NO BUSQUES TRABAJO, DE VERDAD QUE NO VALE LA PENA
“Mienten todo el tiempo, tanto a sí
mismos como a los demás. Por lo tanto nadie comprende ni a sí mismo ni a nadie
más.
¿Pensad – podría haber tal discordia,
tan profundo malentendido y tal odio hacia las visiones y opiniones de los
demás, si las personas fuéramos capaces de entendernos unos a los otros?
Pero no pueden entender porque no pueden
dejar de mentir.
Decir la verdad es lo más difícil del
mundo; y uno debe estudiar mucho y durante mucho tiempo para ser capaz de decir
la verdad. El deseo solo no es suficiente.
Para decir la verdad, uno debe saber lo
que es la verdad y lo que es la mentira, y primero de todo en uno mismo. Y esto
nadie lo quiere saber.”
G.I. Gurdjieff en Fragmentos de una enseñanza desconocida
(1949)
Creando la nueva realidad. ¿Por qué una nueva
realidad?… Porque la vieja, mientras se cae, nos arrastra hacia un abismo.
La
infección social sobre la que se sustenta nuestra actual creación común fluye
como si fuera un río de lava purulenta. Parece que todo lo falso debiera
aflorar antes de que empiece la sanación. Empezamos a saber quién es
quién. Y fundamentalmente quién soy yo… ¿Qué
características tiene que tener la nueva realidad?… Ahí estamos, ¡tratando de
definirlas!
Pero
bien pudiera ser que una fundamental fuera dejar de mentir y de mentirnos todo
el tiempo. Para poder ver las cosas como son. Para que las palabras describan
lo que hay, y dejen de ser un autoengaño permanente a base de perpetuar puntos
ciegos sobre nosotros mismos y sobre lo que nos rodea.
Para
que la neolengua orwelliana, con la que recreamos todos los días una realidad
falsa que nos vuelve ciegos a la verdadera realidad, se nos empiece a
hacer evidente. Solo entonces, cuando las palabras empiecen a ser
vibrantes mensajeras de la verdad, estaremos cimentando una realidad
diferente.
Me
ha gustado el artículo de Risto Mejide que publico en este post. De
entrada, suena provocador… pero resulta que no lo es. En realidad es certero,
directo y toma el toro por los cuernos. En un mundo de mentiras, donde el
lenguaje oculta y falsea, decir la verdad resulta algo revolucionario. ¡Eso es
todo!
NO
BUSQUES TRABAJO
No busques
trabajo. Así te lo digo. No gastes ni tu tiempo ni tu dinero, de verdad que no
vale la pena. Tal como está el patio, con uno de cada dos jóvenes y casi uno de
cada tres adultos en edad de dejar de trabajar, lo de buscar trabajo ya es una
patraña, un cachondeo, una mentira y una estúpida forma de justificar la
ineptitud de nuestros políticos, la bajada de pantalones eurocomunitaria y lo
poco que les importas a los que realmente mandan, que por si aún no lo habías
notado, son los que hablan en alemán.
No
busques trabajo. Te lo digo en serio. Si tienes más de 30 años, has sido dado
por perdido. Aunque te llames Diego Martínez
Santos y
seas el mejor físico de partículas de Europa. Da igual. Aquí eres un pringao
demasiado caro de mantener. Dónde vas pidiendo nada. Si ahí afuera tengo a
veinte mucho más jóvenes que no me pedirán más que una oportunidad, eufemismo
de trabajar gratis. Anda, apártate que me tapas el sol.
Y si
tienes menos de 30 años, tú sí puedes fardar de algo. Por fin la generación de
tu país duplica al resto de la Unión Europea en algo, aunque ese algo sea la
tasa de desempleo. Eh, pero no te preocupes, que como dijo el maestro, los
récords están ahí para ser batidos. Tú sigue esperando que los políticos te
echen un cable, pon a prueba tu paciencia mariana y vas a ver qué bien te va.
Por
eso me atrevo a darte un consejo que no me has pedido: tengas la edad que
tengas, no busques trabajo. Buscar
no es ni de lejos el verbo adecuado. Porque lo único que te arriesgas
es a no encontrar. Y a frustrarte. Y a desesperarte. Y a creerte que es por tu
culpa. Y a volverte a hundir. No
utilices el verbo buscar.
Utiliza el verbo crear.
Utiliza el verbo reinventar.
Utiliza el verbo fabricar.
Utiliza el verbo
reciclar.
Son más difíciles, sí, pero lo mismo ocurre con todo lo que se hace
real.
Que se complica.
Da
igual que te vistas de autónomo, de empresario o de empleado. Por si aún no lo
has notado, ha llegado el momento de las empresas de uno. Tú eres tu director
general, tu presidente, tu director de marketing y tu recepcionista. La única
empresa de la que no te podrán despedir jamás. Y tu departamento de I+D (eso
que tienes sobre los hombros) hace tiempo que tiene sobre la mesa el encargo
más difícil de todos los tiempos desde que el hombre es hombre: diseñar tu
propia vida.
Suena
jodido. Porque lo es. Pero corrígeme si la alternativa te está pagando las
facturas.
Trabajo no es un buen
sustantivo tampoco. Porque es mentira que no exista. Trabajo hay. Lo que pasa
es que ahora se reparte entre menos gente, que en muchos casos se ve obligada a
hacer más de lo que humanamente puede. Lo llaman productividad. Otra patraña, tan
manipulable como todos los índices. Pero en fin.
Mejor
búscate entre tus habilidades. Mejor busca qué sabes hacer. Qué se te da bien.
Todos tenemos alguna habilidad que nos hace especiales. Alguna singularidad.
Alguna rareza. Lo difícil no es tenerla, lo difícil es encontrarla,
identificarla a tiempo. Y entre esas rarezas, pregúntate cuáles podrían estar
recompensadas. Si no es aquí, fuera. Si no es en tu sector, en cualquier otro.
Por cierto, qué es un sector hoy en día.
No
busques trabajo. Mejor busca un mercado. O dicho de otra forma, una necesidad insatisfecha
en un grupo de gente dispuesta a gastar, sea en la moneda que sea. Aprende a
hablar en su idioma. Y no me refiero sólo a la lengua vehicular, que también.
No
busques trabajo. Mejor busca a un ingenuo, o primer cliente. Reduce sus miedos,
ofrécele una prueba gratis, sin compromiso, y prométele que le devolverás el
dinero si no queda satisfecho. Y por el camino, gánate su confianza, convéncele
de que te necesita aunque él todavía no se haya dado cuenta. No pares hasta
obtener un sí. Vendrá acompañado de algún pero, tú tranquilo que los peros
siempre caducan y acaban cayéndose por el camino.
Y a
continuación, déjate la piel por que quede encantado de haberte conocido. No
escatimes esfuerzos, convierte su felicidad en tu obsesión. Hazle creer que eres
imprescindible. En realidad nada ni nadie lo es, pero todos pagamos cada día
por productos y servicios que nos han convencido de lo contrario.
Por
último, no busques trabajo. Busca una vida de la que no quieras retirarte
jamás. Y un día a día en el que nunca dejes de aprender. Intenta no venderte y
estarás mucho más cerca de que alguien te compre de vez en cuando. Ah, y
olvídate de la estabilidad, eso es cosa del siglo pasado. Intenta gastar menos
de lo que tienes. Y sobre todo y ante todo, jamás te hipoteques, piensa que si alquilas no estarás tirando el
dinero, sino comprando tu libertad.
Hasta
aquí la mejor ayuda que se me ocurre, lo más útil que te puedo decir, te llames
David Belzunce, Enzo Vizcaíno, Sislena Caparrosa o Julio Mejide. Ya, ya sé que
tampoco te he solucionado nada. Aunque si esperabas soluciones y que encima
esas soluciones viniesen de mí, tu problema es aún mayor de lo que me pensaba.
No
busques trabajo. Sólo así, quizás, algún día, el trabajo te encuentre a ti.
Risto Mejide
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