¿DISFRUTE O
SUFRIMIENTO? ¿REGALO U OBLIGACIÓN?
Del camino de la vida todo el mundo puede hablar según le va
o según le ha ido. Cierto que hay momentos de todo porque el camino se hace
caminando. En el trayecto surgen posibilidades diversas que deberemos ir
tanteando para encontrar las que nos resulten más deseables.
Todo en ese camino tiene su precio. De hecho, con la vida
nos estrenamos llorando y con sensación de desamparo al pasar de un ámbito
acogedor a un entorno hostil y frío.
Todo es nuevo y extraño, necesitamos aprenderlo todo con unas herramientas precarias, insuficientes, (no tenemos manual de instrucciones) pero a pesar de las dificultades, se nos despierta la ilusión y la curiosidad, y nos lanzamos de cabeza a ello.
El ambiente que nos rodea es inhóspito a veces, lo que nos
sorprende y nos hace replegar en nosotros mismos a la expectativa de mejores
panoramas, que nos corresponde solo a nosotros construir.
Hemos de irnos conociendo a nosotros mismos y a los demás
para hallar el camino más adecuado a seguir en nuestro tránsito vital.
Ante todo hay que aprender a convivir, porque no estamos
solos y todos estamos inmersos en las mismas dudas existenciales.
La disyuntiva competir o compartir es una constante que ya
se hace presente de pequeños y a la que necesitaremos dar una respuesta
adecuada pues el respeto hacia los demás es una condición imprescindible.
También hemos de asumir cuanto antes que somos responsables
de nuestra vida y que si queremos algo nos lo tenemos que procurar nosotros sin
esperarlo de los demás porque cada uno ya tiene su trabajo.
Necesitaremos movernos entre verdes y maduras tratando de
esquivar las situaciones conflictivas con la atención puesta en lo que está a
nuestro alcance, desestimando lo que no lo esté.
¿Qué podemos hacer y cómo podemos hacerlo? Nuestras propias
capacidades nos lo irán haciendo ver. Todos tenemos unas particularidades, unas
cualidades, que nos distinguen de otros y nos permiten desarrollarnos en la
medida de nuestras posibilidades.
Sin embargo, muchas cosas nos están veladas y por mucho que
nos empeñemos no le hallamos el entramado y así debemos conformarnos con la
dura realidad y con la falta de certezas que no impiden hacerlo lo mejor que
sabemos en cada tarea acometida.
Vivir es una experiencia llena de alicientes que pide
inteligencia y echar mano de sentimientos que hay que tener muy en cuenta y
saber administrarlos bien para salir adelante.
A pesar de la maldad esparcida por todas partes y los
obstáculos que van surgiendo, nadie quiere irse y sigue buscando la felicidad
de la forma que buenamente puede.
Así pues, no hay otra fórmula que exprimir todos los
sentidos para sacarle el mejor provecho y poder disfrutar a conciencia de esta
ocasión única y extraordinaria.
O así me lo parece
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Joan Martí - elcamidelavida@gmail.com - 8 Abril
2024
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