Considerando la posibilidad de que nuestro
planeta haya sido sembrado por criaturas del espacio exterior,
incluyendo un proto-humano que, después, evolucionó hasta un punto
determinado, cuando otras razas alienígenas intervinieron y lo
transformaron, intentamos dar un panorama lo más claro posible de
todas estas intercesiones pasadas, presentes y futuras.
El origen de la vida en la Tierra es vasto y
difícil de determinar. Hoy podemos decir que es posible que existan
otras formas de vidas e incluso especies fuera de los reinos que
conocemos en la Tierra. Indudablemente lo mas inescrutable es
determinar el origen primero, que hemos descrito en nuestros libros y
artículos ( ver Partícula
de Dios y Percepción) como producto de la combinación
de una partícula energética consciente.
Este principio de combinación de unidades
energéticas formando átomos y sustancias puede haberse repetido en
muchos universos y particularmente en nuestro planeta, puede haber
originado la vida tal como la conocemos, sin intervención de ningún
agente externo. Sin embargo, hay testimonios arqueológicos de que sí
han existido estas participaciones.
Ya sea que haya sido de una manera u otra, parece
ser que los alienígenas visitaron la Tierra en diversas
oportunidades, dejando el “regalo” de sus semillas.
Según las interpretaciones de Z. Sitchin y A.
Parks, la intromisión más importante fue la de los Annunaki, aunque
esta palabra no define a ninguna raza en particular, sino a un
conjunto de ellas, con lo cual los sumerios forman parte de la gran
cadena de civilizaciones que dieron testimonio de los contactos con
extraterrestres y sus posibles manipulaciones de la raza humana.
De acuerdo con las tradiciones de esas culturas,
podemos determinar no tanto las fechas en que las participaciones
tuvieron lugar, sino las características de las mismas.
En general, salvo raras excepciones, todas ellas dejaron templos, tecnología y dioses a los cuales adorar. En efecto, estas deidades actuaron más como caudillos que como entidades espirituales.
Mientras los templos eran para su propia gloria,
es posible que la tecnología nos haya ayudado, pero, para mi al
menos, es claro que su “espiritualidad” estaba más relacionada
con sus propios intereses que con la realidad cósmica.
La verdadera y profunda espiritualidad humana no
aparece con ellos, sino con maestros específicos provenientes, muy
posiblemente, de esferas cósmicas más altas, como lo fueron Jesús,
Budha, Zoroastro y otros.
El claro ejemplo de falso dios lo tenemos en
Jehová, que actuó como un líder tribal más que como lo que
pretenden vendernos en el relato de sus hechos.
Lo más importante no es definir cuándo y cómo
ellos actuaron, sino lo que realmente representan, comenzando por
separar a los maestros de sabiduría de los visitantes
extraterrestres.
Es evidente que hay una cantidad de razas en el
cosmos que no son jerarquías espirituales,
aunque se disfracen de ellas, sino que pululan comerciando recursos y
dominando a otras razas, a las que esclavizan con métodos bastante
sutiles.
La humanidad ha sido sometida durante años y
condenada a trabajos en un planeta donde, si lo vemos, bien, todo
puede obtenerse con sólo tomarlo.
Ellos manipularon adrede a nuestra especie para
tornarla débil y susceptible a sus controles. Ningún animal del
planeta es tán frágil y vulnerable a las condiciones ambientales
como nosotros.
Características que se acentúan con la difusión del
confort, una de las herramientas hábilmente utilizadas por los
aliens.
En tiempos recientes, parece ser que un grupo de
ellos pactó con algunos gobiernos de la Tierra para llevarnos a
nuestro estado actual de control y también de tecnología.
Hay otros grupos pugnando por contratos similares
y nos han hecho creer que vienen con la salvación espiritual para
nosotros. Nada más incierto.
Los seres realmente espirituales no necesitan nada
de otras civilizaciones y mucho menos lo toman con engaños. Una raza
espiritual no se hará de nuestros recursos ni buscará hibridarse
con nosotros.
De manera que estas nuevas oleadas vienen con más
exigencias para la humanidad, mientras favorecen a sus cipayos en los
puestos de poder y sobre todo, a sí mismos.
La herramienta que tenemos para defendernos de
ellos consiste en darnos cuenta del engaño, negarnos rotundamente a
colaborar y refugiarnos en la sabiduría humana legada por los
verdaderos maestros.
Mientras nosotros alimentemos nuestra ambición y
la necesidad de poseer cosas, estaremos abriendo el camino para que
ellos nos posean a nosotros.
Esto no es algo a lo que podamos permanecer
indiferentes, nos va la libertad en ello…
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