Soy maestra de escuela y directora jubilada y ya no
reconozco a mis ex colegas.
Antes, cuando los gobiernos nos pedían que aplicáramos medidas, programas que nos impactaban, no dudábamos en protestar, en hacer huelga para defender el interés de nuestros alumnos.
Antes, cuando los gobiernos nos pedían que aplicáramos medidas, programas que nos impactaban, no dudábamos en protestar, en hacer huelga para defender el interés de nuestros alumnos.
Hoy siento que os han hecho un lavado de cerebro. ¿Os
habéis convertido en esclavos del pensamiento único? ¿Dónde está vuestra
curiosidad intelectual, vuestro sentido de la información, de la crítica? Se os
dice en la TV que un virus muy peligroso nos ataca ¿y no revisáis estas
afirmaciones? ¿Dónde están los moribundos, cayendo por las calles? ¿Qué
enfermos gravemente afectados conoces entre tus relaciones? (No me refiero a
los llamados ′′positivos′′ con un resfriado o una pequeña fiebre…) ¿Y eso no te
intriga? ¿No buscas informarte, aceptando dar la palabra a los que contradicen?
Sin embargo, esto es lo que se aprende en todas las facultades: hacerse su
propia opinión después de estudiar las diversas tesis.
Pues no! Obedeces órdenes, órdenes de tus ministros sin
siquiera preguntarte si son legales, si no violan el Derecho y la Constitución
(lo cual es el caso). ¿No te recuerda a las peores épocas de nuestra
historia? Y aceptas transformarte tú y a tus alumnos en máscaras tristes
sin expresiones ni vida… Puede que seas de los primeros en sufrir (tu voz, tu
respiración, probablemente te obliguen rápidamente a revisar la pregunta).
Pero dejadme deciros lo que he visto esta mañana, pasando
por un colegio, a la hora de la salida. Tuve ganas de llorar. Una masa de niños
silenciosos, con ojos tristes, sin atreverse a tocarse, se dirigió hacia mí. En
el lugar donde normalmente, después de cuatro horas de clases había risas,
empujones y barullo, gobernaba un malestar palpable.
Aturdida, ¡he visto a tres
policías armados con rifle de guerra en la puerta! ¡En la puerta de un colegio!
Armados con fusiles listos para disparar!
¿Sobre quién? ¿Niños que se besarían, que se agarrarían
de la mano? ¿Pero dónde vivimos? Realmente he sentido miedo por el futuro de
nuestra sociedad y de nuestros hijos.
Tengo tres nietos en edad escolar Ayer una de mis nietas
me mostró granos alrededor de su boca y nariz y se queja de dolores de cabeza
todas las noches. Mi hijo mayor, que acaba de entrar en IUT, debe seguir sus
clases cada dos semanas solo en su habitación con su computadora. ¡Genial el
ambiente de la universidad!
Pero qué hacemos con nuestros alumnos, con nuestra
juventud? ¿No es más grave que un programa contra el que nos rebelábamos antes?
Han convertido a la élite intelectual de nuestro país, gente capaz de
reflexionar, en ovejas de Panurge?
O realmente crees el anuncio de TV de la niña que no
quiere matar a su abuela con el virus malo. Pero escucha a una abuela:
′′Prefiero morir mañana si no debo besar a mis nietos, verlos reír, interrumpir
y coquetear con sus novias.”
¿Deberán ser los jubilados los que bajen a la calle para
manifestar su angustia, su preocupación, no por un virus moribundo sino frente
a una sociedad liberticida en la que se convierte a la gente en robots sin
sentimientos ni expresión detrás de su máscara?
¿Vais a despertar antes de que sea demasiado tarde?
EVELYNE MELAN
No hay comentarios:
Publicar un comentario