El margen de libertad que podemos asumir, si nos lo proponemos, es bastante amplio

© ¿REALMENTE QUEREMOS SER LIBRES?               

Quizás primero pensemos en lo que entendemos por libertad, LIBERTAD en mayúsculas, que es algo que abarca mucho. Para mí, es no depender de nada ni de nadie, que pronto está dicho!

Cuesta bastante llegar a comprender la amplitud de su significado, por eso tendremos que tratar de ir haciéndolo de forma gradual.

Por ejemplo en el planteamiento “libertad vs. esclavitud” seguro que vemos lo que es la libertad y lo que supone en líneas generales dentro de los marcos históricos.

El tráfico de personas negras para trabajos forzados es el símbolo más triste y conocido de lo que es contrario a la libertad. Antes todo era violento y chapucero, algo que ahora se ha sofisticado pero continúa.

Debemos trabajar “voluntariamente” para poder vivir. No es opcional, a menos que hayamos nacido en el seno de alguna familia económicamente bien dotada.

Por tanto están aquellos que pueden hacer lo que quieren (los menos) y la mayoría que debe hacer lo que puede, tanto si le gusta como si no y con una incertidumbre constante.

O sea que ahora tenemos una “esclavitud” soterrada pero evidente en la que nos han adoctrinado para verla como algo “normal” para aceptarla sin sublevarnos: ¡Es lo que hay!

Volviendo al concepto “libertad” y tomándolo por la vertiente más auténtica hay que decir que es algo muy apartado de la idea que se suele tener.

Libertad es responsabilidad, responsabilidad total sobre nosotros mismos.

Aplicado al terreno práctico supone tener que hacérnoslo todo nosotros. Pero puede ir desde la autosuficiencia total hasta compartir colectivamente los objetivos y las tareas diversas del vivir.

También debe decirse que por muy drástico que nos planteemos el significado de libertad nunca podrá ser total porque somos seres supeditados a nacer y morir, cosas en las que no tenemos ninguna potestad.

Pero aun así, el margen de “libertad real” que podemos llegar a asumir, si nos lo proponemos, es bastante amplio y poco habitual dentro del modo de vivir que llevamos desde hace tiempo.

Nuestros antecesores más antiguos, parece que tenían que montárselo todo: ¡no había otra! Ellos sí que gozaban de libertad... de gusto o a la fuerza dependían exclusivamente de ellos solos.

Nosotros ahora bien agarrados a la almohada de la sociedad de consumo con todos sus cebos y espejismos estamos disfrutando de una libertad ”vigilada” pero “consentida” que nos dificulta muchísimo una libertad que, sin ser total, suponga una independencia plena del sistema .

Porque, no debemos engañarnos, a poco que dependamos del sistema nuestra libertad no será tal sino sólo la sensación de hacer algunas cosas por nuestra cuenta...

Con todo esto, qué es necesario concluir: ¿Qué vale más que no hablemos de libertad? ¿Que no está a nuestro alcance alcanzarla? ¿Qué debemos conformarnos con “ir tirando” y quién días pasa años empuja?

Se hace difícil responder, porque el anhelo existe -al menos en muchos- pero los condicionantes son grandes y, a pesar de las evidencias de que la cosa parece que irá a peor, nuestra voluntad carece del impulso que debería darle un convencimiento que, la verdad, no está a la altura.

Proponerse un hito tan alto como querer la LIBERTAD parece que nos aboque a la frustración. ¿Cómo hacerlo entonces? ¿Existen gradaciones en estos deseos? ¿Se trata de todo o nada?

No digo que no sea posible pero no veo que menudee tal decisión radical, necesaria para un reto de esta envergadura.

_________________________________________________

Joan Martí – elcamidelavida@gmail.com  – 11 septiembre 2023

OTROS ESCRITOS DEL MISMO AUTOR

https://masacriticaconsciente.blogspot.com/p/escritos-propios.html