SEMBRAR EL PÁNICO: UN NEGOCIO MUY LUCRATIVO
El pánico
sembrado en el
año 2014 en torno al virus del Ébola recuerda
a la gripe aviar del año 2005 y a la gripe
porcina (AH1N1)
de 2009.
Se
aprovecharon estas dos supuestas “pandemias inminentes” para manipular
burdamente a la opinión pública mediante los comprados grandes medios de
comunicación y así justificar una vacunación masiva de poblaciones enteras que resultó acarrear
terribles efectos secundarios, entre ellos la narcolepsia, un
grave trastorno del sueño.
En 2009, la
OMS predijo que un tercio de la población mundial podría estar afectada por la
gripe AH1N1, con efectos impredecibles. El julio de 2009, la entonces ministra
de Sanidad española anunciaba orgullosa que el Gobierno español había acordado
con dos de las más importantes empresas farmacéuticas del mundo la compra de la friolera de
37 millones de dosis de vacunas contra la gripe A al “módico” precio de 266 millones de euros. Doce meses después, sólo se
habían vacunado tres millones de personas. Millones de dosis se guardaron como
“reserva estratégica” (después se donaron a la Organización Panamericana de
Salud) y el resto tuvieron que ser destruidas con lo que millones
de euros se volatilizaron.
En cuanto al
famoso medicamento antiviral “milagroso”, el Tamiflu, su efecto real no era más que reducir la
duración de los síntomas a menos de un día, sin poner freno alguno al número de
hospitalizaciones. Un estudio británico concluyó que la distribución del Tamiflu contra la gripe AH1N1 tuvo como único
efecto… malgastar 500 millones de libras esterlinas.
En efecto,
la temporada de gripe de 2009 resultó ser finalmente menos grave de lo
habitual, a pesar de la presencia de la cepa AH1N1. Además, resultó que
numerosos supuestos casos de gripe AH1N1 ni siquiera fueron casos de gripe,
sino simples resfriados, lo cual recuerda al famoso
caso del virus del Ébola en Berlín el
mes pasado que finalmente acabó siendo… una gastroenteritis.
El Ébola llega a Europa, primer
contagio fuera de Africa – Entrevista a Josep Pàmies
(Ver video): https://www.youtube.com/watch?v=JjzCoMhgmBg
Aunque los telediarios y la prensa hablan todos los
días de “estragos” y de “catástrofe”, la realidad es que la epidemia del virus
del Ébola sigue manteniendo una magnitud bastante modesta.
La prensa habla de 2.400 muertos en toda África mientras
escribo estas líneas, pero incluso esta cifra no acaba de ser exacta.
Si accede a la página de la web de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) que trata este tema, se dará cuenta de que de hecho
hay 1.044 fallecimientos cuya causa oficial declarada es el virus del Ébola,
según la última actualización que ha hecho pública la OMS. El resto son por el
momento “probables” o “posibles” casos de muerte por ébola. (1)
Por supuesto, se trata de 1.044 muertes innecesarias
y lamentables, pero debería compararse esta magnitud con la cifra de 1,4
millones de muertes anuales por tuberculosis o con la de 855.000 muertes al año
por paludismo (y eso que éstas últimas están bajando tras el pico de 1,2
millones de muertes al año que alcanzó en 2004). O con los más de 3.000
fallecimientos que provoca todos los años la gripe estacional en España,
teniendo en cuenta muertes directas y las producidas al potenciar otras
enfermedades en pacientes cardiorrespiratorios (de 3 a 5 millones en todo el
mundo según la OMS). (2)
Muy poco contagio
Las imágenes de sanitarios con las mascarillas
puestas y monos integrales para acercarse a los enfermos sospechosos son
delirantes y dignas de una película mala de ciencia ficción.
Y es que el virus del Ébola no se transmite en
absoluto con tanta facilidad.
Se necesita un contacto directo con un líquido
biológico como la sangre, las heces o los vómitos u otros líquidos corporales
de animales o personas infectadas, tal como reconoce la OMS. No hay forma de
que se transmita por vía aérea. Es decir, aunque alguien hable o tosa, no
expandirá el virus del Ébola por el aire.
Dicho de otro modo, el virus del Ébola es comparable
al sida por su medio de propagación. Hay que estar realmente en contacto con la
sangre o un líquido biológico del enfermo para exponerse al riesgo de
contaminación.
Eso
significa, explica el profesor Bruno Marchou, jefe de servicio de enfermedades
infecciosas y tropicales del Hospital de Purpan, en Toulouse, que el virus del
Ébola:
“No alcanzará el estadio de
pandemia. En Conakry (capital de Guinea), hubo en un inicio varias decenas de
casos entre el personal hospitalario. Pudieron superarlo aplicando medidas de
higiene estándar sencillas que frenaron la propagación del virus entre el
personal” (3)
Estas
medidas de higiene no tienen nada de magia:
“Quien se ocupa de un paciente
tiene que cubrirse las manos con guantes. Si el paciente vomita, también hay
que taparse la cara. Es el abecé de la profesión, lo hacemos todos los días”,
«Una mortalidad de entre
el 20 y el 90% de los casos»
Sandrine Cabu, de Médicos sin Fronteras, en una
entrevista publicada en el diario francés Le Monde, cuenta que el virus del Ébola tiene “una tasa de mortalidad de entre el 20 y el 90% de los casos”.
¿A qué se debe una
horquilla tan absurdamente amplia?
A que el virus
del Ébola es sobre todo peligroso cuando se trata mal. Las personas mueren por
deshidratación o hemorragias, pero el tratamiento consiste entonces
sencillamente en hidratar o en someter al paciente a transfusiones, no en darle
una vacuna ni un hipotético medicamento. No hay que creer lo que pretende la
industria farmacéutica, a la que le encantaría poder vender a los gobiernos
unos polvitos mágicos como hicieron con el Tamiflu cuando se produjo la alarma
por gripe AH1N1.
«Los nuevos medicamentos
no son la solución contra el ébola»
La solución
contra la epidemia consiste en respetar medidas sencillas y de sentido común:
higiene, nutrición adecuada, vitamina C y vitamina D.
Según Anthony
Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas
de Estados Unidos, la herramienta más eficaz contra el ébola es aplicar los
cuidados básicos a los enfermos.
“La verdadera prioridad debería
ser crear infraestructuras médicas en los países afectados para suministrar a
los enfermos el apoyo médico básico como la hidratación y la transfusión
sanguínea. Esto surtiría mucho mayor efecto sobre la salud que la distribución
aleatoria de medicamentos experimentales” (4)
Según Thomas E.
Levy, autor de un artículo reciente sobre los remedios potenciales contra el
virus del Ébola (5):
“Hasta el día de hoy, no hay un
solo virus sometido a prueba que no haya sido inactivado por una cierta dosis
de vitamina C. Uno de los medios prioritarios para destruir el virus, o
programar su destrucción por parte del sistema inmunitario, es activar la
´reacción de Fenton´. En pocas palabras: dicha reacción puede producirse en el
interior del virus, en las células donde los virus se replican y en la
superficie de los propios virus”.
Por lo tanto, no
hay razones para sospechar que el virus del Ébola se transforme brutalmente en
una pandemia en el continente africano, y menos aún en el resto del mundo.
Pero no cabe
duda de que esta psicosis puede servir a los intereses económicos de algunos.
Curar el ébola con una
vacuna es como tratar la diabetes con píldoras
Las promesas de las píldoras que lo curan todo son
a menudo un obstáculo que impide llegar a soluciones reales, naturales y… mucho
más eficaces. Mire este vídeo. Está
repleto de ejemplos y consejos sencillos y demostrados contra la diabetes, la
artrosis, la hipertensión, la depresión…
LA IMPACTANTE RELACIÓN
ENTRE EL ÉBOLA Y EL VUELO MH-17 DERRIBADO SOBRE UCRANIA
Cada vez parecen encajar más piezas en este diabólico puzzle.
Mueren varios científicos, investigadores y doctores relacionados con el Ébola
muy poco antes de sembrarse el pánico mundialmente.
Glenn Thomas,
consultor de la OMS en Ginebra, experto en SIDA y, sobre todo, experto
en el virus del Ébola, fue uno de los fallecidos que volaba a bordo del Boeing 777 de
Malaysia Airlines (el vuelo MH-17), abatido sobre Ucrania este julio de 2014.
Glenn Thomas era
uno de los portavoces de la OMS y participó en una serie de investigaciones
acerca de las operaciones de prueba con el virus del Ébola en el laboratorio de
armas biológicas en el hospital de Kenema, Sierra Leona.
Este laboratorio estaba asociado con la Universidad de Tulane, en
Nueva Orleans y colaboraba también con el Instituto de Investigación Médica de
Enfermedades Infecciosas del Ejército de EEUU (US Army Medical Research
Institute of Infectious Disease).
Recordemos también que en dicho laboratorio
trabajaba el doctor Shiekh Humar Khan, el máximo experto en
Ébola de Sierra Leona y considerado un héroe nacional por su lucha contra la
enfermedad y que murió el pasado 29 de julio tras ser infectado por el virus.
Ahora que este laboratorio ha sido clausurado por orden del Gobierno de Sierra
Leona, emergen detalles sobre los posibles intereses que se ocultan tras su
gestión.
Bill Gates y Melinda Gates tienen conexiones con el laboratorio
de armas biológicas ubicado
en Kenema, y ahora, después de la apertura de una investigación informal,
aparece también el nombre de George
Soros, que a través de su Fundación, estaría financiando estos
laboratorios de armas biológicas.
Glenn Thomas era consciente de las evidencias que demostraban que el laboratorio había manipulado
diagnósticos para que dieran positivo para el Ébola (en
nombre de la Universidad de Tulane),con el fin de justificar la aplicación de un tratamiento médico
obligatorio sobre la población. El objetivo final de esta
maniobra sería aplicar una vacuna experimental contra el Ébola que, de hecho, infectaría
con el virus a los pacientes.
Glenn Thomas se había negado a participar en este
encubrimiento y esa podría ser la razón por la que Glenn Thomas habría sido
asesinado (Nota: suponemos que el derribo
de dicho avión uniría diversos intereses en diferentes asuntos, algo así como
una oportunidad para “matar varios pájaros de un tiro”)
Los medios de
comunicación oficiales nunca han informado sobre la presencia del laboratorio
de armas biológicas en Kenema, y mucho menos de la disposición de cerrarlo con el
fin de detener las pruebas con el Ébola por parte de la Universidad de Tulane.
El multimillonario George
Soros, a través de la Fundación
Soros Open Society, ha invertido significativamente y durante
muchos años en el ahora conocido como el “triángulo
de la muerte del Ébola” formado por Sierra Leona, Liberia y Guinea.
Por lo tanto, Soros sería uno de los principales
interesados en acabar con la vida del portavoz de la OMS Glenn Thomas, con el
fin de impedir que se propagara a través de los canales oficiales la noticia de
que el brote de Ébola fue creado
realmente en un laboratorio de armamento biológico.
Esto coincidiría con las denuncias de la población
local, que acusaron al centro médico de Kenema de expandir
artificialmente el virus, hasta el punto de atacarlo durante el
verano, hecho que condujo al Ministerio de Salud de Sierra Leona a cerrarlo el
pasado 23 de julio.
Quizás nunca lleguemos a conocer la verdad sobre el
asunto, pero cada vez está más claro que todo lo referente al Ébola es uno de los asuntos más sucios y
tenebrosos de los últimos tiempos…
Fuentes y más información: lamatrixholografica, luchaporlaverdad,
elrobotpescador
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