Primero
debes nacer, luego crecer mientras te educas, amar a tu padre y a tu
madre, por transmisión a tus hermanos, primos, tíos, abuelos… ser
leal a tus amigos, estudiar mucho para ser exitoso, pero, sobre todo,
para ser “alguien”; luego casarte, tener hijos, educarlos… Aún
cuando hagas todo esto, no podrás evitar los fracasos, el dolor y
las separaciones, el envejecer, enfermar y morir. Ese es el destino
de todo “ser”, que debe ser aceptado al tiempo que se agradece a
Dios por la vida…
En
otro régimen de creencias, el hacer lo correcto es requisito para
asegurarse que tendrás una reencarnación mejor que la actual.
Las
fotos de la familia feliz sobre el mueble, en el facebook, en la
telenovela… pareciera que encontrar el amor todo lo cura y que
todos los que estudian y se esfuerzan, logran el éxito.
Abundan
los “positivos” que te dicen que si las cosas te van mal es
porque piensas en negativo y atraes energías negativas.
Pero,
en el fondo, sentirás siempre que te están haciendo trampa, que no
hay reglas, que la felicidad es una utopía y ya tampoco estás
seguro que el alcanzar el éxito te hará feliz.
Si
no lo ves así, es porque todavía estás enceguecido por la
propaganda del sistema, o porque, en verdad, “es lo que hay” y a
ello nos sometemos.
Te
encontrarás, muchas veces, con que tus padres son autoritarios y
posesivos, que tu mujer te engaña o te odia, o ambas cosas, que tus
hijos son interesados y poco amorosos, que tu carrera es un fiasco…
y, tal vez, que tú también lo eres.
Amarás
a tu perro porque es el único que te quiere de verdad, sin
condiciones…
Siddharta
Gautama, el Budha, llamó “Rahula” a su hijo. Rahula significa
CADENA. ¿Qué enseñanza hay detrás de este simple hecho?
Toda
esta gran mentira comienza con la circunstancia de que debes aceptar
como natural el ciclo de la vida y de la muerte, como enseñanza el
sufrimiento continuo, como identidad, no lo que eres, sino la
profesión que has adquirido. Eres “alguien” si has conseguido un
puesto importante en una empresa o eres un profesional exitoso.
Y
de alguna forma, esto surge del hecho que aceptas como axioma que la
vida te la han dado, que no es tuya, que Dios te la da y te la quita
cuando le da la gana, porque tu vida y tu muerte están asociadas a
esa funda que vistes y llamas cuerpo.
Férreamente
das por hecho que “eres de aquí”, de la Tierra, un animal más,
en la cúspide de la evolución, pero no demasiado diferente a un
delfín o una cucaracha.
En
esto, ni siquiera evalúas el hecho de que, como mamíferos, somos un
desastre, producto de un diseño defectuoso. Si no te has dado
cuenta, compárate con tu gato.
Si
no lo ves solito, pregúntate cuántas horas entrena tu minino para
tener ese cuerpo musculoso y marcado que a ti te resulta imposible
conseguir, cómo se las arregla para estar tan ágil si se la pasa
durmiendo, por qué casi nunca se enferma…
Mientras
los animales y plantas son el producto de un diseño antiguo y
fundamentado, el cuerpo y psique humanos son un experimento de un
dios menor.
Nos
pasamos la vida tratando de saber quién somos, qué somos, para qué
estamos aquí, por qué tenemos que sufrir… y morir… Preguntas
sin respuestas, porque comenzamos desde el lado equivocado: la mente.
Algunos,
vislumbran ya que no son su cuerpo, sino “algo” atrapado dentro
de él. Otros se identifican con su mente, para otros somos
simplemente fenómenos pasajeros, producto de una mecánica universal
automática.
Pero
si lo vemos bien, todo está puesto para distraernos. Desde los
conflictos familiares, el dolor, la enfermedad, la lucha por
alimentarse y vestirse, los romances, los estudios…
Distraernos
de qué…
Pues…
de lo que realmente somos.
Todo
esta organizado para que NUNCA sepamos qué somos.
Incluso
los delirantes que se creen “despiertos” han caído en otra de
las redes de la matrix. La matrix tiene muchas: éxito, satisfacción
personal, amor filial, profesión, sufrimiento infernal, obligaciones
familiares, iluminación, samadhi, evolución espiritual (no existe
tal, porque el espíritu no evoluciona).
Pero
ya hablamos suficiente de lo que no somos.
No
somos nuestro cuerpo, ni nuestras emociones, ni la mente, ni el alma
dada por “dios”.
Eso
es diversión… o diversificación. Múltiples personalidades
afectadas por múltiples impulsos que no llevan a nada.
NOSOTROS…
SOMOS LA VIDA.
Simplemente,
el espíritu se expresa SIENDO, en silencio, sin palabras (el
espíritu no habla).
El
espíritu no evoluciona, es completo.
¿Como
podemos vislumbrar lo que somos?
En
el silencio, unificando nuestra personalidad fenoménica, evitando
que nos atrapen las distracciones mundanas o que las múltiples
cadenas se enreden alrededor de nosotros.
Liberarse
de los falsos condicionamientos del sistema que nos llevan a
olvidarnos de nosotros mismos para cumplir funciones de proveedor,
protector, estrella de rock…
Liberarse
de los condicionamientos mentales y emocionales que nos llevan a
buscar al alma gemela, el amor de su vida, la pareja perfecta.
Unificar
nuestra personalidad siendo coherentes del principio al fin,
coherentes en pensamiento, palabra y acción (no mentir NUNCA es un
gran ejercicio)
Pasar
tiempo en soledad y en silencio, observando sin distracciones.
Abandonar
el pensamiento y la emoción para dar lugar, poco a poco, a esa
energía que proviene de la vida; el amor espiritual, la voluntad
espiritual, que no son piedad ni compasión.
Busca
a tu pareja entre quienes aportan a tu crecimiento interior, busca un
compañero de búsqueda, no una garrapata. No dejes que las creencias
sociales te hagan adquirir responsabilidades que te limiten en tu
búsqueda. El planeta no necesita más niños humanos que vengan a
destruirlo, realmente, lo mejor que podemos hacer por la humanidad es
dejar que se extinga, por simple decisión de ni parir.
Es
duro… pero demuéstrame que no es así…
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