El Profesor Phillip Zimbardo realizó un experimento de psicología
social en la Universidad de Stanford.
Conocía los experimentos de Asch, sobre la complacencia social. Asch
comprobó la fuerza que ejerce el grupo en la toma de decisiones de las
personas, ya que la mayoría suele imitar a la mayoría.
Esto lo estamos viento en estos días de arresto domiciliario donde la
mayoría repite sin comprobar la necesidad del aislamiento social, la cuarentena
de individuos sanos, la eutanasia necesaria de ancianos o el diagnóstico y
tratamiento involuntario.
Nadie tiene los datos, pero la mayoría repite una y otra vez lo que “dice”
la mayoría.
Conocía también los experimentos de Stanley Milgram sobre la
obediencia a la autoridad.
Milgram comprobó que el 80% de la población carece de recursos psicológicos
y morales para resistirse a una orden o una instrucción de la autoridad y que
poco importa el tipo de orden o de instrucción.
El 80% de las personas obedecerán ciegamente las instrucciones de la
autoridad, aunque las mismas impliquen el arresto domiciliario, la eutanasia,
la violencia gratuita, o el asesinato. Lo estamos viendo estos días de
confinamiento.
Solo el 20% de las personas tienen la capacidad de ser críticos con el poder
y desobedecer en distintos grados las instrucciones tiránicas.
Zimbardo quiso llegar más allá.
¿Qué es lo que hace que una persona razonable se convierta en un monstruo y
obedezca ciegamente las órdenes?
¿Qué se necesita para convertir a una persona en un monstruo?
Para investigar este tema, diseñó un experimento en la Universidad de
Stanford y construyó en el sótano una cárcel.
Puso un anuncio en el periódico para reclutar voluntarios.
De forma aleatoria, la mitad harían de carceleros y la otra mitad de
presos.
Todos sabían que era un experimento y todos sabían que los habitantes de la
cárcel -carceleros y presos- eran voluntarios en un experimento.
El experimento duraría 15 días en los que no habría ningún contacto con el
exterior. Como premisa inicial, todos cobraron por su participación en el
experimento por adelantado y todos habían pasado un reconocimiento médico antes
de comenzar para comprobar que tenían una salud media, es decir, normal.
Estaba prohibido ejercer violencia física -golpes, quemaduras, cortes-.
El control de los reclusos se debía alcanzar imponiendo disciplina y
normas, así como restricciones de derechos fundamentales y correcciones
disciplinarias.
Los prisioneros se mostraron sumisos, dependientes, complacientes,
depresivos y pasivos, tal y como ya habían observado Asch y Milgram.
Los carceleros se mostraron malvados, sádicos, inflexibles y mezquinos,
abusando de su posición hasta lo inimaginable.
Todos asumieron sus roles y se comportaron como “creían que debían
comportarse”.
Alguno de los sujetos mostró signos de psicosis desde el segundo día.
El experimento tuvo que detenerse al sexto día
porque se perdió el control de la situación.
¿Qué es lo que pretenden con el confinamiento?
Lejos de ser una medida sanitaria -las instrucciones sanitarias son
mínimas, contradictorias y a veces sin sentido ni justificación-, las medidas
son policiales y de absoluto control social. Se ha suspendido la libertad de
prensa y la poca prensa “discrepante” responde a un esquema de “disidencia
controlada”.
Se ha suspendido la libertad de expresión con censura activa de canales de
internet y con amenazas de sanción. Se han roto los vínculos y hábitos
sociales: se ha aislado humana y psicológicamente a los ciudadanos:
- personal esencial o carceleros
- personal no esencial o presos
Para entender este experimento en el que estamos, hay que tener en cuenta
tres factores:
- ¿Qué aportan los
ciudadanos a esta situación? (piden
control, protección, castigo)
- ¿Qué obtiene el
sistema de los ciudadanos? (Justificación para
tomar cualquier medida)
- ¿Cuál es el sistema
que crea y mantiene esta situación? (la
contradicción, el caos y el miedo)
- Y ¿podría volver
a ocurrir un “holocausto” a día de hoy (-eutanasia, vacunación
forzada, microchipado involuntario, "ejecución" de “portadores”,
de imbéciles o de inútiles-)? (SI).
Como en el experimento de Milgram, el modelado de la población es
insidioso, poco a poco, aumentando por fases el nivel de control y de sadismo.
Lo que ahora es impensable, poco a poco se convertirá en posible y más
tarde se podrá hacer realidad.
Hace tan solo cinco meses la existencia de eutanasia activa involuntaria es
este país era impensable y se trabajaba en una ley que “regulase” la “eutanasia
voluntaria compasiva”. Hoy vemos cómo a los mayores de 75 años se les niega
tratamiento y se les aplica una inyección para terminar con su vida.
Esa inyección no la inyecta un político, un carcelero o un sicario, sino
profesionales sanitarios “de confianza”.
Hasta hace muy poco, la izquierda abanderaba una oposición contra la Ley
mordaza y el abuso de la policía.
Pero hoy vemos que se aplaude la violencia gratuita de la policía y multas
absurdas con imputación de delitos de desobediencia, juicios rápidos y medidas
de arresto y reclusión.
Hace unos meses se hablaba de la necesidad de mantener la independencia
judicial y la separación de poderes, pero hoy es evidente que no existe ninguna
de las dos cosas.
Todo, poco a poco.
Milgram predijo en los años 70 que el 80% obedecería cualquier tipo de orden
-incluso matar-.
LA CUESTIÓN ES CÓMO SE “CONSTRUYE” EL ESCENARIO.
PRIMER PASO: Anular la responsabilidad.
De todas las barbaridades que se están perpetrando, nadie se va a hacer
responsable, porque la toma de decisiones se hace de forma piramidal y en la
cumbre están cargos políticos a los que ningún juez condenará.
Se ha suspendido el parlamento, el funcionamiento judicial y las funciones
del “Defensor” del Pueblo y del “Tribunal” Constitucional.
Nadie es responsable y nadie va a resultar responsable de nada.
Estamos en medio de un experimento de “purga” y de sálvese quien pueda
inyectando dos miedos muy intensos: el miedo a un supuesto virus y el miedo al
Gobierno.
La población no actúa por sadismo o por masoquismo sino por supervivencia.
Unos creen que sobrevivirán más fácilmente siendo sádicos con sus
convecinos y otros siendo sumisos.
Todo ello lo enlazamos con la “teoría del riesgo moral” -de Adam Smith y
Kenneth Arrow-, que dice que ante la falta de consecuencias de nuestros actos,
tendemos a ser muy descuidados.
SEGUNDO PASO: Deshumanizar a las personas. Anonimizarlas. Cosificarlas.
Lo importante en la vida pasa a ser “la salud pública”, “el estado”, “el
interés general”, “la economía”, “el control de la población y la epidemia”.
Las personas pasan a ser una mera pieza de un engranaje colectivo y no
sujetos de derechos y obligaciones.
Los “trabajadores esenciales” se revisten de protección “oficial” y son
solo una pieza del engranaje -solo obedecen órdenes y cumplen con su
obligación-, y las “personas no esenciales” desprovistas de todo derecho solo
tienen que obedecer.
Para marcar más los roles, se emiten infinidad de instrucciones confusas,
contradictorias y humillantes.
El carcelero se sentirá satisfecho cumpliendo y obligando a cumplir y el
preso se sentirá seguro obedeciendo.
- Puedes ir al
supermercado a comprar comida, pero no puedes comprar otras cosas
-cazuelas, ropa, herramientas-.
- Puedes ir a comprar
tabaco -es de primera necesidad-, pero no puedes salir a fumar a la calle.
- Puedes encargar una
pizza a domicilio, pero solo puedes comértela en casa.
- Todos los
ciudadanos son sospechosos y posibles contaminantes, excepto el personal
esencial. El personal esencial no puede contagiar a nadie.
- Las personas no
pueden caminar juntas por la calle ni agruparse para charlar, salvo si
eres personal esencial.
- Se suspenden
fiestas y reuniones multitudinarias, salvo que sea en la puerta de un
hospital y por personal esencial para autoaplaudirse.
- Hay que guardar una
distancia mínima de seguridad de 1 metro, metro y medio, o dos metros,
salvo si estás en un supermercado donde las distancias son imposibles
porque cada lineal tiene una anchura inferior a dos metros.
- Hay control de
aforo en las tiendas pero no en los supermercados.
- Puedes usar el
ascensor, aunque sea comunitario y nadie lo limpie entre uso y uso.
- Debes utilizar
guantes y mascarilla aunque con ellos puedas transmitir la enfermedad a
otros por el mal uso. Si toses en tu mano puedes transmitir virus con la
mano. Si toses en el guante, estamos salvados.
- Con lavarse las
manos, es suficiente para matar al virus, pero la ropa debe lavarse a 60º.
- El calzado es mejor
dejarlo fuera de casa, en la puerta. Eso sí, las mascarillas y los guantes
se pueden meter en casa y reutilizar hasta que se caigan de roña.
- El virus se muere
con el sol y el calor, pero necesita ser fumigado por las calles con no se
sabe qué, pero que solo mata al coronavirus y no mata nada mas. Son
fumigaciones selectivas...
- Puedes ir a comprar
y no guardar la distancia de seguridad ni la reducción de aforo en un
supermercado, pero no puedes ir a un culto religioso, a un entierro o a
una manifestación, aunque se cumplan normas de prudencia sanitaria. Si
eres musulmán, sí puedes reunirte y celebrar tus fiestas.
- No se puede pasear,
circular por el campo o por la playa.
- Si caminas solo por
el monte, eres un peligro de salud pública.
- Si nadas en el mar,
puedes suponer un riesgo para otros.
- Prevenir o tratar
la enfermedad o síntomas con remedios caseros, naturales o con terapias
alternativas no está entre tus posibilidades por razones de salud
pública...
- No hay ningún
tratamiento “aprobado” que puedas tomar.
- Alguien decide
arbitrariamente qué actividades son esenciales y cuáles no.
- Puedes dormir con
tu pareja pero no puedes salir a la calle con ella o viajar en el mismo
vehículo.
- Las normas de
confinamiento son las mismas para poblaciones pequeñas que para
poblaciones grandes, para zonas de enfermedad masiva y para zonas donde
casi no hay incidencia.
- Dentro del coche
hay que guardar la distancia de seguridad, salvo si eres personal
esencial...
- No se puede viajar
fuera de la provincia.
- Puedes moverte 200
km en provincias como Burgos, pero no puedes moverte casi 50 km en
provincias como Vizcaya.
- Puedes tener
contacto con más personas en 1 Km en Madrid que en 50 Km en Zamora.
- Tu hospital,
comisaría o juzgado más cercano, puede estar en otra provincia, pero lo
importante son los límites territoriales.
- El confinamiento es
igual para sintomáticos, asintomáticos y sanos.
- El confinamiento es
igual para poblaciones de muy alto riesgo -ancianos- que para los de muy
bajo riesgo -niños-.
- No es necesario
hacer ninguna prueba clínica para diagnosticar a un paciente.
- Toda presunción es
prueba de enfermedad o de lo contrario.
- La enfermedad está
causada por un virus que no se ha aislado en origen y que no se identifica
en cada caso.
- La enfermedad se
transmite por el aire sin que se haya aislado el virus en ninguna de las
gotas de “pfluge” que emitimos al hablar, respirar o toser.
- No hay ninguna
evidencia científica real que demuestre que las mascarillas sirvan de
algo.
- Una nueva fórmula
para acabar con la pandemia es la fumigación.
- Nadie explica qué
es lo que se fumiga ni qué eficacia tiene ni qué efectos adversos puede
tener para el medio ambiente o las personas.
- Hay que usar
mascarilla y guantes, incluso aunque no exista evidencia de que sirvan de
nada sino todo lo contrario.
- La mascarilla y los
guantes se convierten en vectores de expansión de la enfermedad.
- Se imposibilita
todo ejercicio físico y paseo, cuando son medidas higiénicas que son
positivamente beneficiosas.
- Va a haber un
rebrote de la enfermedad, sin que exista ningún dato o experiencia para
afirmar tal cosa.
- Los test que se
están empleando ni son fiables ni específicos.
- El nivel de falsos
positivos y falsos negativos, hace que los test no sirvan para nada.
- La solución única
es una vacuna aunque no hay ningún dato o experiencia de vacunas contra
coronavirus en humanos.
- Sociedades
filantrópicas opacas coordinan la creación e imposición de la vacuna, sin
ningún tipo de supervisión control o transparencia.
- Es muy importante
acabar con la pandemia aunque no se acerca ni de lejos a los 120.000
muertos por cáncer.
- El cáncer no motiva
ni una sola medida de salud pública.
- Es muy importante
acabar con las muertes pese a que en España mueren 59.000 personas por
causas directas, indirectas, activas y pasivas del tabaco.
- El tabaco y otros
tóxicos ambientales, no mueven ni una sola medida de salud pública.
- No existen medidas
preventivas, porque lo importante es tratar la pandemia.
- No existen
tratamientos eficaces ni se pueden probar.
- Todo tratamiento
permitido está en manos del Gobierno.
- No hay
alternativas. Los pacientes no pueden quedarse en casa y recibir cuidados
domiciliarios. Tienen que ir al hospital. O no. Depende.
- En el hospital se
les aísla de sus familiares por motivos de salud pública.
- Se suspenden los
derechos al consentimiento informado.
- Se impone un
sistema de eutanasia activa involuntario con un fundamento eugenésico.
- Se incineran los
cadáveres sin razón científica y sin el consentimiento de los pacientes y
familiares.
- No se hacen test ni
comprobaciones ni autopsias a los fallecidos.
- Se hacen
experimentos involuntarios con distintas medicaciones sin seguir
protocolos de investigación.
- Se publicita,
estimula y permite la fabricación de respiradores por empresas sin
experiencia a sabiendas de que pueden ser mortales. Mucha presión, poca
presión o frecuencias desacompasadas pueden matar al paciente, pero eso no
importa.
- Se publicita,
estimula y permite la fabricación de mascarillas por empresas sin
experiencia y con materiales diversos. Lo importante es que parezcan
mascarillas y no que sirvan de barrera efectiva.
- Se liberan
organismos genéticamente modificados para luchar contra la pandemia sin
seguir las normas básicas y legales de seguridad.
- El estado de alarma
no supone eliminación de derechos fundamentales pero los anula.
- Se trata de un
problema de salud púbica pero en lugar de utilizar la Ley General de Salud
Pública o la Ley Orgánica de Medidas Especiales en materia de Salud
Pública se decreta un estado de alarma.
- Los políticos que
son incapaces de gobernar mediante consenso, que no son capaces de aprobar
presupuestos desde verano de 2017, que han mentido y corrompido en todo
tipo de negocios y que han parasitado la justicia, nos van a salvar.
- Los internamientos
involuntarios, coactivos, son irregulares y sumarísimos.
- A pesar de que los
partidos no se ponen de acuerdo en las cosas más básicas, todos han
llegado al consenso de destruir el país como fórmula para combatir la
pandemia, sin debate político de ningún tipo.
- Ningún partido
muestra, debate o enmienda ni un solo documento oficial -si es que
existe-.
- Como medidas de
salud pública se habla de diagnósticos involuntarios, de confinamiento de
asintomáticos, de vacunación forzada, junto con medidas tan sorprendentes
como ocupación de viviendas deshabitadas, requisado de bienes y
materiales, nacionalización de empresas...
- Los funcionarios
que no han acabado con el cáncer, el sida, la gripe, las listas de espera
o la corrupción farmacéutica, nos van a salvar.
- Las medidas de
confinamiento están funcionando, pero nadie explica por qué en países
donde el confinamiento no es estricto o ni siquiera hay, no hay más
contagios ni más muertes.
- Se abandona a los
ancianos y a las residencias y se investiga penalmente las muertes que
ocurren fuera del hospital.
- No se investiga
ninguna muerte dentro del hospital.
- Hay que controlar
la falsa información y los bulos a través de la censura y el acoso. Nadie
acredita que la información oficial sea veraz.
- Los medios de
comunicación son financiados por el Gobierno.
- Los medios que
financia el gobierno muestran las incongruencias y noticias disonantes. Los
medios divulgan noticias que tienden a atemorizar a la población con el
virus y con el Gobierno.
- Empobrecer a un
país hasta el límite (un 20% de deuda más en tres meses, -120% del PIB-),
es la nueva fórmula para combatir las pandemias.
- Nadie contabiliza
las muertes “colaterales” que causa el estado de alarma por otras
enfermedades no tratadas, por pérdida de oportunidad, por iatrogenia o por
suicidio.
- Nadie contabiliza
el daño moral y mental que causan las medidas policiales, crisis nerviosas
e internamientos y tratamientos involuntarios psiquiátricos.…
- ...
Este cúmulo de patentes incongruencias que son mostradas por los medios de
comunicación, sin ningún sonrojo, consiguen dos efectos.
El primero mantener la tensión entre miedo y esperanza, dos sentimientos
ficticios y artificiales sustentados en las “evidencias” que se ven en la tele.
Con esas emociones se tiende a infantilizar a la población y facilitar que
asuma un rol concreto: persona esencial autoritaria, persona no esencial
sumisa.
El segundo de los efectos es el de descubrir y humillar todo tipo de
disidencia. Es difícil mantener la boca callada con tanta estupidez: te pillan,
y eres un “terraplanista”, un “antivacunas”.
Quieras o no, tendrás que cumplir con las normas estúpidas que imponemos.
El mundo se divide entonces en cuatro grupos cosificados:
- A) El de la
población sumisa, obediente y complaciente.
- B) El de la
población esencial, autoritaria, balconazi,
agresiva.
- C) El de la
población disidente silenciosa, prudente... cobarde.
- D) El de los
payasos - mártires de los que todo el mundo se
ríe y a los que todo el mundo insulta. Los payasos sirven para que el
escarnio neutralice cualquier respuesta de otros grupos mediante “castigos
ejemplares”.
TERCER PASO: Procesos sociales para pasar a la acción.
La anonimización del grupo de personas esenciales se cumple con la máscara.
Con la máscara, hay ocho veces más posibilidades de cumplir con
instrucciones atroces o incluso de matar. Pero...
¿Qué es lo que hace que las personas esenciales se deslicen por el tobogán
del abuso?
- Actuar sin pensar. Se ha cercenado el espíritu crítico moral y la posibilidad de diálogo
y discrepancia. Se ha instalado un sistema jerárquico de gestión donde no
existen equipos de trabajo ni debate ni personalización. Se trata de una
carencia moral que nace del relativismo moral del materialismo y del
utilitarismo. “qué daño puede hacer”.
- Se deshumaniza a
los otros. Se cosifica al ser humano como un elemento más de la
sociedad, sin valor individual. “es un covid, es un asintomático”
- Anonimización de
uno mismo. “soy un mandado”
- Difusión de la
responsabilidad. “las decisiones las toman desde arriba, lo
ordena el Ministro, lo manda el Juez”.
- Obediencia ciega a
la autoridad. “es la Ley” “las normas son para cumplirlas”.
- Conformismo social. “si todos obedecemos y hacemos lo mismo, nadie puede hacer nada
distinto, Soy uno más, somos mayoría”.
- Banalización del
mal. Tolerancia pasiva ante la maldad. Inacción,
Indiferencia. “si lo que se hace fuese un crimen, no ocurriría”.
CUARTO PASO: Dar poder a la gente sin controlar ni exigir responsabilidad.
Se ha centralizado la gestión y la responsabilidad.
Con ello se persigue que las personas esenciales, actúen impunemente
generando descontento, crispación, caos y terror.
Todo lo anterior hace que piense que lo que realmente están generando es
una situación en la que se produce un estado absolutamente totalitario a través
del miedo, la violencia y la ruina económica.
La población entra en un "estado agéntico".
El estado agéntico es una especie de trance cognitivo por el cual no
podemos escapar de nuestro propio rol. La disonancia entre la realidad y el
autoengaño, se resuelve tomando partido por el último y abrazando a la
autoridad.
Estamos hablando de una “nueva normalidad” una “post democracia”.
Acaba de brotar el germen del totalitarismo, cuidadosamente regado y
abonado durante décadas en las que esa semilla -el estatismo- infectó:
- La sanidad
- La educación y la
ciencia.
- Los medios de
comunicación y la cultura
- La justicia e
instituciones de control
- La industria
(alimentos, medicinas...) y suministros básicos (luz, agua, gas,
combustible, internet, teléfono...)
- La banca y los
seguros
- Las ideologías y
creencias religiosas
Todas las áreas anteriores (siete cabezas y diez cuernos)
están absolutamente controladas por el Gobierno a través de regulaciones y
subvenciones y funcionan al margen de todo tipo de transparencia y control.
Todas están manejadas por técnicos cientifistas con papel sacerdotal.
Lo que se persigue es una sociedad tecnocrática totalitaria y para ello es
necesario construir un escenario de caos.
“Ordo ab Chaos” es el lema de los masones...
Efecto Lucifer para una post-democracia.
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