¿Alguien recuerda
que hace tan solo 2 meses estábamos al borde de una guerra en Siria de
impredecibles consecuencias a nivel regional e incluso mundial?
¿Alguien recuerda
que el ejército Norteamericano y sus aliados del Reino Unido y Francia
acumulaban barcos y aviones en la región del Mediterráneo oriental y que en
contraposición, la Armada Rusa se movilizaba para contrarrestar ese posible
ataque?
¿Alguien recuerda la
incertidumbre y la inquietud que despertaba esa situación?
Ahora parece algo
lejano, perdido en el tiempo, como si hubiera sucedido hace muchos meses…pero
realmente solo han pasado unas pocas semanas desde entonces. Tan solo 60 días,
transcurridos a un ritmo vertiginoso, sesenta días que han servido para escenificar
de forma pública ante el mundo entero la caída del Imperio Americano. El
derrumbe tanto de su preponderancia política, como de su preponderancia
económica y militar.
Algo inconcebible
hace tan solo unos meses para la mayoría de la población, informada solo a
través de los manipulados medios de comunicación oficiales.
Evidentemente, los
Estados Unidos siguen siendo aún la primera gran superpotencia del planeta. Sobretodo
en el ámbito militar. Nadie va a negar eso. Pero lo que estamos
viviendo en estos momentos solo es el inicio del proceso. Las primeras vueltas
de la bola de nieve que se precipita pendiente abajo y que acabará
convirtiéndose en una auténtica avalancha.
Los datos sobre la
decadencia de la economía y el poder norteamericanos se suceden a nuestro
alrededor para confirmar que no se trata tan solo de una “exageración
conspiranoica” sostenida por el odio irracional de los enconados enemigos del
país de la democracia y la libertad.
Esos datos
inquietantes han traspasado la membrana de los medios alternativos que venían
advirtiendo de ello durante años para instalarse en los medios de comunicación
de masas, aunque solo sea a modo de susurro…de momento. Pero el mensaje ya está
ahí, esperando el impulso necesario, el instante adecuado para convertirse en
grito, en innegable “verdad oficial” al servicio de los amos del cotarro.
Y es que los
indicios tangibles sobre lo que está por llegar a los Estados Unidos son de lo
más inquietante. Pongamos algunos ejemplos: Al día siguiente de
alcanzar el acuerdo en el congreso norteamericano para elevar el techo de deuda
y evitar el impago, EEUU alcanzó un crecimiento récord de su deuda de 328.000
millones de dólares en un solo día.
Y es que el congreso norteamericano en realidad no acordó establecer un nuevo techo para la deuda, sino tan solo una fecha en la cual ésta debería ser revisada y renegociada de nuevo, el 7 de febrero de 2014. Eso significa que el gobierno de EEUU puede endeudarse hasta tal fecha tanto como crea conveniente y necesario, sin límite alguno.
Y si tenemos en
cuenta el ritmo vertiginoso al que aumenta su deuda, ésta puede alcanzar cotas
realmente inasumibles.
Para hacernos una
idea de la velocidad a la que el gobierno norteamericano se endeuda, tengamos
en cuenta el siguiente dato: El 30 de septiembre
de 2012 la deuda nacional de los Estados Unidos llegaba a poco más de 16
billones de dólares (16,066,241,407,385.89).
Actualmente, ya
supera los 17 billones, un nuevo récord histórico. Es decir, en tan
solo 12 meses, la deuda norteamericana se ha elevado en 1 billón de dólares. ¿Es
sostenible un nivel de endeudamiento como este?
Pero es que los
datos de los últimos 5 años resultan aún más escalofriantes:
Así, el 30 de
septiembre de 2008, la deuda nacional de EEUU era de 10 billones de dólares. Tan
solo 5 años después, la deuda se ha elevado en unos inconcebibles 7 billones de
dólares.
¡Yes we can!
¡Sí, nosotros
podemos! ¡Podemos endeudarnos aún más!
¡El último que pague
la fiesta!
Y según algunos
analistas, los EEUU no serán capaces de devolver el dinero que deben, simple y
llanamente, porque el país sufre un déficit fiscal y comercial estructurales,
es decir, importa más de lo que exporta.
Podemos encontrar
opiniones de expertos en la materia en los siguientes enlaces:
En definitiva y
resumiendo, los graves problemas económicos de los Estados Unidos no parecen
tener solución y solo pueden empeorar.
Un indicio claro de
ello lo encontramos en las restricciones realizadas por algunos bancos
Norteamericanos a las transferencias de capital hacia el extranjero, en lo que
podría ser una maniobra para evitar la fuga masiva de capitales del país:
El banco United
Heritage Credit Union prohíbe las transferencias internacionales en Estados
Unidos …el proveedor de servicios financieros United Heritage Credit Union
(UHCU) anuncia en su página web el fin de su servicio de transferencias
internacionales desde Estados Unidos. …UHCU prohíbe a sus clientes realizar
transferencias internacionales de cualquier cuantía…
A partir del día 17
de noviembre, el banco JP Morgan limitará las disposiciones en efectivo, así
como las transferencias internacionales a otros bancos, por un importe de
50.000 dólares al mes.
El Chase Bank
comenzará a limitar el movimiento de dinero en efectivo, a la vez que a sus
clientes de cuentas de negocios les prohibirá el envío de giros internacionales
a partir del 17 de noviembre, según las cartas del propio banco enviadas a sus
clientes, lo que ha provocado especulaciones de que el banco se está preparando
para una inminente crisis financiera en los Estados Unidos, mediante la
imposición de controles de capital.
Si estas noticias
son ciertas no representan indicios demasiado halagüeños para la economía
Norteamericana, ¿no?
Y es que durante el
periodo de cierre parcial del gobierno de EEUU, los fondos registraron su mayor
caída en una semana desde agosto del 2011, los inversores retiraron 43.000
millones de dólares, informa la agencia Reuters citando la investigación de su
servicio Lipper.
Y eso a pesar de que
las bolsas reaccionaron con una extraña y “sospechosa” tranquilidad durante
todo el proceso de negociación del techo de deuda…
Bomba social
Y la situación solo
puede empeorar si abandonamos el campo de la economía y echamos un vistazo al
estado de la sociedad Norteamericana, repleta de elementos potencialmente
explosivos a punto de estallar.
- La presencia de
elementos ultraderechistas y con tendencias ultrareligiosas e incluso racistas
dentro del Tea Party, con un alto poder desestabilizador para la política del
país, como hemos visto en la negociación del techo de deuda y que sin duda
volverán a la carga el próximo 7 de febrero, cuando éste deba renegociarse de
nuevo.
- La creciente
inestabilidad e inseguridad en grandes ciudades a causa de su elevado
endeudamiento y en algunos casos colapso, como es el caso paradigmático de
Detroit, que puede extenderse en un futuro a otras ciudades altamente
endeudadas como Washington DC, Camden, Cincinatti, San Diego, San Jose, San
Francisco, Los Angeles o Baltimore…
- Uno de los
elementos con un mayor potencial destructivo lo encontramos en el creciente
número de ciudadanos dependientes de las ayudas federales para su subsistencia
a través de los conocidos programas de cupones para alimentos (food stamp
program), que alcanza ya el número de 47 millones de personas, que se
incrementan hasta los 100 millones si incluimos alguno de los múltiples
programas de ayuda del gobierno federal en diferentes ámbitos.
¿Qué sucedería si el
gobierno entrara en suspensión de pagos y se viera obligado a cancelar o
reducir esas ayudas de pura subsistencia a 47 millones de norteamericanos?
Sin lugar a dudas,
la crisis social y humanitaria sería de las que hacen época, al menos en un
país del “primer mundo”.
Y los disturbios
podrían llegar a ser incontrolables en muchas partes de los EEUU teniendo en
cuenta la enorme cantidad de armas en manos de sus habitantes…
Si a eso añadimos
que la mayoría de tales ayudas recae en población de origen Hispano y
Afroamericano, los enfrentamientos derivarían inevitablemente en choques de
carácter racial, hecho que agravaría aun más su potencial desestabilizador y la
violencia resultante.
Pero
“afortunadamente” eso sucedería en el país de la brutalidad y la omnipresencia
policiales, la vigilancia masiva, los drones, los ejércitos de mercenarios y
las órdenes ejecutivas presidenciales de carácter tiránico, por lo que no
tardaría en reestablecerse un “adecuado orden y control” por parte del
gobierno.
Sería entonces
cuando probablemente entraran en juego las milicias patriotas
antigubernamentales, fuertemente armadas y dispuestas a luchar como auténticos
ejércitos contra el gobierno federal, con lo que los Estados Unidos experimentarían
las condiciones necesarias para una auténtica guerra civil y el “necesario”
establecimiento de un gobierno autoritario.
Todo esto quizás
pueda parecer exagerado y lo cierto es que aún estamos lejos de llegar a tal
nivel de inestabilidad, pero realmente todos los componentes necesarios para
activar esta bomba están sobre la mesa…solo falta que alguien o algo encienda
la mecha…
Y no olvidemos que
aunque Demócratas y Republicanos se pongan de acuerdo en elevar el techo de
deuda indefinidamente, tarde o temprano deberán afrontar profundos y dolorosos
recortes presupuestarios en el gobierno federal, dado el nivel de incontrolable
crecimiento de su deuda pública, hecho que repercutirá inevitablemente en los
programas de ayuda a los más necesitados.
Pero quizás lo más
divertido de toda esta situación es que el presidente Obama se empeña en
venderle a su pueblo que la economía norteamericana se encuentra en vías de
recuperación. ¿No les suena de algo? Es exactamente lo
que sucede con los gobernantes Europeos, a pesar de que los datos de deuda
pública en la Eurozona tampoco parecen mejorar:
La deuda pública de
la zona euro alcanzó el 93% del producto interno bruto el segundo trimestre de
este año, frente al 92% del trimestre anterior y el 90% del mismo periodo hace
un año, marcando un nuevo récord, según el Eurostat, la oficina de estadísticas
de la Unión Europea. Pese a las medidas de austeridad de los últimos años, la
dinámica de la deuda en la zona euro, que comprende 17 países, sigue creciendo
y ya ha alcanzado los 8,65 billones de euros.
Así pues, ¿Qué
sucederá cuando tarde o temprano EEUU se declare definitivamente en suspensión
de pagos, como parece inevitable?
¿Qué sucederá con
ese 47% de deuda pública norteamericana en manos de países e inversores
extranjeros?
No hace falta ser
muy perspicaz para deducir que el caos puede ser generalizado.
Pero lo cierto es
que el diablo no se oculta en la posible debacle o colapso que podamos sufrir,
sino en las “soluciones” que se implementarán a escala global para minimizar o
incluso evitar ese colapso, porque sin duda todos sufriremos cruelmente en
nuestras carnes las terribles consecuencias que acarrearan esas “soluciones”.
Bueno, todos no.
Habrá un 1% de la
población que se reirá a carcajadas hasta el límite del ahogo…porque la partida
habrá acabado y ellos se quedarán con todo: con el dinero, con las fichas y con
el tablero.
Y ciertamente,
ninguno de nosotros tendremos derecho a quejarnos, porque es el precio justo
que debe pagarse por ser tan cobarde y tener tan poca dignidad.
GAZZETTA DEL
APOCALIPSIS
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