Desde hace muchos años, gran cantidad de personas en el
mundo alternativo vienen advirtiendo de un día en el que a todos los ciudadanos
les será implantado bajo la piel un microchip de control.
Mucha gente ha considerado que estas afirmaciones eran “una
teoría de la conspiración” y que los que realizaban tales advertencias eran
unos “conspiranoicos” o unos “magufos”.
Bien, pues el momento ha llegado: una gran cadena de TV de
EEUU ya ha empezado a impulsar la implantación del chip en los bebés y ha
empezado a invitar a famosos para que le vendan la idea a la población.
Un reciente informe de la cadena NBC News, promueve la
implantación de microchips en los niños, afirmando que se trata de algo que va a
suceder “más pronto que tarde” y que los estadounidenses con el tiempo
aceptarán llevar el microchip implantado como algo tan normal como el código de
barras en los productos.
Para ello, el reportaje presenta a la madre de 3 niños,
llamada Steffany Rodriguez-Neely, que habla de cómo perdió brevemente a su hija
después de que ella se escondiera detrás de un estante de ropa, haciendo
hincapié en que “la pesadilla de todos los padres se produce cuando no se puede
encontrar a un hijo”
“Cuando se trata de algo que vaya a salvar a mi hijo, no hay
nada que me parezca demasiado extremo”, dice Rodriguez-Neely. “El microchip
sería una capa adicional de protección, por si algo malo sucede”
Rodriguez-Neely pasa a explicar cómo ella misma se ha
enfrentado al escepticismo de otras madres de un grupo local de la Bahía de
Tampa, gente como Kerri Levey, que se muestra cautelosa acerca de la
implantación de un microchip en sus propios hijos.
“Estás poniéndole una batería a tu hijo, cuando le implantas
un microchip. Una vez lo haces, ¡dónde se detiene la cosa? Es ir demasiado
lejos. Estamos hablando de un niño”.
“Si un pequeño chip del tamaño de un grano de arroz pudiera
evitar una tragedia, creo que la mayoría de los padres lo implantarían en sus
hijos” responde Rodriguez-Neely.
El pequeño reportaje de la NBC sigue impulsando la idea del
microchip y a continuación cita al experto en electrónica Stuart Lipoff, quien
afirma que un microchip implantado en los niños es algo seguro e inevitable.
“Las personas deben ser conscientes de que las pruebas de
seguridad de estos productos ya se están haciendo. Los militares no sólo ya lo
están probando, sino que ya lo utilizan en sus propiedades. No es una cuestión
de si ocurrirá, sino de cuándo ocurrirá”, afirma Lipoff.
Lipoff también declaró a NBC que las personas no deberían
estar preocupados por el “Gran Hermano” vigilando los movimientos de sus hijos
y que esta tecnología no es más que una actualización del código de barras
tradicional.
“Cuando los códigos de barras salieron al mercado por
primera vez a finales de 1960, la gente estaba horrorizada. Tenían miedo de
ellos y no entendían el concepto. Hoy en día, es tan común, que ni siquiera los
notamos. Un microchip funcionaría en gran parte de la misma manera”, afirma,
añadiendo que “definitivamente es algo que sucederá”.
La reportera de la NBC Melanie Michael parece estar de
acuerdo, señalando que el tamaño del chip es “muy pequeño” y que “el experto
nos dice que esto sucederá más pronto que tarde”
“Usted puede apostar que alguien en algún lugar, algún día
va a sacar esto adelante y podremos ver los microchips por todo el mundo”,
añade.
En otra noticia separada, días antes la misma cadena NBC en
el programa Today, entrevistó a la actriz Brooke Shields, quien parece
encantada con la idea de implantar chips de seguimiento a sus propios hijos.
Así es como la cadena la presenta en su web:
Si los microchips implantables pueden realizar un
seguimiento de los animales domésticos perdidos, ¿por qué no también de
nuestros hijos?
Brooke Shields, parece estar de acuerdo con la idea.
Después de conocer la noticia de un equipo de fútbol en
Argentina (Club Atlético Tigre), que ofrece abonos de temporada en forma de
microchip implantado, Brooke Shields nos ofrece su opinión al respecto y parece
que ella no quiere limitar esta tecnología simplemente a la entrada en un
estadio.
Ella tiene una idea diferente.
“No estoy pensando en ello en términos de deportes, pues a
mi me gustaría ponerle uno a mis hijos”, dijo Shields durante su entrevista en
Today. “Honestamente, no estoy en contra de chipear a mis hijos”
Shields, madre de dos hijas, sostiene que el perro de la
familia tiene un microchip que ayudó a que las autoridades lo devolvieran a
casa después de que el animal escapara del domicilio de Shields en la ciudad de
Nueva York.
(COMENTARIO: ¿y por qué Brooke Shields no se pregunta por
qué razón huyó su perro, prefiriendo estar en la calle que a su lado?)
Brooke Shields calificó esta tecnología de “espeluznante y
futurista“, y se preguntó cómo podría conseguir implantarle el dispositivo a
sus niñas.
“Pensé que lo podría hacer mientras durmieran”, bromeó.
“‘Mamá, ¿qué fue eso? Oh, no sé, quizás fue un mosquito”’
Incluso Shields fantaseó con el nombre de marca que
escogería para su producto de ficción.
“¿Cómo puede encontrar a sus hijos si son secuestrados?”,
dijo.“Me gusta el dispositivo de rastreo. Me gusta el pequeño LoJack en mis
bebés. Quiero un Babylo, un LoJack para mi bebé”.
Como se puede ver, la implantación obligatoria de un microchip
en todos los ciudadanos para tener un completo control sobre todos los aspectos
de nuestras vidas, no es ninguna “fantasía conspiranoica” como algunos
anormales con menor capacidad de raciocinio que la mosca del vinagre, quieren
hacernos ver.
Esto es un proyecto real de control a nivel global,
largamente planeado y que hasta el momento está siguiendo una perfecta
planificación.
El gran problema para que algunas personas entiendan de una
vez por todas que esto está sucediendo realmente, consiste en que cuando leen
este tipo de advertencias en los medios alternativos, esperan que la amenaza se
materialice al día siguiente a las 8 de la mañana.
Es uno de los grandes problemas de la sociedad actual: por
culpa de la inmediatez y la frecuencia con la que recibimos grandes dosis de
información, la mayoría de personas han perdido la capacidad de tener una
correcta perspectiva temporal de los acontecimientos.
Y es que el proceso de implantación del microchip, llevará
unos años y noticias como las que hemos leído, son tanteos que se hacen a la
población, para que empiece poco a poco a asimilar el concepto.
En estos momentos, hay varios procesos que se están
desarrollando en paralelo para que este proyecto de control enfermizo global se
acabe convirtiendo en una realidad:
-Condicionamiento Mental y Social
-Eliminación del Dinero Físico
-Crisis de Seguridad: Emergencia Sanitaria y Terrorismo
-Evolución Tecnológica
CONDICIONAMIENTO MENTAL Y SOCIAL
El paso previo para la implantación global de un chip de
control en todos los ciudadanos, ha sido la proliferación de los teléfonos
móviles y de las redes sociales. Mediante la generalización de estas 2
herramientas, la mente de la población ha sido moldeada para que acepte la idea
de ser controlada las 24 horas del día y eliminar de sus vidas el concepto de
intimidad, ofreciendo gratuitamente a ojos de los demás, hasta el detalle más
insignificante de su existencia, desde la cara que hace cuando se levanta de la
cama, hasta el dichoso postre que se toma en el restaurante cuando sale a
comer.
Los jóvenes de hoy en día (la peor generación de la historia
de la humanidad), ya han nacido y crecido en una sociedad donde mostrar
públicamente todo lo que estás haciendo a cualquiera que pueda o quiera verlo,
representa la nueva normalidad.
Estamos ante una generación (que podríamos calificar como
de-generación), que prostituye su intimidad a cambio de algo tan nimio,
abstracto y vacío como un “like” en las redes sociales. Sus mentes de esclavo
debidamente moldeadas, son el paso previo indispensable para que acepten la
implantación de un microchip de seguimiento e identificación, a cambio de poder
acceder fácilmente a un local de moda…o pagar fácilmente algún veneno
edulcorado en Starbucks.
ELIMINACIÓN DEL DINERO FÍSICO
Y es que paralelamente a la aceptación del concepto de
control y vigilancia masivos, está evolucionando la idea de eliminar el dinero
en efectivo y convertirlo en dinero electrónico.
Para ello, no solo se instrumentaliza la idea de “comodidad
y rapidez” (pagar el frapuccino del Starbucks), sino que convenientemente, la
idea del dinero electrónico se combina con una supuesta lucha contra la
corrupción y la evasión de impuestos de los más poderosos, un tema que está
siendo aireado a todas horas, como vemos en el célebre caso de los “Papeles de
Panamá”.
Mediante esta lucha contra esos “grandes corruptos
multimillonarios malvados”, se empujará a la población más humilde a que pida
un mayor control de sus actividades mediante la implantación del dinero
electrónico, todo ello en medio de una crisis económica que afecta gravemente a
los servicios públicos de los estados y que pronto redundará en una caída de
las pensiones y las ayudas a los más necesitados.
La población, en medio de una oleada de justificada
indignación, pedirá fervientemente que se controle esa evasión fiscal y que se
impulse la implantación del dinero electrónico, “para que nadie evite cumplir
con sus obligaciones”…y lo harán sin darse cuenta que en realidad, esas medidas
de control han sido diseñadas para controlarles a ellos y sin percatarse que
los grandes evasores no son más que un pretexto para que los pobres pidan la
implantación de los grilletes que estrangularán su futuro.
Lo más triste es que quien advierta del peligro de la
implantación del dinero electrónico y de lo que realmente representa, será
rápidamente tildado de favorecer la evasión de impuestos de los más ricos y se
le calificará de “defensor de las élites”.
CRISIS DE SEGURIDAD
Combinado con estos procesos, tenemos la posibilidad de que
tarde o temprano se produzca algún tipo de crisis sanitaria global.
El concepto de una gran pandemia que necesite de un
monitoreo estricto de toda la población, ya flota en el aire desde hace años,
pues de forma sospechosa y cada vez más regular, estamos viendo la aparición de
epidemias amenazadoras en pleno siglo XXI, como la Gripe A, el Ébola, el Zika y
un largo etcétera de otras enfermedades menores que periódicamente saltan a la
palestra como posibles amenazas globales.
La proliferación de historias de zombies afectados por
terribles pandemias en cine y televisión estos últimos años, también sirven
para asentar inconscientemente este concepto como una posibilidad factible
entre la población.
Añadido a ello tenemos el creciente peligro del terrorismo
global, una excusa perfecta para impulsar cualquier tipo de tecnología de
vigilancia masiva, bajo el pretexto de garantizar la seguridad de la población
y la persecución de los “malvados terroristas”.
Para que el miedo al terrorismo acabe calando realmente
entre la población y se traduzca finalmente en una petición desesperada de
control por parte de la gente hacia las autoridades, hace falta combinar un
estado constante de desasosiego social (lo que estamos empezando a vivir ahora
con el terrorismo yihadista), con algún posible gran impacto emocional, al
estilo de los atentados del 11-s, que conmocione a la población global y la
impulse a aceptar o incluso pedir estas medidas de seguridad y la pérdida de
sus libertades como “mal menor”.
EVOLUCIÓN TECNOLÓGICA
Así pues, una vez conseguido el condicionamiento social de
la población, llegará un momento en que el condicionamiento social, la
implantación del dinero electrónico y la crisis de seguridad convergirán en un
mismo punto que llevará de forma “natural” a la implantación masiva del
microchip y ello se producirá cuando la tecnología necesaria para implantarlo
haya evolucionado lo suficiente para que sea extremadamente cómoda, barata y
fácil de aplicar, sin apenas coste social.
Y es que será la propia evolución de la tecnología en
nuestro día a día la que marcará la llegada de ese momento, en que
oficialmente, nos convertiremos en esclavos tecnológicos vigilados y
controlados las 24 horas del día.
La sustitución de los teléfonos móviles por wereables cada
vez más pequeños, acabará culminando finalmente en la muerte de los móviles y
en la creación de dispositivos minúsculos, mucho más pequeños que esos
microchips RFID del tamaño de un grano de arroz, que pronto nos parecerán tan
anticuados como los primeros celulares del tamaño de un ladrillo.
Los minúsculos dispositivos los llevaremos implantados
debajo de la piel, de forma imperceptible e indolora (sin necesidad de ninguna
de esas terroríficas agujas) y nuestro propio cuerpo y nuestra propia percepción,
serán utilizados como interfaz para relacionarnos con ellos, en un entorno de
realidad aumentada que primero percibiremos de forma externa, quizás mediante
minúsculas lentillas, y que poco después incorporaremos a nuestra propia
percepción del mundo real, en el interior de nuestros propios cerebros.
Al principio, a nadie se le obligará a aceptar la
implantación de ninguna de estas tecnologías en su propio cuerpo, al menos en
las primeras fases de su implantación paulatina.
El instrumento utilizado para condicionar a los que se
nieguen a llevar un chip de control o una conexión cerebral a internet, será la
presión social, que calificará de “retrasados”, “obsoletos”, “retrógrados”,
“paletos” y hasta de “locos paranoicos”, a todos aquellos que se nieguen a
convertirse en “ciborgs” o “no-conectados”.
Prácticamente a quien se niegue a “conectarse” se le
considerará un Amish que quiere vivir en el medioevo.
Esa presión social se irá combinando con la incomodidad
creciente de los no-conectados a la hora de incorporarse a una sociedad cada
vez más tecnificada y virtual, lo que redundará a su vez en su aislamiento
social y en su clasificación paulatina como “elementos sospechosos, radicales,
o peligros potenciales para la seguridad”.
Y en última instancia, si la presión social no fuera
suficiente, la autoridad siempre tendrá un as en la manga: utilizar cualquier
crisis, sea sanitaria o terrorista, para impulsar una implantación obligatoria
de estos dispositivos en todos los ciudadanos.
Pero todo esto que estamos advirtiendo, no sucederá mañana.
Ni la semana que viene, ni dentro de un año.
Se trata de un proceso paulatino, que durará varios años y
que se apoya principalmente en el impulso de las generaciones más jóvenes,
criadas desde su nacimiento para ser los esclavos sacrificables del futuro.
Y todo este proceso coincidirá temporalmente con una enorme
transformación a escala global, a nivel social, económico y político, que
llevará a la demolición del sistema actual y a la construcción de un nuevo
paradigma.
Todos los líderes políticos que liderarán las diferentes
fases de este complejo (y en algunos momentos tumultuoso) proceso, ya están
ocupando sus posiciones y las pequeñas y grandes crisis de toda índole que
llevarán a culminar esta transformación del planeta en una enorme prisión
digital, ya están en marcha y las podemos ver a nuestro alrededor.
Desgraciadamente, aun hay una gran cantidad de masa
adormecida que cree que todo esto es una fantasía conspirativa; pero quizás
para ellos nada de esto represente un auténtico problema: al fin y al cabo, sus
cerebros ya están más muertos que vivos…
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