QUE DIRIA DIOS AHORA…
Sea
cual sea la religión que te hayan impuesto desde tu infancia en
función de tu lugar y momento de nacimiento, sal del engaño
sectario-religioso en el que vives atrapado por unos embaucadores y
comienza a decidir por ti mismo tus pensamientos y sentimientos.
DESPERTARES
¡
Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero
que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
Quiero
que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo
que he hecho para ti.
¡Deja
ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo
construiste y que dices que son mi casa!
Mi
casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos,
las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja
ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada
mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.
El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu
amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo
lo que te han hecho creer.
Deja
ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que
ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la
mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito… ¡No me encontrarás
en ningún libro!
Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?
Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?
Deja
de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enojo,
ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.
Deja
de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice… yo te
llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de
necesidades, de incoherencias… de libre albedrío ¿Cómo
puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti?
¿Cómo
puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice?
¿Crees
que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se
porten mal, por el resto de la eternidad?
¿Qué
clase de dios loco puede hacer eso?
Olvídate
de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas
son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean
culpa en ti. Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras
para ti. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida,
que tu estado de alerta sea tu guía.
Esta
vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un
ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que
hay aquí y ahora y lo único que necesitas.
Te
he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay
pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un
registro. Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o
un infierno. No te podría decir si hay algo después de esta vida,
pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si
ésta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir.
Así,
si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te
di.
Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó? ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Que aprendiste?…
Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó? ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Que aprendiste?…
Deja
de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero
que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas
en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando
acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.
Deja
de alabarme, ¿Qué
clase de Dios ególatra crees que soy? Me
aburre que me alaben, me harta que me agradezcan.
¿Te
sientes agradecido?
Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del
mundo. ¿Te sientes
mirado, sobrecogido?…
¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.
Deja
de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han
enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí, que
estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas.
¿Para
qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?
No
me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro… ahí estoy,
latiendo en ti.
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Baruch
de Spinoza, siglo XVII
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