NADIE VA A ESCUCHARTE. A NADIE LE IMPORTAS…
En
uno de los primeros capítulos de House
of Cards,
un mendigo protesta frente al capitolio desnudándose. El congresista
Frank Underwood (Kevin Spacey) se acerca a él y le dice: “Nadie va
a escucharte… a nadie le importas”. Esta declaración es, en
realidad, un símbolo y una metáfora al mismo tiempo. “¿Quién
eres?”, es decir “qué lugar ocupas en la sociedad para que
alguien te preste atención”; si estás abajo… a nadie le
importas. Lo interesante es que este concepto nos cabe a casi todos
nosotros.
Algunos
ilusos todavía creen que todos somos iguales ante la ley, a los ojos
de Dios, ante la constitución… no es así. Si caes en un proceso
legal y no eres nadie, probablemente te apliquen la máxima de la
ley, por el contrario, “si eres alguien”, aparecerá su mano
protectora.
Cuantos
pobres gatos están purgando largas penas en prisión siendo
inocentes, cuántas mujeres divorciadas de hombres notables o
“importantes” se han encontrado arruinadas de por vida por un
sistema que “espía a través de la venda”.
Pero,
sobre todo, cuánta justicia violada en manos del poder…
¿Cómo
surge esto, en un sistema que pretende ser igualitario?
Tal
vez la cuestión comenzó con los dioses gobernantes, estos que por
alguna razón -seguramente el gozo que otorga el poder – se
arrogaron el gobierno de la Tierra y la adoración de sus habitantes.
Lo más
lejano que encontramos son los dioses sumerios, unos 5.000 años
antes de Cristo y sus relatos transcritos en la Biblia como
originales.
En
Genesis 2 dice: Y
dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros,
sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y
tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para
siempre.
Se
aseguró Dios de que el hombre no fuera como “ellos”: sabio e
inmortal. No pudo evitar lo primero, porque le fue robado, pero se
aseguró de que viviera sólo unos pocos años.
Los
dioses siempre tuvieron hijos inmortales y poderosos como ellos; ¿por
qué éste puso tanto empeño en que fuéramos diferentes?
Porque,
desde el principio, a nadie le importaba.
Ellos
generaron sus castas de sangre azul. En los libros sagrados de la
India, la advertencia de no mezclar las castas es clara, en Occidente
las líneas de sangre real se mantienen aún a costa de matrimonios
pactados y entre familiares.
Hay
13 linajes originales. Sin embargo, hay muchas otras líneas
que derivan de éstos, al igual que los ríos de los océanos
(Dialogo con un supuesto Iluminatti)
La
misión de los verdaderos gobernantes de la Tierra es cumplir el
mandato de su Dios, el cual no es necesariamente ninguno de los
dioses adorados por la plebe; pero, principalmente, se sirven a sí
mismos y a sus propios intereses.
El
interés mayor no es el dinero como muchos creen, el verdadero valor
que se juega es el PODER; y este llega a su cúspide en relación
proporcional a la cantidad de almas que cosecha.
Las
almas se alinean por “libre albedrío” de acuerdo a su misma
intención: servirse
a si mismo
es un extremo, servir
a los demás
es el otro, ambos, negativo y positivo respectivamente, preparan al
alma para ser cosechada.
Toda
la Creación parte de un principio universal impersonal e increado,
fuente de todo, absoluto, infinito e inteligente.
A
partir de allí, todo se da en espirales descendentes por división
del principio universal que se convierte en el Sol Central y de allí
en soles secundarios que pueden experimentarse a sí mismos como
creadores.
Estos
diseñarán sus propias realidades físicas y estos elementos en
bruto se combinarán para dar las diferentes realidades.
Por
ejemplo, nuestra realidad fue creada por Yahvé quien es auxiliado
por Lucifer que son un grupo de almas o una determinada conciencia
colectiva, con el fin de crear la polaridad necesaria para la
evolución de las almas.
Yahvé,
de alguna forma, representa nuestra propia personalidad divina, es
decir, es el Ego de la humanidad en conjunto (para verlo claramente,
todos sus atributos descritos en la Biblia son típicamente humanos)
La
humanidad, así, se divide, por libre albedrío hacia alguna de las
polaridades o permanece neutra.
La
cosecha se dará, entonces, según la característica adquirida por
cada uno.
Obviamente,
la clase que se ocupa del verdadero gobierno de la humanidad
considera que lo hace por mandato de su Dios y muchos de ellos
provienen de logos solares diferentes. Es decir, que no hay una
familia sino varias y no todas, necesariamente, gobiernan. Lamento no
poder ser más claro al respecto.
Esto
hace que muchas de las cosas que damos por sentado no sean realmente
así. Por ejemplo, consideramos que nosotros somos los habitantes
naturales de la Tierra y que los reptilianos son extra-terrestres. La
verdad puede ser diferente si sólo tomamos en cuenta que los
reptiles estuvieron aquí antes que los mamíferos y que son ellos,
los originales habitantes de la tierra.
El
origen de cada uno de nosotros puede ser, entonces, tan variado como
opciones hay.
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