‘NEGOCIO’ EN LA JERGA DE LAS FARMACÉUTICAS
SINOPSIS: “Si te pones malo de algo y voy yo te curo PARA SIEMPRE con dos pinchazos ¿qué soy? ¿un santo? ¡qué va! Lo que soy en ese caso es gilipollas” –parece que le escucho decir a un jefazo de Pfizer para el cuello de su camisa hecha a medida de 600 pavos […]
Sabemos que la “coñapandemia” es la mayor
ESTAFA pseudo-sanitaria de la historia, entre otras muchas
inconsistencias, porque enfrentados los gobiernos a productos de eficacia demostrada en el tratamiento del “coñavirus”,
sin embargo han optado por ignorarlos por completo y por poner
todos los huevos de la supuesta salud colectiva en la cesta desfondada de la
“coñavacunación”.
Campaña de inmunización a todas luces de teatrillo,
toda vez que lo que le venden a la gente como “vacuna” no protege ni inmuniza contra nada, y además carece de autorización legal completa -ya se ha dicho-
por esa misma razón.
“Publicidad engañosa”, que es como en otros foros se llama eso de vender una cosa y entregar la contraria.
Aun así ¿os podéis creer que todos los días escucho a
alguien presumir el muy zopenco de que ya tiene inoculadas sus
dos dosis de “vaya usted a saber qué”?
Sinceramente, no sé si lo hacen con la intención de
convertirse en los ciudadanos del año, o embargados por la emoción
tal vez de creerse que la “inmunización” en masa les va a devolver algún
día su vieja normalidad.
Bueno, pues que cada uno haga con sus venas lo que quiera.
Mientras tanto, yo espero paciente a que se “coñavacune” la mayoría. Y si de
ese modo nos devuelven el statu quo perdido, pues perfecto; pero, si no,
prometo descojonarme en el careto de todos ellos.
Total, igual cuando se sientan protegidos nos
dejan en paz de una puta vez a los demás.
Otro factor determinante para que la “coñavacuna” no haga lo que se supone que debía estar haciendo (inmunizar de verdad) es el conflicto de intereses de las compañías farmacéuticas, lógicamente. Creo que ya ha quedado perfectamente claro tiempo atrás: si el gobierno se limitase a sanar a los “cuatro” enfermos (estadísticamente hablando) de “coñavirus” con los productos ya existentes, salta a la vista que las farmacéuticas dejarían de ingresar el equivalente a dos dosis de su basura sintética multiplicado por los 7.000 millones de ignorantes del escenario de sus sueños.
Y eso es mucho más que “mucha pasta”. Eso son cantidades obscenas de
dinero; sumas que de hecho les vendrían requetebién para seguir pagando -por
ejemplo- a una de sus acólitas al frente de la Agencia Europea del Medicamento
para que siga trivializando ante los micros los efectos secundarios
de las “coñavacunas”, primero de AstraZeneca y de Janssen días después:
Y todo eso suponiendo -que me parece demasiado suponer- que
los mandamases de estas compañías desearan sacrificar a su gallina de los
huevos de oro por antonomasia: la “coñavacunación” anual, que es
adonde quería yo llegar:
En una entrevista para la CNBC [Albert Bourla,
director ejecutivo de Pfizer] ha asegurado: «Necesitamos ver cuál sería la
secuencia, y todavía está por decidir su periodicidad».
«Un escenario posible es que vayamos a necesitar
una tercera dosis [de “coñavacuna”, hoy día son dos],
entre los seis y los doce meses [subsiguientes] habría una revacunación
ANUAL, pero todo esto está todavía por confirmar» afirmó, y añadió que
las [nuevas cepas] jugarían un «papel importante» [en el
asunto].
“Nuevas cepas” y “mutaciones”, obviamente la excusa perfecta
para poder justificar ante los medios la conveniencia de un chute cada
12 meses durante TODA una vida. Pero tranquilos, que en próxima
entrada ya os cuento qué opina todo un exvicepresidente de Pzifer -con 32 años
de experiencia en el mundillo- sobre ese otro engaña-bobos de
las “nuevas cepas”.
Aun así vuelvo a insistir en que centrarse en el enfoque de
los beneficios meramente económicos, sería darle un balón de aire a
estos personajillos. Porque ¿tú que preferirías? ¿Que te juzgasen por
“PESETERO” o por “GENOCIDA” llegada la ocasión?
Por eso digo que enfocarse únicamente en las cifras de
beneficios supondría ignorar posibles agendas ocultas que
podrían a la larga hipotecar la salud y condicionar los
estilos de vida de millones de ciudadanos.
Escuchad a ese respecto, si no, lo bien clarito que lo dice
la doctora Mª José Martínez Albarracín en este vídeo que nos colgó “El Abuelo”
en entrada pasada (a partir del min. 28):
“[En el futuro] Son las vacunas las
que van a producir las epidemias […] va a haber epidemias más
mayores, más extensas”.
Cosa por otro lado, si recordáis, que ya reconociera el
también doctor Juan F. Gastón en su famoso informe relacionando directamente a fallecidos con “coñavirus” con la
presencia de Polisorbato 80 en la sangre de los receptores de la vacuna contra
la gripe de la campaña 2019-20.
¿Casualidad o conspiración?
Aun así creo que no hay que darle demasiadas vueltas al
asunto. Porque ni “coñavirus” es causa real de muerte, ni tampoco lo es que te
atropelle un autobús o que te pegue un buen viaje el corazón en realidad:
En el fondo, la única causa genuina de
muerte es el DESEO de Quien Eres Realmente de SACARTE de esta
SIMULACIÓN.
Y eso solo pasa cuando ya hemos terminado todas
las tareas que nos trajeron aquí. Así que ¿para qué preocuparse?
Ya para terminar y a título exclusivamente particular,
el asunto de no “coñavacunarse” no me parece tanto un problema
de salud (miedo a qué cojones me meterán en vena) como un alegato de RESPONSABILIDAD
respaldado por mi derecho a DECIDIR libremente a qué cosas me presto y a cuáles
ni de broma. Pero nunca por miedo (porque eso me colocaría
en el papel de víctima y ya sabéis lo que pienso de eso) sino porque no me sale de
las pelotas y no se hable más.
BIENVENIDOS A LA TIERRA
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