La realidad material, lo que llamamos
creación, está formada por multitud de universos, cada uno con su
proceso de génesis y sus civilizaciones. Los agujeros negros son
puertas entre universos, puertas que no debieran ser traspasadas,
detrás de esas puertas, nuevos universos surgen y desaparecen, la
energía es siempre la misma y es infinita, pero se transforma y
transmuta.
Nuestro cosmos, al que
llamaremos “humano”
surgió en el pasado sin comienzo y fue habitado por espíritus
increados, eternos y unificados en un gran Ser. La razón de su
“descenso” a la materia no la conocemos. ¿Un juego?¿La
consecuencia de verse a si-mismo? ¿Un engaño? No lo sabemos desde
esta existencia dual.
Nuestro hogar universal no era
un caos, como nos han hecho creer, nosotros no nos
organizábamos, vivíamos en absoluta
anarquía, porque no necesitamos
nunca gobernantes, ni jerarquías, ni reglas. Nos movíamos según el
flujo universal, el dharma.
Estábamos hermanados, solidarios, todo era como un verdadero Eden,
sin serpientes, ni dioses juzgadores.
En un espacio así, todo prosperaba
en una eternidad de colores y vidas perpetuas sin enfermedades,
vejez, ni muerte.
Hasta que, una vez, llegaron
unas naves provenientes de otro orbe, que ingresaron a través de un
agujero negro. A ellos los llamaremos “draconianos“.
Eran muy numerosos, poseedores
de gran tecnología, fuertes, guerreros y sumamente agresivos, una
raza sumamente antigua. Rápida y fácilmente conquistaron esta parte
del cosmos, sometiendo a la humanidad, a la que reglamentaron según
sus normas, pues ellos son, fundamentalmente, reglamentadores.
Aquellos que se opusieron, fueron
exterminados. Muchos mundos fueron destruidos en su totalidad por
esta especie foránea.
En todas partes impusieron sus
normas, su régimen de castas, sus límites a la vida, sus jerarquías
y familias monárquicas. Al principio no se mezclaban con humanos,
pero algunos de ellos comenzaron, poco a poco, a crear híbridos a
través de la manipulación genética, de la que eran hábiles
artífices.
En realidad, entre ellos, había
varias “razas” o especies diferentes. Los más fuertes y
violentos eran los que gobernaban, los menos fuertes eran más
inteligentes, científicos y poseían el poder de la femineidad.
Aunque entre ellos no existían los sexos, pero sí esta diferencia,
que los hacía atraerse mutuamente.
Se impusieron como dioses y es por
eso que en todas partes vemos bajo-relieves, estatuas y monumentos de
apariencia no-humana (claro que tampoco nosotros teníamos la misma
apariencia que hoy tenemos).
Casi todas las mitologías describen
a sus dioses como “provenientes del cielo” o que “dejaron sus
carros en el cielo”.
No se refieren a seres superiores o
más espirituales, su superioridad fue y es tecnológica y nuestra
angustia existencial se produce porque vivimos bajo sus leyes.
Su dominación fue progresiva, aun
cuando controlaron todo. Aprendieron formas sutiles de sometimiento y
control. Descubrieron que su ganado prosperaba mejor si creía que
era libre. Manipularon y transformaron según SUS necesidades y
expectativas. Con el pasar del tiempo, nos fueron convirtiendo en
híbridos, con genes de diferentes especies.
Pero siempre, siempre, nuestra
esencia interior corresponde y anhela la verdadera condición del
universo HUMANO.
Entre ellos también hay diferencias,
esto está reflejado en las guerras relatadas en el Mahabaratha. Unos
son más sensoriales, los otros tienden a la pureza. Pero no son
“espirituales”, no son superiores, no son mejores. Por eso han
trabajado tan duro en hacérnoslo creer,
En el pasado, los hombres sabían
todo esto y es por eso que muchos de estos “dioses”
murieron, algunos en manos de sus propios congéneres, otros en manos
de humanos. De todas maneras “ellos” al igual que nosotros, saben
cómo “volver”. Sólo que, en nuestro caso, por ahora, volvemos
según sus reglas.
Entre ellos hay enfrentamientos,
grupos rivales y traiciones, debido a su naturaleza competitiva e
instintiva. Eso es lo que vemos a diario en las altas esferas de
nuestros gobiernos y empresas poderosas.
Su genética en nuestra estructura es
lo que nos hace parecernos a ellos, pero en la medida en que tomamos
más contacto con nuestra esencia, nos humanizamos y esto es lo que
ellos tratan de evitar y es por esa razón que crearon esta rueda de
nacimientos y muertes con pérdida de memoria.
Mientras estamos “vivos” nos
bombardean con sus juguetes: distracción (objetos, éxito, placeres
sensuales), medios de difusión, guerras, ideas separatistas
(sexualidad, raza, nacionalidad, nivel social, nivel cultural, etc),
miedos, enfermedades, delincuencia, vejez… y todo lo que puedan
para que nos consideremos una mierda que no merece ni la vida.
Al pasar el tiempo de vida que nos
dieron, pasamos a un área de “hospital” donde barren nuestros
recuerdos de la vida anterior. Nos califican según la genética
del alma, (sellos que llevamos por siempre) y de allí nos destinan a
la familia que corresponde según dicha genética.
Establecieron gobiernos que controlan
para asegurarse de nuestra obediencia e iglesias que nos inculcan
ideas absurdas sobre la existencia de un ser, o seres, superiores que
nos juzgan y a quienes debemos obedecer ciegamente. Incluso para los
más despiertos hay subterfugios como la ciencia o la filosofía para
sellar su curiosidad.
Posiblemente algunos de ellos hayan
aprendido a valorar y hasta a sentir afecto por algunos humanos y es
por eso que, en parte, hay fracciones draconianas que, en apariencia,
quieren nuestro bienestar. Pero es siempre bajo sus reglas…
Todo esto que os relato, es algo que
surge de estudios e investigaciones, algo que resuena en mi interior,
ideas que comparto con otros como nosotros, no puedo asegurar que sea
la verdad… pero parece coincidir con la realidad…
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