataforma de Afectados por
la Hipoteca llegar a la residencia de Posada.
La campaña de escraches se basa en movilizaciones frente a las viviendas
de los políticos para rechazar los desahucios.
José Luis
Sampedro sobre la desobediencia civil frente a los desahucios
El siguiente fragmento de vídeo, recoge un brillante análisis realizado
por José Luis Sampedro en el año 2011 sobre leyes, desahucios y desobediencia
civil. Que sus palabras resuenen más que nunca.
Los suicidios de
la crisis
Visibilicemos el problema para que la gente tome conciencia. No debe ser
tabú, tiene que saberse, para que se pueda prevenir. La mejor ayuda es unirse a
gente con los mismos problemas. DAR Y RECIBIR AYUDA.
LO QUE EN VERDAD
BUSCA LA TROIKA
La crisis económica de la
Unión Europea vista desde Latinoamérica por Xavier Caño
Europa va de mal en
peor y hasta Alemania ve las orejas al lobo con el frenazo en
sus exportaciones. En España, el incremento del IVA [el impuesto
sobre el valor añadido] ha sido letal para el consumo interno. Como mortales
son también las rebajas de los sueldos de los empleados públicos, los despidos,
la congelación de las pensiones y los recortes en prestaciones para
desempleados, que alcanzan ahora un 26%. Mientras, la seguridad social pierde y
pierde afiliados y cotizaciones mes tras mes.
En Portugal, se
consolida la tendencia al pago de una serie de servicios de la salud pública,
lo cual hace muy vulnerable a la ciudadanía, mientras que otra reforma laboral
abarata más el despido y el alza de los impuestos empobrece más a la ciudadanía
común (no a los ricos). Todas esas medidas, a las que se agrega la
privatización de diversas empresas públicas, son puro saqueo. ¿Y qué decir de
Grecia?
Una reciente
investigación del Center for Economic and Policy Research de Estados Unidos demuestra
que las políticas de austeridad que el Fondo Monetario
Internacional (FMI) impone a Europa son muy perjudiciales para la inmensa
mayoría de la ciudadanía, porque provoca efectos contrarios a los que
dice buscar. Tal vez por eso apenas empiezan a oírse algunas voces críticas
contra la política de austeridad.
El propio Olivier
Blanchard, economista-jefe del FMI, ha reconocido que es un error recomendar,
sin matices, recortes presupuestarios a los gobiernos europeos, porque eso
puede frenar el crecimiento económico. Pero los economistas del FMI se
empecinan en mantener esa política, en vez de enmendarla, e incluso insisten en
que los funestos resultados actuales no significan que la política de
austeridad sea «mala».
A pesar de la ruina
del pueblo portugués, el FMI aconseja a Passos Coelho, el primer ministro de Portugal, que despida a más funcionarios, que
alargue el horario laboral de los empleados públicos (pagándoles el mismo
sueldo), que reduzca aún más las prestaciones por desempleo y que rebaje
todavía más las pensiones “para ser competitivos”.
Tal vez para el FMI
sea irrelevante que el desempleo alcance ya el 17% y que el PIB (producto
interno bruto) ya vaya a retroceder en un 1,5 en 2013. ¿Qué significa ser «competitivo» si la mayoría de ciudadanos se hunde en la
pobreza?
¿Tan estúpida es
la Troika? La solución está en la historia muy reciente.
En 1953, sólo 4 años
después de su fundación, la República Federal de Alemania se hundía bajo el
peso de sus deudas y amenazaba con arrastrar en su derrumbe a los demás
naciones europeas. En aquel entonces, los 21 países acreedores de la RFA se
reunieron en Londres y decidieron ajustar sus exigencias a la capacidad de pago
del país deudor. Redujeron la deuda acumulada en un 60% y concedieron una
moratoria de 5 años más un aplazamiento de 30 años para reembolsarla y, además,
incluyeron en los acuerdos una cláusula de desarrollo que establecía que el
país deudor –recordemos que se trataba de la República Federal de Alemania–
dedicaría al pago de la deuda sólo la vigésima parte de sus ingresos por
concepto de exportaciones.
¿Por qué Europa
no actúa hoy de la misma manera?
Tal vez porque el objetivo real prioritario de la Troika no sea cobrar la
deuda. Tal vez porque lo que se busca es desmantelar los derechos sociales en
Europa (el mal llamado Estado de bienestar, porque te pueden pedir que tengas
menos bienestar, pero no que renuncies a tus derechos). Tal vez porque esta
crisis permite a la minoría rica aumentar obscenamente sus beneficios, como lo
demuestran los datos.
Pero lo que toca es
anular la mayor parte de la deuda porque se trata, además, de una deuda
impagable. Como explica John Ralston, hay que acabar con toda la deuda porque
esa deuda está hundiendo a Europa. Y, metafóricamente, propone Ralston que «guardemos» la deuda en un sobre, que escribamos en el sobre
«muy
importante», que lo metamos en
una gaveta, la cerremos con llave y… tiremos la llave.
Si no se anula gran
parte de la deuda, a la vez que se rehacen los sistemas fiscales progresivos y
se empieza a arrinconar en toda regla a los paraísos fiscales, y también a la
banca en la sombra, a Europa no la salva ni la misericordia divina. Si la
hubiera.
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