Cuando
uno transita el camino de la cinta de Moebius, y se interna más y
más en las profundidades de la realidad, muchas veces se enfrenta a
paradojas
que
al principio parecen infranqueables e ilógicas que frenan el camino.
Esto sucede cuando un acontecimiento multidimensional, es analizado
desde una perspectiva tridimensional, convirtiéndose entonces en una
paradoja. Para flanquear este problema racional, el cerebro tiene que
trabajar en niveles que generen un pensamiento
cuántico
que
rompa esa limitación, para que la paradoja tenga una explicación
lógica y coherente para el observador situado en la realidad
subjetiva tridimensional. Una de las paradojas más grandes es la del
error que no lo fue. Creo que ahora estamos preparados para hablar de
esta paradoja que antes dejé pasar por su complejidad. Trataré
de desarrollar y explicar de una forma comprensible, porque el error
del Demiurgo de atrapar al Ser en la materia sin su conocimiento, en
realidad no lo fue, o más precisamente lo fue y no lo fue.
En
el artículo introducción
a la realidad general
dije que “La
realidad general se comporta como sus sueños, con una lógica
diferente, la lógica del “Do”. Es el alma de todo, por
consiguiente es todo y nada a la vez, son infinidad de universos
coexistiendo en el mismo espacio, es el universo de lo cuántico, la
semilla donde nace la realidad subjetiva, el núcleo del átomo
divino. Cada universo existe en el protón de cada átomo de
hidrógeno existente, y estos cohabitan en un átomo primordial que
la filosofía oriental conoce como la respiración de dios, el gran
péndulo de la existencia.”
Las paradojas existen y se mueven en ese universo de la realidad
general, y el error del Demiurgo sucedió en ese terreno de lo
posible dentro de lo imposible.
El
universo de la materia comenzó según la ciencia por una explosión
inicial llamada Big Bang, o gran explosión. Según la teoría del
Big Bang, el Universo se originó en una singularidad
espacio-temporal de densidad infinita, matemáticamente paradójica.
Esta paradoja inicial para la ciencia es tal porque no fue un Big
Bang, sino una “Great Projection”, una gran proyección
holocuántica del “Do” en cuya densidad infinita espacio-temporal
se encontraba la naturaleza multidimensional de la realidad general,
proyectada a la realidad subjetiva. ¿Qué quiero decir con esto? Que
el universo material conocido es producto directo de una proyección
holocuántica de la mente del “Do”, por consiguiente todo lo
creado, incluso los Demiurgos, obedecen a un plan definido y
ejecutado antes de la existencia de la singularidad inicial, por lo
cual toda acción tomada por los Demiurgos o nosotros, sea correcta o
no para nuestra percepción, tiene una lógica coherente para el
“Do”.
Cuando
el Demiurgo comete el error de atrapar al Ser en la materia sin su
consentimiento, estaba cumpliendo sin saberlo, un plan preestablecido
o designio divino, necesario para la evolución del Demiurgo, de
nosotros y del universo mismo. La reacción esperada del Demiurgo
ante la acción del error, era perdonarse, porque de esta manera se
reconocería como individualidad y generalidad a la vez rompiendo la
ilusión de los opuestos, pero al no producirse, se cumple lo
previsto dentro de la paradoja inicial, la dualidad de los opuestos
por proyección holocuántica de una generalidad. Como ejemplo de lo
que quiero decir, tomemos al agua (H2O) como una generalidad, si a
esta la separamos por un proceso de electrólisis en Hidrógeno y
Oxígeno, tendremos una dualidad de dos elementos de un mismo
componente, los opuestos, y ésta es la única forma de que pueda ser
usada para otros propósitos que no sean los conocidos para el agua,
o sea por ejemplo, que pueda ser respirada en vez de bebida.
En
el plan dentro de la singularidad estaba previsto esta decisión
tomada por el Demiurgo, por ello los Seres que ingresan o mejor dicho
que se conectan a la materia, deciden junto con su protector el
hacerlo, y cumplen la paradoja del error que no lo fue, olvidando
quienes son y que lo hicieron por decisión propia, sometiéndose al
revertimiento de la esfera de consciencia que le da la seguridad al
Demiurgo y la posibilidad al Ser, de que se cumpla el encierro sin su
consentimiento, es una trampa consentida, como los trucos de los
video juegos, para que el Ser experimente la dualidad y el olvido, y
a la vez se cumpla el error del Demiurgo.
¿Por
qué es necesario experimentar algo que supuestamente ya tenemos por
formar parte de la singularidad inicial? La respuesta tal vez no les
guste. Por los oscuros, y los
hijos de las sombras.
Si ellos son el hidrógeno irrespirable, nosotros somos el oxígeno
reparador. Para mantener intacta la singularidad es necesario
mantener sus elementos en perfecto equilibrio, como el agua, si
perdiera un solo átomo de hidrógeno ya no se podría restablecer
como tal y perdería la generalidad. Pero eso es otra historia, otra
paradoja, otra verdad detrás de lo aparente.
Hace
aproximadamente veinte años, mientras estaba recibiendo mi
instrucción, después de volver de una clase de cosmogénesis
avanzada del Ser, donde se trató el tema del sufrimiento, vi una
película, que extrañamente no recuerdo, que disparó en mí la
activación del centro de consciencia universal, sintiendo por unos
momentos el dolor y el sufrimiento de toda la humanidad, cada Ser,
cada persona del planeta estaba dentro de mi esfera de consciencia,
fue tal el dolor de mi espíritu por el sufrimiento de esos Seres,
que lloré, lloré como un niño hasta quedarme dormido.
De
repente me encontré en el espacio, a millones de kilómetros de la
tierra, solo, sin nadie más que yo, sin cuerpo, una esfera de luz en
la inmensidad del universo. En ese momento sentí la soledad del
“Do”, el único de su especie, que paradójicamente era yo mismo,
y a la vez sentí la compañía y el amor del universo entero, que
también era yo. Fui por un instante una singularidad y una paradoja
que recién comprendí años después, cuando el
primer acto consciente
del perdón se manifestó. En ese momento cuando me perdoné todos
mis errores, me di cuenta que estos no lo habían sido, igual que el
del Demiurgo, solo el perdón une los opuestos y arma nuevamente la
singularidad de la paradoja, comprendiendo que el error que no lo fue
del Demiurgo, fue también nuestro error que no lo fue.
Cuando todos nos hayamos perdonado, el Demiurgo se habrá perdonado,
y el agua, por fin, volverá a ser agua que todos beberemos, y será,
de la misma fuente.
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