DR. PATCH ADAMS: Historia de una transformación
Es decirse a uno mismo: Voy a amar
la vida. No: espero, podría o debería
Se trata de una intención.
Y cuando uno está
comprometido con esa intención, cuando ama la vida cada segundo, todo funciona
Cuando te amas a ti mismo no hay imposibles, ni
enfermedades mentales…
No hay ninguna
esperanza para la supervivencia humana si no cambiamos hacia un mundo
amoroso
No hay esperanza
para los ricos en el futuro, no hay esperanza para nadie si no creamos un mundo
cuyos valores sean la compasión y la generosidad.
Lo que la mayoría de la gente conoce del doctor Patch Adams lo sabe gracias a la exitosa película de Hollywood titulada Patch Adams.
Dirigida por Tom Shadyac en 1998 y
protagonizada por Robin Williams, la película está basada en la
historia de la vida del Dr. Hunter “Patch” Adams y el libro Gesundheit:
Good Health is a Laughing Matter, de Adams y Maureen Mylander.
La película fue un éxito en taquilla, ganando en total más
del doble de su presupuesto en Estados Unidos.
Pero su inspirador, Hunter Doherty el
verdadero doctor Patch Adams es, de lejos, mucho más
provocador, congruente y rebelde que su personaje en la pantalla.
En los tiempos que corren, tan necesitados de referentes
éticos y de héroes, Patch Adams da muy bien la talla de ambos.
Provoca la risa, como elemento curativo, allí por donde va,
pero no se corta un pelo a la hora de lanzar, a diestro y siniestro, las
contundentes e imprescindibles verdades que proclama.
¡Pasen, vean y escuchen!…
Déjanos contarte una historia, una historia de amor,
sobre el ‘verdadero’ Patch Adams.
Patch, cuyo nombre de pila es Hunter
Doherty Adams nació en 1945 y fue el segundo hijo de una madre maestra
y un padre comandante del ejército estadounidense
Patch formó parte de la generación del
‘Boom de Bebés ’, de la Generación Alternativa, de los Hippies, de los Yippies
y de los Hijos del Amor. Aún se debate sobre los pros y contras de dicha
generación, de cualquier manera, nadie puede negar que marcaron un hito.
LOS INICIOS: DE “NIÑO FELIZ” A “ADOLESCENTE SENSIBLE”
Patch pasó su infancia en bases militares fuera
de los Estados Unidos y fue un niño feliz que amaba la ciencia y las
matemáticas, los gatitos y los chistes. Pero cuando el padre de Patch murió
durante la Guerra de Corea, la familia regresó a Virginia, y Patch fue
lanzado al caos social del racismo sobre la guerra que marcó el inicio de los
años 60.
Como adolescente sensible que era, se fue desilusionando de
un mundo donde la injusticia y las ansias de poder parecían tener más valor que
el amor y la compasión.
Patch no quería vivir en ese mundo, así
que después de tres intentos fallidos de suicidio fue internado bajo
llave en un hospital psiquiátrico. La película sobre la vida de Patch comienza
con este oscuro período de su existencia.
Hunter Adams,
paciente voluntario de un hospital psiquiátrico, abre su alma a su médico
contándole aspectos muy íntimos sobre su vida y personalidad.
El psiquiatra,
sin embargo, se limita a tomar nota, prepararse el café, probarlo y no mirar a
su paciente a los ojos en prácticamente ningún momento.
Su escucha u
observación es absolutamente selectiva e incluso, en ocasiones, fingida. Se
limita a escuchar lo que le interesa.
Se encontró en la
misma habitación con Rudy, un hombre que sufría alucinaciones y tenía miedo de
las ardillas.
En lugar de
ignorarle o gritarle para que se callara, Patch decidió jugar con Rudy y
pasarlo bien. Logró que Rudy dejara de tener miedo.
Patch descubrió
así que era muy fácil relacionarse con cualquiera. Poco después se
matriculó en la Universidad George Washington para estudiar medicina.
DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ: EL INICIO DE UNA AVENTURA
En el hospital, al recibir visitas de su amorosa familia y
amigos, Patch se preguntó:
¿Existirá alguna
otra forma de responder a un mundo sin amor que huyendo de él?
En el hospital psiquiátrico, Patch tomó dos
decisiones: servir a la humanidad a
través de la medicina y ¡nunca más tener un mal día!
SU HOGAR, LOS ESTADOS UNIDOS…
Al graduarse de la escuela de medicina con un corazón lleno
de ganas de jugar, Patch Adams inició el Instituto Gesundheit con
un grupo de veinte amigos, incluyendo tres doctores, quienes se mudaron a una
casa de seis habitaciones en Virginia del Oeste y abrieron un hospital
gratuito.
El hospital estaba abierto 24 horas, 7 días a la semana, y
atendía todo tipo de necesidades médicas desde el nacimiento hasta la muerte.
Se atendían de 500 a 1000 pacientes por mes, 5 a 50 quedándose por noche.
Durante los doce años de su existencia atendieron a 15.000
pacientes.
Bailes, obras de teatro caseras, sentido del humor,
jardinería —ésta fue la “cola social” que mantuvo al proyecto médico unido.
...Y SU ‘HOGAR’, EL MUNDO
Al tiempo que el joven equipo médico en Virginia del Oeste
vio que el cuidado médico estadounidense necesitaba de una interacción más
humana y divertida, también vio que existía una gran necesidad de cuidado
médico, amor y humor alrededor del mundo.
Patch y sus amigos, jóvenes doctores idealistas,
querían caminar hacia el sufrimiento donde la necesidad era mayor: querían
involucrarse en el cambio de situaciones de pobreza, enfermedad y sufrimiento
de millones alrededor del planeta.
De allí parte el involucramiento de muchos jóvenes
estadounidenses en programas de ayuda en el mundo entero.
LA HISTORIA DE AMOR:
Así comenzó la segunda parte de la aventura de Patch: el
Alcance Global. ¡La película “PATCH ADAMS” termina justo donde el Alcance
Global comienza!
Durante los últimos 20 años los equipos de Alcance
Global han trabajado con Patch no solo para ofrecer
cuidado médico e insumos puerta a puerta—¡nosotros entramos y caminamos
adentro! Vistiendo su ‘insignia roja de la valentía’ (LA
NARIZ DE PAYASO) exportamos compasión y humor, así como medicina e insumos
desde los Estados Unidos. “Payasear”, dice Patch, “es un truco para
acercar el amor”.
Actualmente, Patch vive en Arlington,
Virginia, donde promueve medios alternativos de sanación para enfermos en
colaboración con el instituto.
Es el mayor precursor de la risoterapia con fines médicos y
terapéuticos, y el responsable de la inclusión de ésta en la medicina moderna.
La cura de cualquier enfermedad se inicia con una
risa…
Patch Adams es también un activista social,
diplomático, payaso profesional, actor y autor.
No basta una sonrisa para salvar el mundo…
Allí es cuando me
di cuenta de que mi madre me dio la cosa más importante en la vida: me amo. Lo
que significa que puedo hacerlo.
Cuando te amas a
ti mismo, no hay imposibles. Tampoco tendrás enfermedades mentales nunca,
porque te amas a ti mismo.
Soy un médico de
familia y mi primera consulta con un paciente dura 4 horas (practico la medicina
como quiero). En esas 4 horas he atendido a mucha gente, y solo el 3% de los
adultos estadounidenses se aman, así que casi nadie se ama a sí mismo en
Estados Unidos…
Patch Adams habla sobre Robin Williams y su
película
Luego hacen una
película y la hacen para vender entradas.
Y el amor no
vende entradas, ni la paz, ni la justicia.
Dos cosas venden
entradas: la violencia y lo gracioso.
Así que cogen a
Patch, lo hacen muy pequeño, hasta que sólo es “un médico gracioso”.
Así que luego la
gente ve la película y dice: “Patch, el médico gracioso”… no dice “el médico
que quiere acabar con el capitalismo” o “el médico que quiere que el mundo sea
amoroso”:
Hoy 30.000 niños
morirán de hambre… lo mismo que mañana. Y esto no es interesante.
El fútbol es
interesante, el cabello es interesante, los zapatos son interesantes, pero los
niños hambrientos no son interesantes.
Aire y agua
contaminados, ambientes destruidos… Estas cosas no son interesantes.
No me enfoco en el dolor que genera esto: ¡oh Dios, esto
es terrible!
Yo quiero decir: ¿Cómo puedo cambiarlo?”
Soy consciente de que si no cambiamos el mundo a uno
amoroso, no hay esperanza para la supervivencia humana
Charla TED de Patch Adams en TEDxTigre 2013.
Adams es un
médico diferente. No sólo es payaso sino que cree que «curar puede ser un
intercambio de amor y no una transacción económica».
Hunter Doherty
“Patch” Adams (Washington, 28 mayo 1945), es un médico estadounidense,
activista social, ciudadano diplomático y escritor. Fundó el Instituto
Gesundheit! en 1971. Cada año organiza un grupo de voluntarios de todo el mundo
para viajar a distintos países, vestidos de payasos, en un esfuerzo por llevar
el humor a los huérfanos, pacientes y otras personas. Su vida fue la base en la
cual se inspiró la película Patch Adams (Dr. de la Risa), protagonizada por
Robin Williams, en la cual interpreta el papel de Hunter.
Actualmente,
Adams vive en Arlington, Virginia, donde promueve medios alternativos de
sanación para enfermos en colaboración con el instituto. Es el inventor de la
risoterapia con fines médicos y terapéuticos, y el responsable de la inclusión
de ésta en la medicina moderna.
Entrevista Especial:
El revolucionario Patch Adams
El inventor de la risoterapia con fines médicos y
terapéuticos, “Patch” Adams visita Chile para dictar una serie
de conferencias en torno a la felicidad.
El activista y médico estadounidense manifestó en
conversación con CNN Chile que el mensaje de riqueza que existe actualmente
relaciona el dinero y el poder con la felicidad, sin embargo, el especialista
expresó que “el índice de suicidio en los países más ricos es más alto”.
Adams agregó que “no es negocio que la gente se ame,
porque comienza a compartir y daña al consumismo”.
Patch Adams: “Hemos convertido la medicina en un
negocio sucio y avaro”
Es médico, activista y payaso, y más conocido como el
“doctor de la risoterapia”, aunque no le gusta asociar “risa” con “tratamiento”
porque para él el humor es mucho más importante.
Su sueño es ejercer una medicina feliz, divertida,
amorosa, cooperativa, creativa y considerada.
Por Carlos Fresneda (Mallorca)
Médico, activista y
payaso. El orden de los factores no altera la talla humana de Hunter Doherty “Patch” Adams, rozando
los dos metros de altura, frisando el cielo con su coleta multicolor de eterno
“hippie”. A sus 69 años, el médico más iconoclasta e irreverente del
planeta, inmortalizado en el cine por el malogrado Robin Williams, sigue
propagando su personalísima visión de la salud y arremetiendo sin piedad contra
el sistema.
Lo más curativo es el amor, el humor y la creatividad
Desde 1971, la
peculiar revolución del famoso médico y cómico tiene un nombre: Gesundheit
(“salud”, en alemán). Así se llama su sueño, aún no materializado del todo, de
construir un hospital rural en Virginia del Oeste donde se pueda ejercer una
medicina con seis cualidades fundamentales: feliz, divertida, amorosa,
cooperativa, creativa y considerada.
A su paso por
Mallorca, donde participó hace unos meses en el encuentro Educar Para la Vida,
seguimos los pasos de gigante de “Patch” Adams –vestido con floreados pololos-
durante un experimento de “amor en acción”. Decenas de profesores se fundieron
en un multitudinario abrazo que hizo temblar de pura emoción a las piedras del
claustro centenario de Santo Domingo en Pollença...
¿Usted fue antes payaso, activista o médico?
Digamos que ser
médico y payaso es la forma más noble de activismo. Aunque creo que la primera
chispa fue la del activismo. Cuando era adolescente lo pasé muy mal. Me hacían
la vida imposible en el colegio y no soportaba las injusticias en el sur
segregado donde me crié. Intenté suicidarme y me metieron en un hospital
psiquiátrico. Y allí descubrí no sólo que podía curarme sino que podía ayudar a
los demás. Entonces me hice un propósito: “En vez de intentar quitarme la vida,
voy a ser feliz a toda costa… Y voy a empezar una revolución basada en el
amor”.
¿Cuál es la peor de las enfermedades?
El capitalismo de
mercado, sin duda. Hemos convertido la medicina en un negocio sucio y avaro, en
subproducto mercantil que trata a la gente como meros consumidores, y no como
ciudadanos o personas. ¿Qué se puede espera de un doctor que dedica siete
minutos de media a sus pacientes, como ocurre en Estados Unidos? ¿Qué se puede
esperar de un sistema deshumanizado que se lucra de la enfermedad? A veces
pienso que Freud tenía razón, cuando escribió en La civilización y sus
descontentos. Tal vez las enfermedades mentales son la respuesta
natural a una sociedad desquiciada.
¿El sistema sanitario es acaso el reflejo de una sociedad
enferma?
Yo diría que es
causa y efecto. Mientras los valores dominantes sigan siendo el poder y el
dinero no hay nada que hacer. El ganador se lo lleva todo: esa es la ley de
vida que nos viene impuesta por este sistema masculino que sigue imperando a
todos los niveles, de la salud a la religión.
¿Y cuál es la mejor receta?
Lo que necesitamos
es feminizar la sociedad. Hacen falta más mujeres líderes, pero no al estilo de
Thatcher o Condoleeza Rice. Tenemos que darle la vuelta a la escala de valores
hasta poner por encima de todo la generosidad y la compasión, que son dos
virtudes femeninas. No hay nada como darse a los demás. Paz, justicia y cariño,
esa es mi trinidad favorita.
¿Cree usted en Dios?
No creo en el Dios
de las religiones, pero soy espiritual a mi manera: medito regularmente, me
siento conectado con la vida en este maravilloso planeta. Soy, por así decirlo,
un comunista idealista: quiero lo mismo para todo el mundo.
¿Y qué tiene que vez todo eso con ir vestido con
pololos?
Hasta el líder más
serio pierde la compostura cuando me ve vestido de esta guisa. El humor es un
arma de desarme masivo…
¿Por qué le molesta entonces que le llamen el Doctor de
la Risa o el Padre de la Risoterapia?
Es que la risa no es
una terapia, como tampoco lo es música. Terapia suena a cirugía, a homeopatía,
a tratamiento… La risa y la música son mucho más. Yo diría que son la vida
misma, una parte esencial de nuestra condición de humanos. Lo que no es de
humanos es la seriedad. No conozco una sola enfermedad que se cure con la
seriedad, con la ira o con la apatía. No llegaremos muy lejos si nos ponemos
muy serios. Lo más curativo es el amor, el humor y la creatividad.
¿Por qué no ha acabado de materializarse su sueño del
Instituto Gesundheit?
El Instituto Gesundheit lleva
funcionando como tal más de cuarenta años y ha pasado por diversas fases
y formas. Empezamos como un hospital piloto para una medicina más
humanizada. Allí impartimos medicina gratis, sin compañías de seguros detrás,
con una integración total de todas las artes curativas… El modelo funcionó
durante doce años, pero era tan radical que fue imposible encontrar
financiación para mantenerlo tal cual.
¿Para cuándo abrirán el hospital?
El objetivo de
construir el hospital sigue estando en el horizonte. En el 2011 empezó la
construcción del Centro de Enseñanza, aunque de momento el Gesundheit es ante
todo un hospital “sin paredes”, volcado hacia la parte educacional, donde han
encontrado formación e inspiración miles de médicos y enfermeras de todo el
mundo. Es increíble el poder de convocatoria que seguimos teniendo, y la gente
que está dispuesta a pasar largas temporadas con nosotros de voluntarios o
cobrando 300 dólares al mes.
¿Aún quedan médicos con alma?
Sin duda. Mucha
gente llega a la medicina por pura vocación, porque quiere ayudar a la gente.
No hay mayor deleite en la vida que darse a los demás ni mayor privilegio que
cuidar de algo o de alguien. Yo lo llevo haciendo casi toda mi vida y seguiría
pagando por poder hacerlo aún muchos años.
¿Qué relación existe
entre la medicina y la poesía? Le acabamos de oír recitar de memoria las “Hojas
de hierba” de Walt Whitman…
La poesía también es
curativa. Es algo así como una pócima que nos recuerda nuestra condición de
humanos. Nos transporta a otra dimensión y hace que la vida sea más rica e
intensa. A mí me sirve también para ejercitar la memoria. Llevo decenas de
libros grabados en la sesera: es una práctica muy sana que empecé a practicar
de joven y la sigo ejercitando.
Con el cine tuvo sin embargo sus más y su menos. ¿Es
cierto que no le gustó la película?
Tuve mis más y mis menos con los “clichés” de la película y
con el resultado general. Pero siempre sentí una gran admiración y respeto por
Robin Williams. Era un gran comediante, un maestro de la improvisación. Pero no
sólo eso: tenía una gran talla humana. Era un tipo generoso y compasivo. Sabía
cómo desdramatizar las situaciones y crear buen ambiente a su alrededor.
¿Cómo fue su relación con él?
Tuvimos una relación
bastante cercana antes, durante e inmediatamente después de la película. Nos
invitó a su casa, y ahí pude comprobar su auténtica personalidad. En el fondo
era un introvertido que vivía bajo el peso de la fama. De joven tuvo problemas
de adicción al alcohol y las drogas, de adulto buscó refugio en la soledad… Me
dolió, eso sí, que no donara una parte de los 21 millones de dólares que cobró al
Instituto Gesundheit. La gente de los estudios me advertía: ni se te ocurra
pedirle un centavo a Robin. Yo creí ingenuamente que la película iba a servir
para dar un gran impulso al proyecto, y no fue así. Robin Williams me hizo
famoso, pero yo habría querido algo más.
¿Cómo le afectó su suicidio?
Su muerte me causó
tristeza y me hizo pensar mucho en las causas. Yo creo que Robin
Williams murió bajo el peso de su propio papel. Millones de admiradores
esperaban mucho de él, y era de verdad muy querido: creo que pocos actores
llegaban a su nivel. Era un hombre tremendamente divertido, pero en su forma de
mirar y de hablar podías percibir también un fondo de tristeza. Y también mucha
humildad: nunca le vi ponerse por encima de nadie. Nunca ejerció de famoso,
pero quizás la fama le pesó más de la cuenta.
¿Y cuál es su personal antídoto contra la fama?
Me pellizco mucho y
me hago daño. Huyo de los autógrafos y solo me presto a hacer “selfies” con la
gente si hacemos el gamberro, nos metemos el dedo en la nariz y ponemos cara de
payaso. Y contesto personalmente a mano decenas y decenas de cartas todos los
meses. Sigo viajando unos 300 días al año: escribir a la gente, en todas las
partes del mundo, es la cura perfecta para la nostalgia.
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