El elemento histórico y criptopolítico
¿Cuándo
empezó este vil negocio? En el siglo XVII, e involucró a toda una
serie de levantadores de imperios que incluyó a Robert Clive en el
siglo XVIII, Alexander Matheson, David Sassoon, los Perkin, los
Coltman, los Russell, los Ableton, los Boylston, los Forbes, y muchos
otros en el siglo XIX. Estamos hablando de la élite de élites del
poder angloamericano. Pero el comercio de opio no fue tan sólo una
aberración del imperio británico, sino también uno de sus
componentes cruciales.
De
hecho, el imperio británico, el tráfico de opio y el crecimiento
del capitalismo se dieron al mismo tiempo. El opio fue fundamental
para la expansión del imperio a lo largo de los últimos años del
siglo XVIII y también los primeros del siglo XIX. Sin él, quizá ni
siquiera hubiese existido el imperio británico. Históricamente
hablando, el opio representaba fantásticas cantidades dinero, mucho
más del que nadie podría soñar. No hizo falta que nadie recordara
a los levantadores de imperios que el dinero hacía girar el mundo.
Ellos fueron creadores de imperios en los pasillos del poder, y
sucios traficantes de drogas en los anales de la historia.
Lo
más sorprendente es la falta de vergüenza con la que trabajaban los
dirigentes de la droga. Ni siquiera se escondían. Para los
británicos, el comercio de opio no era un asunto de callejón
sórdido sino un honorable instrumento de política de Estado, el
sostén del tesoro, y un motivo de alabanza por parte de los más
destacados partidarios del libre comercio, como Adam Smith, Thomas
Malthus, y James y John Stuart Mill. El envenenamiento del mundo no
los conducía a la cárcel. Al contrario, les permitió obtener
títulos nobiliarios y el gobierno les otorgó cargos importantes. Y
hoy en día, todo sigue igual.
EL
RINCON DE ESTULIN: https://www.youtube.com/watch?v=c1-QPtiZM9k
Históricamente,
se puede unir el comercio organizado de drogas con el desarrollo del
capitalismo. De hecho el origen del monopolio está íntimamente
ligado al tráfico de drogas. La existencia del monopolio redundó en
la concentración de enormes bolsas de riquezas en manos de un grupo
de gente relativamente pequeño. La riqueza desembocó en la
acumulación del poder, la acumulación de riqueza y poder —creada
a partir de una asociación histórica de comercios de la droga— se
ha contado entre los cimientos fundamentales del capitalismo global y
también del estado-nación moderno.
Como
resultado de esta evolución se han producido unas cuantas
transformaciones esenciales en la vida humana que han alterado de
forma significativa tanto el terreno social como el terreno
económico.
Dos
de los principales efectos son la creación del mercado de masas y la
generación de un flujo de capital sin precedentes.
Con
el tiempo, las drogas llegaron a convertirse en un elemento básico
en las finanzas de toda estructura criminal desde los imperios
europeos del siglo XVI hasta la actualidad.
De
hecho, todo el ascenso de Occidente desde 1500 hasta 1900 dependió
del comercio del narcotráfico. Durante el proceso, los europeos se
convirtieron en productores y proveedores de los estupefacientes más
importantes.
El
opio fue la primera droga adictiva que se impuso a la fuerza a una
población. Se vendía para obtener beneficios. Esas ganancias fueron
a parar en primer lugar a las instituciones que promovían y
protegían el tráfico de drogas. Entre ellas, las más destacadas
eran la Compañía Británica de las Indias Orientales
(https://es.wikipedia.org/wiki/Compa%C3%B1%C3%ADa_Brit%C3%A1nica_de_las_Indias_Orientales
), la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales
(https://es.wikipedia.org/wiki/Compa%C3%B1%C3%ADa_Neerlandesa_de_las_Indias_Orientales
), y sus asesores: el gobierno colonial británico de la India, la
comunidad de mercaderes holandeses y, más adelante, el grupo
británico que estableció la base de la economía imperial.
El
comercio de opio no fue tan sólo una aberración del imperio
británico, sino también uno de sus componentes cruciales. De hecho,
el imperio británico, el tráfico de opio y el crecimiento del
capitalismo se dieron al mismo tiempo.
Cuando
el comercio de opio finalizó a principios del siglo XX el imperio
británico comenzó a decaer. Repito: el opio fue fundamental para la
expansión del imperio británico a lo largo de los últimos años
del siglo XVIII y también los primeros del siglo XIX. Sin él quizá
ni siquiera hubiese existido el imperio británico.
Las
ganancias provenientes de la droga pagaban las facturas y
proporcionaban una fuente regular de ingresos de alta calidad que
hacía imposible que la colonia india siguiera adelante.
¿Cuándo
empezó este vil negocio? En el siglo XVII, e involucró a toda una
serie de levantadores de imperios que incluyó a Robert Clive en el
siglo XVIII, Alexander Matheson, David Sassoon, los Perkin, los
Coltman, los Russell, los Ableton, los Boylston, los Forbes, y muchos
otros en el siglo XIX. Estamos hablando de la élite de élites del
poder angloamericano.
Andrei Fursov: El papel de los Rothschild en el Imperio Británico y la alianza con China
Históricamente
hablando, el opio representaba fantásticas cantidades dinero, mucho
más del que nadie podría soñar. No hizo falta que nadie recordara
a los levantadores de imperios que el dinero hacía girar el mundo.
Ellos fueron los levantadores de imperios en los pasillos del poder,
y sucios traficantes de drogas en los anales de la historia.
Lo
más sorprendente es la falta de vergüenza con la que trabajaban los
dirigentes de la droga. No se escondían. Para los británicos, el
comercio de opio no era un asunto de callejón sórdido sino un
honorable instrumento de política de estado, el sostén del tesoro,
y un motivo de alabanza por parte de los más destacados partidarios
del libre comercio, como Adam Smith, Thomas Malthus, y James y John
Stuart Mill.
El
envenenamiento del mundo no los conducía a la cárcel. Al contrario,
les permitió obtener títulos nobiliarios y el gobierno les otorgó
cargos importantes. Y hoy en día, todo sigue igual.
Además
de ser una fuente transcendental de ingresos, también fue el
producto de importación más relevante durante los primeros 70 años
del siglo XIX. El negocio de los narcóticos también creó una
concentración de capitalistas y una estructura financiera global sin
la cual no habría sido posible nada de lo que ocurrió a
continuación.
Esta
situación se dio primero en Londres y más tarde en Boston y Nueva
York. Todas las grandes casas mercantiles, los bancos y las compañías
de seguros que tenían sus raíces del comercio asiático, surgieron
a partir del opio.
El
comercio de esta sustancia produjo montañas de dinero, así como un
mercado de masas, y alimentó las instituciones bancarias de seguros
y transportes que se formaron durante aquella época.
En
conclusión, el capitalismo siempre ha estado ligado de forma íntima
a la droga, porque necesitaba capital rápido y oculto para financiar
la explotación y la defensa, todo ello amparado por el libre
comercio.
La
relación entre actividades bancarias, transporte, seguros y el
comercio de opio figura como las características más notables de la
época.
Estas
actividades no sólo contribuyeron al tráfico de opio sino que se
convirtieron en la base de una infraestructura comercial que en
última instancia sostenía una amplia variedad de comercio.
Con
el tiempo, los estupefacientes empezaron a crear la necesidad de
otras mercancías. Desde el siglo XV, y hasta bien entrado el siglo
XX, el comercio de opio subvencionó la tierra, el trabajo, las
relaciones fiscales e incluso al propio Estado.
Todo
eso se construyó desde los cimientos de una sustancia que
anteriormente y durante milenios se había utilizado con propósito
casi exclusivamente medicinal y de la que los británicos sabían que
además de usarse como dinero era muy adictiva. Quizás, hoy en día,
cuando nos referimos a los narco-estados como Colombia o Afganistán,
deberíamos recordar que el primer narco-estado se dirigía desde
Londres.
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