© LA GRATITUD: EL ALIMENTO DE LA VIDA
La gratitud se define como un reconocimiento de que se ha recibido una ganancia y que esta ganancia proviene de una fuente externa de uno mismo.
Es como un sentimiento de admiración y apreciación de la
vida. Es esencialmente una actitud personal básica que produce felicidad,
salud, plenitud y longevidad.
En nuestros días existe la convicción de haber nacido con
merecimientos innatos, con derechos propios desde antes de nacer.
Nuestra sociedad, con el consumo y la satisfacción inmediata de cualquier deseo, genera cada vez más infelicidad: El consumismo es un "inhibidor de la felicidad".
Cuando abrimos los ojos cada mañana y se nos renueva el
derecho a la vida de forma totalmente gratuita, ¿qué méritos propios podemos
aducir?
Cuando después de una oscura noche el sol se eleva
nuevamente y nos da su luz deslumbrante y su gratificante calor, ¿en qué hemos
colaborado nosotros para hacerlo realidad?
Ante esta insensibilización es necesaria una postura
consciente, apreciando y saboreando todo lo que nos hace la vida agradable y
afortunada, pensando que ésta podría ser de manera diferente.
Debemos aprender a sentirnos agradecidos constantemente por
todo lo que damos por sentado. Se trata de desarrollar una visión personal de
la vida como un "regalo".
Siempre hay cosas que agradecer y, en la medida en que lo
hagamos, las bendiciones se nos multiplicarán.
A veces lo que, al primer vistazo, parece un percance, puede
ser un disfraz del bien y todo lo que parece bueno a primera vista, puede ser
perjudicial.
Siempre existen motivos para estar agradecidos, incluso en
condiciones adversas.
Hay un cuento antiguo de un hombre que tenía un caballo y se
le escapó; sus vecinos corrieron a consolarle y él les dijo: ¿Mala suerte?
¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe nunca?
Más tarde le retornó todo un rebaño; sus vecinos entonces le
felicitaron y él les dijo: ¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe nunca?
El hombre tenía un hijo que, domando un caballo, se cayó y
se le rompió una pierna; de nuevo los vecinos le fueron a consolar, pero él les
dijo: ¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe nunca?
Al poco se presentó el ejército a reclutar jóvenes para la
guerra y al chico le dejaron porque estaba herido; los vecinos, le llenaron de
beneplácitos y él: ¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe nunca?
Todo pasa, tanto lo bueno como lo malo. La actitud
agradecida nos sitúa en un plano equilibrado, en una sensación de bienestar que
produce la comunión con todo lo que nos rodea.
La vida es un constante intercambio de energías que pasan a
través nuestro. Ser agradecido es ser consciente de toda esa energía que nos
vivifica.
Y cuanto más conscientes seamos, más vivos nos sentiremos.
Escrito
para el Espai de Reflexió el 27.11.2007
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Joan Martí – elcamidelavida@gmail.com – 6 octubre 2023
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Y es de buen nacido, ser agradecido decia el refrán, mil abrazos Joan
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