ENTRE LAS LÍNEAS
“Todo
lo que vemos o nos parece ver, no es sino un sueño dentro de un
sueño”
Edgar Allan Poe
Edgar Allan Poe
Realidad
Artificial
Nada
es real en la
realidad.
Toda la inteligencia, la fe y la sabiduría en el mundo no va a
cambiar esta verdad. La raza humana se ha enorgullecido de cuántas
personas, circunstancias y resultados puede controlar y manipular
para transmitir su poder de síntesis, y ocultar sus inseguridades
más profundas.
Todo
lo que quedará de ello, es la marca de agua de su propia injusticia,
apetitos insaciables, malicia velada y conquistas egocéntricas.
Generaciones tras generaciones de seres humanos han ido y venido,
nacidos con la mayor promesa y enterrados con el mayor fracaso. Una
derrota que la mayoría no va a elegir reconocer o reclamar.
No
somos de verdad porque, simplemente, no vivimos en el presente. Somos
la más elaborada mentira jamás creada. Se nos ha dado la
extraordinaria oportunidad de prosperar por la evolución,
trascendiendo y compartiendo todo lo que encontramos. Sin
embargo, somos constantemente seducidos por la incesante agenda
de nuestro
ego.
Nuestras
vidas realmente no son acerca de ayudar a otros. Ni siquiera son
de ayudar a nuestras familias o a nosotros mismos. Son sobre el
reconocimiento de una red elusiva de sociópatas que muy pocos están
dispuestos a identificar, combatir u oponerse.
La
tragedia es que ni siquiera sabemos ni nos importa lo suficiente la
desigualdad y la injusticia para hacer algo la respecto.
La
vida simulada en la que participamos es nuestra manta de
seguridad. Nos da un sentido artificial de comodidad, seguridad,
estatus y propósito. Nos da una excusa admisible y la razón
para nunca ser quienes estamos destinados a ser. En nuestros
corazones y almas nosotros sabemos de nuestro potencial y
capacidad. Sin embargo, nos apoyamos en nuestros defectos y
dudas para prevenirnos de crear y vivir nuestro destino.
La
mediocridad y la inseguridad sellan el destino de nuestra elección
ordinaria y sin sentido. No importa cómo podamos girar nuestras
vidas incompletas y no cumplidas con medios económicos, educativos o
religiosos, no dejan de ser una mentira.
El
lado oscuro
Los
seres humanos exhiben características que en última instancia los
poseen durante toda su vida. Muchos viven con estas condiciones sin
saber o entender su naturaleza disfuncional e influencia. Pocos
están dispuestos, abiertos o son lo suficientemente auténticos para
identificarlas y gestionarlas. Menos aún están dispuestos a
transformarlas en oportunidades para servir en lugar de ser
esclavizados.
Esta elaborada
Matrix de
debilidad personal y limitación se encona en presencia de la vanidad
humana, la negación, la duda, la disonancia cognitiva, la justicia
propia y el miedo. Son todas cualidades que se originan
exclusivamente desde el lado oscuro de nuestro ego. Nuestro
antigua mente reptiliana, está
constantemente tratando de tomar ventaja y control de nuestra vida.
Nos
regimos dentro de una existencia tridimensional, viviendo una
experiencia de dos dimensiones. Qué y cómo identificamos y
adoptamos como realidad refuerza aún más el agarre que nuestro ego
tiene sobre nosotros. Es un estilo de vida que ha sido impuesto
sobre nosotros por un sistema de progresión calculada, resultados
manufacturados, dinámica y aquiescencia manipulada y diseñada.
Todos
estamos atrapados en una telaraña de engaño. La propia
naturaleza de la realidad en la que existimos simplemente no conduce
a la verdad, la sabiduría, la comunidad y sobre todo lo demás, el
amor. Eventualmente
nos acostumbramos, nos volvemos cómodos y compatibles dentro de las
sombras de nuestra vida.
Nos
encogemos de miedo en la oscuridad esperando
una oportunidad que nunca llegará. Cuando
llega, no es más que un espejismo de oportunidades y de éxito que
nos deja vacíos e insatisfechos. Estamos disociados con
nosotros mismos y con nuestra verdad, pasión, amor y destino.
Cuando
se nos presenta la oportunidad, la percibimos como un sueño fugaz o
un éxodo de la “todopoderosa” realidad. Nuestra confianza en las
estructuras comunes y familiares de la vida mortal, impide cualquier
y toda verdadera evolución y expresión, que jamás podremos
experimentar.
Viendo
lo invisible
Nuestro
mundo visible es inferior al 3% del universo “conocido”. Nuestra
vida está severamente afectada por nuestros arcaicos cinco sentidos.
Estas expresiones de nuestra existencia son la brújula de nuestra
experiencia. También pueden ser las más grandes distracciones e
inhibidores de nuestra percepción.
Tan
pronto como abrimos los ojos, la fascinante autoridad de la realidad
visual compromete el equilibrio entre nuestros sentidos. Nuestra
fascinación y confianza en la visión desplaza inmediatamente
nuestra atención y conciencia de la posibilidad multidimensional a
una condena de dos dimensiones. Nuestra aceptación “a ciegas”
de la realidad nos confina dentro de nuestra propia prisión
invisible.
La
vista es el sentido más manipulado en nuestra realidad común. Somos
profundamente dependientes de lo que vemos. Elegimos creer lo
más fácil y absolutamente en lo que es visible, que en lo que se
siente o intuye. Nos engaña con nuestra propia apatía,
crítica, negación, egoísmo y oposición.
Todo
lo que anhelamos lograr en nuestras vidas se rinde cuando no elegimos
crear o experimentar la vida en su máximo potencial. La mayor
debilidad que el género humano cree que es su mayor fortaleza, es su
aceptación mutua de que la vida se mide por lo que recibimos, no por
lo que damos.
Sólo
hay una manera de experimentar verdaderamente las dimensiones
invisibles del universo. Requiere una sinergia entre
nuestros instintos y nuestra inteligencia. Esto abre la puerta de
entrada a nuestra conciencia emocional iluminada. El
equilibrio entre el cuerpo, la mente y el corazón crea el equilibrio
tridimensional necesario para generar el enfoque apropiado, la
energía y la expresión de relacionarnos con nuestra intuición.
Nuestra
intuición es el “foco” que nos conecta con nuestra alma. Sólo
cuando hayamos alcanzado este nexo electromagnético
cuadri-dimensional en nuestro interior seremos capaces de vivir en
unión con el universo.
Todo
lo que es cierto
La
verdad de la raza humana nunca habrá, ni será jamás encontrada en
la línea impresa. Debido a sus inclinaciones hacia el control y la
manipulación, la humanidad sigue existiendo dentro de su propia
oscuridad de inteligencia condicionada, dedicada obediencia y
desenfrenada inseguridad.
La
raza humana está más dispuesta a renunciar a su poder personal ante
la autoridad que a defenderla por cuenta propia. El poder personal se
ha convertido en una expresión humana en peligro de extinción. El
temor de enormes proporciones de la responsabilidad que,
aparentemente, acompaña su propiedad no sólo lo ha hecho casi
inalcanzable, la ha hecho inexistente.
Nuestra
percepción de la vida y cómo la experimentamos no es nuestra. Somos
víctimas de un
engaño mediático impuesto
artificialmente. Más a menudo que no, nuestro
punto de vista es
adoptado en
lugar de ganado. No
sólo porque elegiríamos verlo erróneamente fuera de nuestra
aprehensión de lo que “pudiera” ser verdad. Es sobre todo
porque vivimos en un mundo falso, que se rige por personas falsas con
falsas intenciones de ganar falsa supremacía a través de falsos
medios.
Cuando
elegimos establecer y vivir nuestra
verdad,
es una experiencia solitaria, desafiante y frustrante que produce muy
poca “verdadera” iluminación en el mundo “real”. Nuestras
vidas son vividas principalmente en las líneas de una historia que
aceptamos como el estándar la realidad. La mayor parte de la
humanidad lee y emula su papel con obligación patriótica y
obediencia.
La
libertad nunca se encontrará convirtiéndose en un peón en el
tablero de ajedrez de la sociedad. Esta es afirmada con nuestra
dedicación a vivir de verdad, amar y ser.
Debemos
romper nuestro programa y trascender la ilusión en la que todos
somos actores. Sólo cuando leemos entre las líneas de la realidad
será encontrada nuestra verdad. Sólo entonces seremos capaces
de escribir nuestras propias vidas. Sólo entonces seremos
capaces de crear la verdad que estamos destinados a ser.
Iam
Saums - Sitio Web ZenGardner
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