No tienes nada que aprender. Simplemente, recuerda…
Bajo los impulsos de la mente, surge en ti, casi
sin que te des cuenta, la queja sobre la vida y el mundo. Sin embargo, escucha
bien esto desde tu Corazón, este mundo es el escenario idóneo,
adecuado, perfecto y necesario para que tú y todas las personas desarrolléis
las experiencias conscienciales que elegisteis desplegar antes de encarnar en
el plano humano. Una vez aquí, por imperativos naturales de la propia
encarnación en esta Dimensión, lo olvidáis.
Sin embargo, para eso, para
vivir esas experiencias conscienciales, estáis aquí y ahora, cada cual en su
momento evolutivo y estado de consciencia. Ninguno mejor ni peor que otro,
ni superior ni inferior, ni bueno ni malo, cada cual el suyo en función
de su propio devenir consciencial y haciendo exactamente lo que en el estado de
consciencia que sea, corresponde. Se trata de un colosal
Milagro generado por vosotros mismos desde lo que realmente sois y ante el que
sólo cabe Respeto, Con-Pasión, Confianza en la vida y, muy especialmente, Amor.
No tienes nada que aprender. Simplemente, recuerda…
Es inmensa la magnitud y capacidad creadora de
la experiencia que estás protagonizando: aquí encarnado, experimentas
el tiempo y el espacio cuando tu ser está más allá del tiempo y el espacio y es
en la eternidad y la infinitud; te crees de este mundo cuando provienes de
la multidimensionalidad y de todos los mundos creados y por crear; inventas lo
que llamas muerte, cuando sólo hay Vida por todos lados, también más
allá de la vida; te sientes como individualidad cuando eres Unidad; te
percibes en la diversidad cuando existes en la Unicidad; te ves como humano
cuando eres Dios encarnado… Es prodigioso, fantástico, portentoso… Goza
de la aventura en la que voluntariamente y con tanto ánimo y valentía te has
embarcado. Y para saborearla plenamente, recuerda que en tu vida, en la
vida de los demás y en la Humanidad, en su conjunto, todo es
exactamente como tiene que ser: todo, sin excepción, tiene su sentido profundo,
su porqué y para qué; todo encaja y nada sobra ni falta. Cuando lo
recuerdes, te reirás a carcajadas al constatar que lo único que andaba inquieto
en la Creación eras tú.
No tienes nada que aprender. Simplemente, recuerda…
En tu proceso de recuerdo, te percatarás
igualmente de que en tu vida nunca ha habido ni habrá errores ni
equivocaciones, ya que todo lo que has hecho es reflejo y manifestación de tu
estado consciencial en ese preciso momento y abre nuevas puertas experienciales
para expandir tu consciencia. Deja atrás, por tanto, cargas, culpas,
pecados y karmas… De la misma forma que tampoco hay problemas. Ni en tu vida,
ni en la vida de los otros, ni en el mundo… Ya ves, tanto darle vueltas
mentales a los problemas y resulta que no existen: lo que consideras tales son,
simplemente, experiencias-oportunidades que tú mismo pones en el camino desde
tu genuino ser para expandir tu proceso consciencial en este plano e impulsar
una Evolución que, pareciendo aquí tuya, es auténticamente del Todo. Así de
sencillo: no hay problemas, sino experiencias-oportunidades en las que
lo importante no es qué pasa o deja de pasar, sino el cómo se viven en
consciencia. Lo cual es aplicable a todo, incluido lo que denominas
enfermedad, que verdaderamente tampoco existe, pues es sólo la manifestación
exterior –síntoma- de procesos de sanación interiores que despliegas en clave
de desarrollo consciencial… Date cuenta de todo ello desde la Paz y la
Armonía que constituyen tu esencia…
No tienes nada que aprender. Simplemente, recuerda…
Céntrate en el aquí-ahora y observa
y vive la vida sin juzgarla. No te identifiques con el “yo” físico, mental
y emocional que utilizas como vehículo para experienciar la vivencia
humana. Haz que desaparezca de ti toda queja y brille la Confianza en
la vida y, derivado de ella, la Aceptación. Diluye todos los miedos y vive
en completa libertad. No cedas a nadie tu poder y no tengas otro
guía o maestro que tú mismo. En lugar de vivir bajo la influencia de los
estímulos externos que otros provocan, interpretándolos según los sistemas
de creencias que otros han instalado en tu cabeza, sigue lo que brota y
emana de ti. Deja de intentar comprender, ver y vivir la vida a través
de la mente y hazlo desde el Corazón. Cesa de buscar fuera, incluida la
divinidad, lo que ya tienes dentro desde siempre y por siempre.
Entiende que todo hecho, situación o circunstancia exterior, sea
personal o colectivo, tiene su causa y origen en el interior, en el
desenvolvimiento de las dinámicas conscienciales. Toma consciencia de que el
sufrimiento es una elección en consciencia y que sufre quien quiere sufrir.
Deja de perseguir cualquier tipo de meta, de desear alcanzar alguna cosa, de
tener que luchar contra algo. Practica y comparte con entusiasmo tus
dones y talentos. Libérate de cualquier dualidad y de
todos los esfuerzos, obligaciones, deberes, normas, dogmas, ritos, cultos,
religiones, morales y sistemas de creencias.
No tienes nada que aprender. Simplemente, recuerda…
Recuerda el Amor que eres y, a partir de ahí,
haz lo que te dé la gana. Deja tu cuidado entre las azucenas olvidado.
Comprueba que la única razón de la existencia, en cualquier plano o
Dimensión, es gozar la Vida. Fluye en la Felicidad incausada y no
te inquietes por nada. Respira en serio y ríete por todo. Pasa tus días mil
Gracias derramando a diestro y siniestro…Enamórate de la Vida y,
simplemente, ¡Vive!…Transfórmate en el Dios que eres y relájate en tu
divinidad.
Y todo esto y este Recuerdo
de lo que eres y Es puede acontecer ahora mismo, en este mismo instante, porque
“Nacer de nuevo” sólo depende de ti.
Artículo de Emilio Carrillo publicado en el número de marzo de 2016 de la revista Tú Mismo
No hay comentarios:
Publicar un comentario