Enfrentándonos a los más poderosos y haciéndoles pasar MIEDO
COMO
DEFENDERNOS
CONTRA LAS
ARMAS BIOLÓGICAS
Las
armas químicas y biológicas nos llevan a la mente imágenes
terroríficas y son material para auténticas pesadillas
geopolíticas.
Lo
cierto es que la biotecnología emergente está haciendo posible una
nueva generación de armas biológicas que realmente pueden estar a
la altura de lo que vemos en muchas películas de terror.
Un
think tank centrado en política estadounidense, ya ofreció en el
año 2000 en una publicación titulada “Reconstruyendo
la Defensa de América”,
un plan virtual de los planes y medios que Estados Unidos buscaba
utilizar para lograr la hegemonía global, haciendo especial hincapié
en las armas biológicas y el uso de armas específicas para
determinados genotipos:
“A
pesar de que el proceso de transformación puede llevar varias
décadas en desarrollarse, con el tiempo, el arte de la guerra en el
aire, la tierra y el mar será muy diferente de lo que es
actualmente, y el ‘combate’ probablemente tendrá lugar en nuevas
dimensiones: espacio, “ciberespacio”, y el mundo de los microbios
…
… formas
avanzadas de guerra biológica que pueden ‘apuntar’ a genotipos
específicos podrán transformar la guerra biológica en una
herramienta políticamente útil”.
En
2004, y por lo tanto hace ya muchos años, el diario The Guardian en
un artículo titulado, “¿Podría
crearse un arma genéticamente dirigida?”,
ya advirtió que:
“La
perspectiva de que los científicos pudieran desarrollar armas
biológicas diseñadas para atacar a ciertos grupos étnicos en base
a sus diferencias genéticas se planteó esta semana en un informe de
la Asociación Médica Británica (BMA).
El
informe, advierte que la construcción de armas genéticas ‘se
acerca ahora a la realidad’. Esas “bombas genéticas” podían
contener ántrax o peste bubónica adaptadas para activarse sólo
cuando los genes indiquen que la persona infectada pertenece a un
grupo particular”.
Y
eso fue hace 13 años, con la tasa de avance científico,
especialmente en el campo de la genética, que estamos viendo en el
mundo actual.
De
hecho, la idea de crear armas biológicas específicas para un
determinado genotipo ha sido un foco de interés para los países
occidentales durante décadas.
Por
ejemplo, el régimen del apartheid en Sudáfrica intentó producir
armas biológicas para inducir la infertilidad entre la población
negra de la nación.
El
artículo de PBS Frontline, “What
Happened in South Africa?”
contó que:
“En
1998, la Comisión de Verdad y Reconciliación de Sudáfrica celebró
audiencias investigando las actividades del gobierno de la era del
apartheid. Hacia el final de las audiencias, la Comisión examinó el
programa de guerra química y biológica del régimen del apartheid y
alegó que había desarrollado una vacuna que inducía a la
esterilidad para su uso en los sudafricanos negros, que empleaba
armas tóxicas y químicas para el asesinato político y a finales de
los años setenta, proporcionaron ántrax y cólera a las tropas de
Rhodesia para el uso contra los rebeldes de la guerrilla en su guerra
por derrocar el gobierno blanco de la minoría de Rhodesia”.
Si
bien todo el programa de la CBW de Sudáfrica era abominable, lo que
es particularmente espantoso es el uso del programa nacional de
vacunación de Sudáfrica como vector para infectar a las mujeres
negras con virus destinados a esterilizarlas.
Ahora
que los programas de vacunación están siendo impulsados a nivel
mundial, existe el peligro de que tales armas puedan ser utilizadas
contra regiones enteras del planeta.
“El
gobierno sudafricano desarrolló letales armas químicas y biológicas
dirigidas contra los líderes políticos del ANC [Congreso Nacional
Africano] y sus partidarios, así como las poblaciones que viven en
los municipios negros. Estas armas incluían una toxina de
infertilidad para esterilizar secretamente a la población negra;
venenos absorbidos por la piel que podrían aplicarse a la ropa de
los objetivos; y veneno oculto en productos tales como chocolates y
cigarrillos”.
Eso
fue hace muchos años. Ahora, estas técnicas pueden haberse
desarrollado hasta límites que incluso nos costaría de imaginar.
Por
ejemplo, más recientemente, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos
en una evaluación de 2010 titulada “Biotecnología:
patógenos genéticamente modificados”,
enumeró varias maneras en que podrían utilizarse tales armas:
“El
grupo JASON, compuesto de científicos académicos, sirvió como
asesores técnicos al gobierno de los Estados Unidos. Su estudio
generó seis amplias clases de patógenos genéticamente modificados
que podrían representar serias amenazas para la sociedad. Estos
incluyeron los genes de diseño, la terapia génica como un arma, los
virus sigilosos, las enfermedades de intercambio de anfitrión y las
enfermedades de diseño”.
El
informe entró en detalles sobre cada arma, incluyendo la terapia
génica:
“La
terapia génica podría ser la bala de plata para el tratamiento de
las enfermedades genéticas humanas. Este proceso implica reemplazar
un gen defectuoso por un buen gen para normalizar la condición del
receptor. La transferencia del gen “sano” requiere de un vector
para alcanzar su objetivo. Los vectores comúnmente usados son ‘virus
que han sido alterados genéticamente para transportar ADN humano
normal’ tales como ‘retrovirus, adenovirus, virus adeno-asociados
y virus del herpes simplex”.
La
terapia génica ya se ha utilizado durante los ensayos clínicos para
tratar con éxito los cánceres sanguíneos, la hemofilia y las
enfermedades de inmunodeficiencia genética rara. Está bajo
investigación para tratarlo todo, desde la ceguera y la sordera a la
diabetes y la insuficiencia cardíaca.
Ante
la opción de utilizarlo como arma, el informe señaló que:
“Otro
resultado significativo de la terapia génica fue el experimento con
virus del ratón (mousepox) en Australia. Los investigadores
desarrollaron inadvertidamente un virus letal de la viruela del ratón
mientras intentaban prevenir la plaga, dentro de la población de los
ratones. Este virus genéticamente alterado atacó el sistema
inmunológico de los ratones experimentales; los mató a todos. Los
investigadores también descubrieron que el sesenta por ciento de los
ratones previamente vacunados murieron días después de la
exposición. Aunque esto se provocó involuntariamente, si el mismo
virus modificado se agregara a la viruela, podría presentar la misma
letalidad para los seres humanos”.
Con
respecto a los “virus furtivos”, el informe afirma:
“El
concepto básico de esta potencial arma biológica es ‘producir una
infección vírica críptica estrictamente regulada que pueda entrar
y propagarse en células humanas usando vectores’ (similar a la
terapia génica) y luego permanecer latente por un período de tiempo
hasta que se active mediante un virus interno o una señal externa.
La señal entonces podría estimular al virus para que causara daño
severo al sistema. Los virus sigilosos también se podrían adaptar
para infectar secretamente a toda una población objetivo por un
período extendido de tiempo, usando la amenaza de la activación de
dicho virus para chantajear al objetivo”.
El
aspecto más preocupante de estas armas biológicas de próxima
generación es cómo pueden ser inoculadas en una población
objetivo.
Ya
hemos visto que una de las formas posibles de suministro, es a través
de las campañas de vacunación, impulsadas muchas veces por grandes
corporaciones y fundaciones farmacéuticas occidentales, que con ello
podrían llegar a infectar a naciones enteras o regiones del planeta
con virus ocultos.
A
medida que mejore la comprensión colectiva de la humanidad sobre la
genética humana, la capacidad de los desarrolladores de armas
biológicas para atacar aspectos cada vez más específicos de
nuestras características biológicas, incluyendo nuestro propio
temperamento e inteligencia, sólo mejorará. Además de apuntar a
poblaciones de naciones extranjeras en el contexto de guerras, tales
armas también podrían ser utilizadas en el interior de un país
para inducir una mayor obediencia entre la población.
La
evaluación de la Fuerza Aérea de los EE.UU. también señalaría en
lo que respecta al uso de la terapia génica como arma biológica
que:
“Las
naciones que están equipadas para manejar la biotecnología
probablemente considerarán la terapia génica como una arma
biológica viable. Grupos o personas sin los recursos o la
financiación necesarios, tendrán dificultades para producir estas
armas biológicas”.
Por
supuesto, esas mismas naciones sin los recursos o fondos para manejar
la biotecnología, no solo serán incapaces de producir tales armas
biológicas, sino que también serán absolutamente incapaces de
defenderse contra ellas.
La
defensa contra las armas biológicas mediante la terapia génica, ya
sea directamente o como virus sigilosos, requiere de una
infraestructura nacional de salud y defensa capaz de descifrar y
editar rápidamente la información genética.
Las
presuntas víctimas de las armas biológicas específicamente
diseñadas para determinados genotipos requerirían que sus genes
hayan sido examinados a través de la secuenciación genética
moderna y las contramedidas sintetizadas de la misma manera que las
armas biológicas basadas en la terapia génica. Si el ADN puede ser
editado maliciosamente, también puede ser reeditado para corregir el
código malicioso.
Por
lo tanto, el desarrollo de la infraestructura biotecnológica de una
nación no es sólo un medio para aprovechar las posibles
oportunidades científicas, de salud humana y económicas, también
es una cuestión de defensa nacional.
Naciones
como China ya están invirtiendo fuertemente en genética y poseen
infraestructuras que podrían conducir fácilmente a un programa de
defensa de armas biológico y genotípico robusto. Otras naciones
harían bien en seguir su ejemplo.
Al
igual que en el caso de la tecnología de la información e incluso
de las armas convencionales, las naciones que carecen de
autosuficiencia en biotecnología están exponiéndose a sí mismas y
a sus poblaciones a amenazas externas que se materializarán ante sus
propios ojos y ante las que no podrán hacer nada si no están
debidamente preparadas.
Ulson
Gunnar
COMENTARIO
DEL ROBOT:
El
mundo al que nos aproximamos, en muchos aspectos, parece que será
totalmente terrorífico, y no lo será por culpa de la ciencia o la
tecnología, que de por sí pueden traernos cosas maravillosas, sino
por el hecho de que el ser humano, a nivel espiritual, no ha
evolucionado a la misma velocidad que a nivel intelectual y técnico.
Y
cuando hablamos de nivel espiritual no hablamos de sentimientos
religiosos, ni de programaciones mentales de este tipo, que tanto
daño han causado a lo largo de la historia: hablamos del nivel de
conciencia de los individuos y de su capacidad para comprender por sí
mismos, cuál es el sentido de sus existencias.
Añadan
a ello un cada vez más bajo nivel de rebeldía ante la opresión y
la maldad de los gobernantes por parte de la mayoría de la
población, cada vez más abotargada en su aborregamiento sumiso, y
tenemos todos los números para convertir nuestro futuro en un
infierno.
En
el título del artículo nos preguntamos, cómo nos podremos defender
de este tipo de armas. Pues de la misma manera que podemos
defendernos de las armas nucleares, de la vigilancia masiva bajo el
pretexto de la seguridad o de cualquier otro tipo de abuso
proveniente de las esferas del poder: enfrentándonos a los más
poderosos, sean quienes sean y haciéndoles pasar MIEDO.
Pero
para ello, la
gente debería dejar de pasarse el día jugando al Candy Crush…
Fuente:
https://journal-neo.org/2017/08/29/defending-against-the-next-generation-of-bioweapons/
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