¿POR QUÉ NO ALCANZARÁS LA ILUMINACIÓN?
En su libro “Why i am not enligthened”,
Eliezer Sobel explora la ilusión fundamental de querer iluminarse
La proliferación de
las enseñanzas espirituales y de todo tipo de disciplinas, literatura y demás
parafernalia que abunda hoy en día, hace que sea muy fácil que las personas
crean que se encuentran en el “camino a la iluminación”. El abuso de la
terminología propia de lo “espiritual”, ha llevado a Eliezer Sobel a escribir
un libro cuya máxima virtud es la honestidad, Why I am not Enligthened,
en el que examina, desde su propia experiencia de 30 años buscando “la
iluminación”, los requerimientos de una práctica espiritual sincera. La
conclusión a la que llega es desgarradora: en realidad no quería iluminarse. No
lo quería él ni la mayoría de todas las personas que sueñan o ansían este
mítico despertar. Iluminarse requiere de un compromiso y una decisión total,
sin medias tintas, que simplemente muy pocas personas tienen. Pero saber esto,
que en realidad cuando nos iniciamos en el camino espiritual no queremos
iluminarnos, es en sí mismo un conocimiento que enriquece la existencia. Además
de algo que nos puede ahorrar decenas de años y problemas.
Sobel relata una serie
de historias y parábolas que ilustran poderosamente por qué la iluminación está
más lejos de lo que parece.
Un hombre se acerca a
un maestro zen y le pide que le muestre el sendero a la iluminación. El maestro
responde, “Bien, sígueme”, se levanta y lleva al hombre a un río cercano
y hacia adentro del agua. Sin previo aviso, el maestro obliga la cabeza del
hombre debajo del agua y la sostiene ahí mientras lucha violentamente por su
vida, hasta que hasta a punto de morir. Finalmente el maestro saca la cabeza
del hombre, buscando el aliento, y dice, “Cuando quieras iluminarte tanto como
querías respirar justo ahora, entonces regresa a verme”.
La pregunta aquí es
evidente, ¿realmente quieres iluminarte tanto como querrías respirar en una
situación de vida o muerte? Y es que un logro extraordinario requiere
constantemente un deseo extraordinario. Dentro del budismo zen se encuentran
muchas historias similares:
En la Antigua
China se dice que Hui-ka una vez fue a la cueva de Bodhidharma y esperó a que
el monje lo aceptara como estudiante. Después de aguardar ahí por muchos
días sin señal del maestro, empezó a nevar. Cuando la nieve llegaba a la
cintura de Hui, Bodhidharma finalmente salió y le preguntó, “¿qué es lo que quieres?”.
“Mi mente no está
tranquila”, replicó Hui.
“El Camino es largo y
difícil”, dijo el monje, despachándolo.
Hui tomó su espada y
se cortó el brazo izquierdo y se lo dio al maestro, así fue aceptado.
O la de un monje que
fue amenazado por un samurai con la punta de su espada:
“¿No sabes quién soy?
Soy alguien que te puede cortar la cabeza sin pensarlo dos veces o parpadear”.
A lo que el temerario
maestro respondió, sin perder la compostura “Yo soy alguien que podría
ofrecerte mi cabeza para que la cortes sin pensarlo dos veces o parpadear”.
El mensaje de Sobel es
muy claro, la iluminación, escapar de la rueda de la vida y la muerte, no es
algo casual que puede ocurrirle a cualquier turista espiritual, sólo porque
toma sustancias psicodélicas, hace yoga, canta mantras o tiene pensamientos
positivos. Es algo que quizás podría ocurrir, pero sólo para aquellos que están
dispuestos a sacrificarlo todo, incluyendo la vida misma.
Si bien esto explica
por qué no te has iluminado, también abre la posibilidad de relajarse y
disfrutar la vida, el aire, la familia. Sin esa falsa presión de pretender ser
o querer ser un iluminado.
Twitter del autor: @alepholo
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