Soy consciente de lo mucho que
cuesta desprenderse de nuestros iconos religiosos y más cuando son fechas de
pasión. Son tradiciones heredadas que trascienden lo institucional y lo
cultural. Depositamos en estos iconos toda nuestra fe, toda nuestra esperanza y
toda nuestra voluntad. Volcamos intencionalmente en esas imágenes, una gran
cantidad de poder, menospreciando nuestra propia capacidad, que sin duda, es la
que es capaz de obrar auténticos milagros. Estos símbolos terminan
representando todo lo que somos capaces, catalizan todas nuestras capacidades,
nuestras energías y obran aquello, que en realidad es obra nuestra.
Estos iconos tocan lo mas sagrado
para nosotros, algo que vive en lo mas profundo de nuestra memoria, se
estandarizan y mercantilizan imágenes, para que no tengamos que recurrir a
nuestro interior en su búsqueda, nos dan todo el trabajo masticadito y con ello
perdemos nuestra capacidad de desarrollo espiritual. Nos venden la imagen de
dios como la de un padre, ese padre benévolo, comprensivo y cariñoso que es
capaz de perdonar incluso in extremis, cualquier “error” que hayamos cometido.
También nos venden la imagen de la madre, quien no adora a esa madre, esa madre
ardorosa y amantísima, que nos quiere tal cual somos y vela por nosotros, y
como no, nos venden la imagen del hijo, ese hijo que es para nosotros un
hermano mayor, que nos aconseja, nos muestra el buen camino y nos apoya.
Todo esto pudo haber tenido la
oportunidad de ser útil en el pasado, cosa que dudo, pero llevamos miles de
años abrazados a estos palos, estas muletas que no necesitamos para ser seres
conscientes, que al final son dogmas absolutamente falsos. Estas imágenes
desvirtúan nuestra capacidad, nos resta y nos minusvalora, esa sagrada familia,
no es la verdadera divinidad y no son mas que becerros dorados, iconos falsos,
que nos permite poner rostros a un concepto que para entenderlo, precisa un
trabajo de auto conocimiento que muy pocos están dispuestos a hacer, porque son
necios, absolutos ignorantes descreídos, que piensan que su opinión es
escritura sagrada, y obtusamente se mean en lo verdaderamente sagrado que vive
en su interior, porque son incapaces de abrir sus cerradas miras y ampliar su
encajonado horizonte.
Esas imágenes representan antiquísimas deidades que poco
tienen que ver con lo que la iglesia nos vende, adoramos al padre, a la madre y
al hijo, pero ¿son realmente lo que nos dicen que son? Evidentemente no, esos
rostros y esos nombres han ido mutando con el paso de los siglos, pero siempre
han estado ahí, parasitando la conciencia humana.
No voy a dar un repaso histórico
a como estos iconos han ido evolucionando con el pasar de las civilizaciones,
como esas figuras han estado perpetuamente ahí, con distintos nombres y
distintas vestiduras, pero con las mismas poses y las mismas ceremonias de
adoración. Existen trabajos más exhaustivos de lo que yo pueda aportar e invito
a que se indague en caso de duda.
Preferir besar los pies de una
imagen de madera, que pararse a pensar, que Dios no pide que nos humillemos y
besemos sus pies, un Ser que es amor no necesita que bebas su sangre y comas su
carne. Un Dios verdadero, quiere que te sinceres y abras tu corazón, no sientas
miedo, vergüenza o culpa, que exista una comunicación, no una comunión, que
hables desde el corazón y no con rezos repetitivos y vacíos. Basta ya de adorar
imágenes, rendir cultos, hacer sacrificios y encender velas en oscuros templos,
la única luz que debemos encender, es la luz de nuestra alma, y a partir de
ahí, la luz llegara a nuestra inteligencia, que aun hoy, palpa la realidad en
absoluta oscuridad.
Para muchos es
difícil desprenderse de la idea jesuítica y salvadora de la divinidad, ese ser
humano de pelo largo y barba, con mirada candorosa y corazón ardiente, que se
sacrifica por nosotros en una inmolación, claramente inútil, tras los
resultados que a día de hoy, aun se perciben en la iniquidad social. Al día
siguiente de su crucifixión, nada cambió en la conciencia humana y tras siglos
de adoctrinamiento, diría que de haberse producido este hecho, ha sido el
sacrificio mas inútil que ha visto la humanidad, ya que solo ha traído, guerra,
sangre y muerte, y dos mil años después, incomprensiblemente seguimos
odiándonos lo mismo.
Seguimos mirando al
cielo esperando un milagro, un milagro que nunca llegara volando a nosotros, y
de producirse, no seria mas que una argucia rastrera que entramparía mas aun, a
los que aun se encuentran atrapados en estas redes, que aun temen saltar la
cerca que pusieron otros a su mente. Si aun guardas alguna creencia en Jesús
solo decirte que ese Jesús que las distintas iglesias cristianas te ofrecen,
jamás existió. Podéis buscar al Jesús histórico o al Jesús gnóstico y sus
enseñanzas, si estas os sirven, pero esa vida heroica y ejemplar que tanto os
han inculcado, no es más que un arquetipo prefabricado.
El ganado que eres,
pendiente de la doctrina de su pastor, es lo que queda cuando depositas en el
templo tu diezmo y tu devoción. Adoras imágenes con mantos de seda e hilo de
oro, corona y báculo, sangre y lagrimas. Esto va para los que aun tienen dentro
ese poso de temor, ese miedo a desprenderse de la tradición y esas imágenes que
son parte de su cultura y su forma de entender la fe, que está presente en sus
fiestas y sus costumbres, pero no podemos esperar más, y hay que empezar a soltar
ese lastre. Ninguna representación divina ha de ser considerada o tomada en
cuenta, máxime si se sitúa por encima de nuestra conciencia.
Toca trabajarnos a
nosotros mismos y desprendernos del miedo y la culpa, entender que somos
inocentes, porque las decisiones que tomaste aquí, no tienen ningún peso
espiritual, ya que tu libre albedrío se encuentra coartado. Eliges, si, pero
entre opciones incorrectas, vas del error al error, por lo tanto, tu libre
albedrío esta siendo falseado. Al ofrecérsete únicamente opciones erróneas, no
se te da a elegir entre algo completamente polarizado, bueno o malo, correcto o
incorrecto, si no entre lo malo y lo peor, así únicamente burlan y estiran como
un chicle la ley universal de causa y efecto, esta no es respetada, por tanto
no hay culpa, y solo existe la inocencia del Ser, que ha sido engañado.
Una vez seamos
libres por completo, sí tendremos la opción de elegir y tomar el camino
correcto o no, pero plenamente conscientes y asumiendo las consecuencias de
antemano en tal decisión. Mientras continuemos bajo tutela religiosa, no
seremos plenamente libres y conscientes de las implicaciones del uso de nuestro
libre albedrío, esto es solo una simulación por lo tanto no hay opción al
error, el pecado es solo una ilusión y la culpa, un engaño. Finalmente esa imaginería,
ese culto y esas divinidades, no son mas que excusas para no tomar conciencia,
excusas para seguir eludiendo nuestra responsabilidad y apoderarnos de nuestro
Ser. Mientras sigamos tutelados por esos demiurgos, esos falsos profetas y esas
falsas divinidades paternales, continuaremos alimentando esa ansia de ser
tutelados, guiados o pastoreados.
Muchos de vosotros
tomareis esto como algo superado, la religión y todo lo que la rodea es una de
las primeras cosas de las que te desprendes, cuando comienzas a despertar, pero
aun hay muchas personas que continúan abrazados a su estampita, la imagen de un
santo, la virgen o el cristo de su pueblo. Todas esas imágenes son adoptadas
como parte de la identidad socio cultural y supone un gran esfuerzo
desprenderse de ellas, porque no apartan una falsa deidad, sino que apartan una
parte de su legado social y eso es lo que mas cuesta soltar. La iglesia fue muy
inteligente y dio a esas falsas imágenes un cariz territorial, para asegurarse
la filiación eterna de sus feligreses, pero lo que esas pobres gentes
desconocen, es la realidad que hay detrás de toda esa parafernalia, por eso
nunca es poco todo lo que se haga por concienciar en la necesidad de soltar esa
idolatría inservible.
Hay que aprender a
sacar de nuestras vidas a Jesús, quitarnos el cariz religioso de su imagen,
bajarlo del pedestal de lo imposible, lo inaccesible y divino. Pensar que
volverá o que nos espera tras la muerte. El vino, dió un mensaje, un patrón tan
válido como cualquier otro para lograr que despertaras, pero preferiste
volverte un fan(-atico) y sacaste lo que crees (o te han dicho) que es su
imagen sangrante en procesión y así alimentar tu propio vía crucis egocéntrico
en el que tu tienes la culpa del derramamiento de una sangre que solo está en
la conciencia de aquellos que no quieren que logres tu verdadero propósito, que
no es otro que liberarte de este yugo.
Te dieron un contenido
y te quedaste con el continente, la iglesia se afanó en hacerte creer que él no
era un hombre sino un dios y a partir de ahí, el ser humano fue de culo y
contra el viento, se podría decir que Jesús vino a echar perlas a los cerdos y
que el plan de su “padre” no sirvió de mucho, visto lo visto.
Si te sientes
ofendido es porque aun crees y ese es el mayor lastre de todos, nos enseñan a
creer y no a conocer, preferimos delegar, regalar nuestra energía y nuestro
poder, que sea otro el que se sacrifique por mi y me salve. Es lo cómodo por
eso la mayoría sigue esperando, en una perpetua rueda de vidas y muertes llenas
de esperanza, esperando un regreso que nunca se producirá, por que cristo somos
todos y la segunda venida será cuando todos hagamos relucir nuestro cristo.
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