El planeta tiene un proceso de
reciclaje natural de desechos orgánicos, sean vegetales, animales o
escatológicos que transforma a los mismos en humus, abono y
nutrientes para la tierra. De esta forma el ciclo de Kumar se
completa y se lleva a cabo mediante una octava repetitiva de procesos
biológicos y energéticos motores e instintivos nativos del planeta,
donde se logra mantener el equilibrio de la ecuación tierra-biosfera
de forma impecable. Durante miles y millones de años este proceso
funcionó a la perfección, hasta que los demonios reemplazaron
naturalidad por artificialidad y todo se desbarrancó.
A partir que el
sistema cabalista de los demonios remplazó al hiperbóreo de los
Humanos, la ecuación se desequilibró completamente, porque los
desechos se convirtieron en basura, siendo ésta el desperdicio no
natural de la sociedad de consumo actual. Petróleo y sus derivados,
compuestos electrónicos e industriales varios y cantidades
descomunales de productos no degradables que el planeta no puede
procesar y que diariamente más de siete mil millones de personas
desechan de sus hogares convirtiendo al planeta entero en un inmenso
vertedero de basura imposible de procesar de forma natural.
El
planeta intenta aislar estos desechos de alguna forma, ya existen
inmensas islas de basura flotando en los océanos y todas juntas
formarían un nuevo continente, pero más de ese intento de
reutilizar la basura de alguna forma, aunque sea en “islas
artificiales”, la tierra no puede hacer y la basura se sigue
acumulando en el continente y en los mares como una imparable plaga
bíblica del despiadado y cruel dios Jehova.
Pese a todo, la basura finalmente no es un problema para Gea, pues podría liberarse de ella en un instante, pero esa acción sería catastrófica para la vida toda del planeta, porque también sucumbiría gran parte de ella en el proceso de limpieza y sanación. Kumar prefiere seguir sucio que eliminar el 90% de la vida que alberga, pues sus tiempos no son nuestros tiempos y puede esperar. Pero hay otra basura mucho peor que la física, y es la basura mental, aquella que nos envenena diariamente con infinidad de pensamientos que no son nuestros y que consumimos como sabrosas golosinas, golosinas producidas por un ego ignorante e insaciable que, como la gula del Dante, nunca deja de producir y consumir basura mental.
Tanto
la basura física como la mental no se compara con la peor de todas
las basuras, una basura que no solo contamina, sino que enferma y
mata el alma de aquellos que la consumen, la
basura psíquica de los demonios judíos sionistas. Hoy veremos cómo
se produce y como se consume y contamina nuestra alma hasta pudrirla
de tal forma, que los siete cuerpos se disocian convirtiendo a la UdC
en un programa de relleno más.
Para
comprender esto primero debemos comprender que es verdaderamente la
“psiquis” de la que hablé en el artículo ENMEN.
Podríamos definir a la psiquis como el campo mórfico del alma, o
mejor aún, como la “consciencia” del alma pues aparte de ser un
cuerpo de enlace, el alma también es un elemento de unión de
los siete
cuerpos del
hombre reconociendo a estos como parte de un todo. El campo mórfico
del alma abarca a todos los cuerpos y la psiquis unifica sus
mentales. Por eso el envenenamiento mental se produce por la psiquis
y no directamente por la mente, pues la psiquis abarca las mentes de
los siete cuerpos en su totalidad. Si bien es un tema complejo
comprender como funciona todo esto, intentaremos explicar lo básico
para que vean con lo que nos enfrentamos.
Los
demonios judíos sionistas tienen muy claro cómo funciona la psiquis
humana y como producir basura “apetecible” que consumamos
voluntariamente hasta que el alma se pudra y disuelva. Para ello
utilizan una serie de herramientas, hoy veremos tres de las más
potentes por su poder de contaminación. Estas son: la pornografía
en general, la violencia en todas sus formas y las adicciones físicas
y emocionales. Todas estas herramientas son “adictivas” por lo
tanto cuando se empiezan a consumir es muy difícil dejar de hacerlo.
Si observan, las tres están íntimamente relacionadas, pues la
pornografía, la violencia y las adicciones forman una triada que,
por lo general cuando la psiquis ya está infectada con esta basura,
es inseparable. Donde hay adicción, hay violencia y pornografía.
Donde hay violencia, hay pornografía y adicciones, y donde hay
pornografía hay adicciones y violencia.
Ninguna de estas herramientas produce basura, sino que “inducen” a producirla. La psiquis se encarga de desechar todo el material artificial del consumo de estas adicciones. La pornografía produce cantidades descomunales de fantasías y deseos, la violencia, toneladas de morbo y sus derivados, y las adicciones, ríos de bajas emociones enquistadas en los centros de control. Esta cantidad de basura cubre poco a poco toda el alma no dejando lugar para nada más. El alma se ensombrece y poco a poco se marchita hasta pudrirse, entonces los siete cuerpos se separan, la mente se fragmenta, la conexión con la consciencia artificial se interrumpe y la UdC queda funcionando como un programa de relleno, una sombra o un oscuro sin consciencia alguna. Son autómatas que solo desean consumir y producir más y más basura psíquica.
Esta
basura psíquica ensucia también el mental, el etérico y el
emocional inferior, contaminando los espacios matriciales con "gups",
una especie de “gusanos” que perforan la psiquis dejando huecos
mentales, etérico y emocionales. Cuando la psiquis está totalmente
perforada como un hueso con osteoporosis, pierde resistencia y ante
la más leve presión se rompe y el individuo queda a merced de la
manipulación, el hipnotismo y la voluntad de los demonios y su
basura judía. Hasta aquí el relato. Si profundizan en lo dicho,
descubrirán cuanta basura cubre su existencia, y tal vez, solo tal
vez, logren purificar
el templo y
ganar la guerra.
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