ATADOS DIGITALMENTE BAJO UNA IA GLOBAL
No nos paramos a pensarlo, pero quién puede hacernos la vida más cómoda, en base al conocimiento que tiene sobre nosotros, también puede hacer justamente lo contrario: si quiere también puede hacernos la vida imposible, apoyándose en ese mismo conocimiento que previamente le hemos facilitado, o que ha sido capaz de averiguar.
Es una forma clara de ver que el verdadero poder sobre las
personas, es la información que se tiene sobre ellas y sobre el medio. Si
dispones de ambas fuentes, entonces puedes decir casi literalmente que el mundo
es tuyo. No somos conscientes de la cantidad de información que liberamos al
medio, y que está siendo aprovechada sin que nos percatemos de ello.
El control de la IA resumido
A las empresas les encanta hablar de omnicanalidad, porque de cara al usuario se supone que es algo muy cómodo. Apoyándonos en esta omnicanalidad, podremos definir en unas cuantas funciones, cómo puede controlarse de forma práctica, a un ciudadano medio a través de su actividad diaria, e interacción con distintos dispositivos. Podría ser algo así:
― Ubicar y reconocer a los usuarios a través de
los dispositivos concretos que utilizan y forzarlos a emplear sus datos
biométricos, para acceder a la tecnología.
― Identificar los distintos canales de acceso que
emplea ese usuario particular, según las plataformas, webs o redes sociales
dónde está registrado.
― Memorizar los contenidos por categoría que se
identifican con ese usuario en cada uno de sus canales.
Se puede hilar mucho más fino, pero si queremos tener a una
persona pillada, con estas tres líneas tendremos más que suficiente. Con
información en nuestro poder tanto para tenerla satisfecha, como para hacerle
la vida imposible. Mientras estas tres funciones no las realice la misma
entidad, habrá cierto margen de libertad. Omnicanalidad ¿recuerdas?
De hecho creemos, o mejor dicho, confiamos que las entidades
que gestionan nuestros datos, no tienen un enlace común al menos que sepamos. Y
en cada plataforma los datos, son captados por canales diferentes, y volcados
en ficheros de distinta titularidad, distintos formatos… Bueno, ya nos
encargamos nosotros de unificarlo todo en nuestros dispositivos.
La réplica virtual y la suplantación de identidad
El verdadero peligro de la inteligencia artificial, no es
que nos vaya a quitar puestos de trabajo, sino la suplantación de identidad, en
base a toda la información disponible sobre nosotros, gestionada ya por
algoritmos, y a que se podría replicar un perfil virtual de cada uno de
nosotros, que reprodujese nuestra actividad, dejándonos literalmente fuera.
De igual manera que se puede replicar virtualmente el perfil
de cualquiera de nosotros, puede replicarse una empresa, un lugar, un sistema
monetario... No tiene porqué estar construido en la realidad, para que en un
sistema tenga el mismo efecto económico o legal, que a día de hoy ya se está
dando. La confianza es un valor que nosotros elegimos dar.
Si añadimos la posibilidad real de un hackeo, que aunque no
sea global, pueda afectar a varias de las plataformas como ya ha ocurrido en el
pasado reciente, o bien se haga un uso ilícito de la cesión de datos a
terceros, como también ha ocurrido, nos damos cuenta, que la posibilidad de
crear un modelo de realidad paralela con datos
robados, es viable.
Esta idea, de materializarse, podría generar un modelo
matemático lo suficientemente potente, como para crear una realidad paralela
virtual, que pudiera no hacer distinción entre lo humano y lo alfanumérico, ya
que le bastaría con replicar los procesos y mecanismos, que se dan en
la realidad, teniendo además todos nuestros datos como combustible.
Lo mejor de nosotros mismos utilizado en nuestra contra
El paso definitivo es robar la legitimidad, suplantando los
mecanismos que hoy tenemos como reales, según el interés de quién poseyera esta
especie de Inteligencia Artificial global. El siguiente paso
al hackeo, es el desplazamiento lateral del usuario legítimo, que una vez
usurpado, pasará a crear nuevos “usuarios legítimos” bajo las nuevas
condiciones.
Podemos ser muy estrictos a la hora de facilitar información
personal en un simple formulario, sin ser conscientes de la cantidad de
información que puede haber sobre nosotros dispersa en distintos medios, para
cuya captación no se ha necesitado ningún tipo de permiso, al no ser
información catalogada legalmente como sensible.
Imagina cuántas horas de vídeo grabadas puede haber tuyas en
los últimos años, a través de cámaras de seguridad, cada vez que has ido a
hacer la compra, cada vez que has ido al centro de salud, cada vez que has
utilizado transporte público, o pasado por la puerta de un establecimiento con
videovigilancia, sin ni siquiera haber entrado. etc.
Tu historial médico, o tus huellas biológicas recogidas en
analíticas y procesadas por la sanidad pública, que como cualquier sistema
tiene vulnerabilidades. Incluso esta información podría pasar a formar parte,
de esa réplica de cada uno de nosotros, haciendo que los nuevos perfiles
generados, reflejaran esos datos exclusivamente humanos, en ese entorno virtual simulado.
La tan temida singularidad: un enemigo descentralizado
Ni siquiera es necesario que se manifieste la tan temida
singularidad, porque damos por hecho que la inteligencia artificial, necesita
comprender lo que está haciendo y le damos un valor mayor de consciencia que
realmente no tiene ni tendrá. De igual manera que en ese modelo virtual en el
que se nos replica, no es necesario tener un cuerpo físico o robótico.
La ciencia ficción nos ha dibujado un enemigo robot al que
hay que temer, y casi siempre lo pintan con cuerpo antropomorfo salvo
excepciones, porque así es más fácil para nosotros identificarlo, dándole un
cuerpo. Pensamos que si el enemigo está contenido en un cuerpo, es más
fácilmente derrotable. La realidad de la robótica industrial o domótica no es
esta.
Es más fácil temer y enfrentarse a algo que tienes ubicado y
que puedes reconocer, cuando el peligro de la Inteligencia Artificial global, es precisamente su
descentralización. La imagen cinematográfica que se nos ofrece de Skynet,
en Terminator como un cerebro central, o la IA de
WestWorld, desde un punto de vista de inteligencia militar, no sería
eficaz.
En la realidad un “cerebro central” comprometería la seguridad
de esta hipotética entidad. Si está ubicado puede destruirse, y si tiene cuerpo
puedes matarlo. Esa es la idea ¿verdad? Los verdaderos peligros a los que nos
enfrentamos, son precisamente la descentralización de los nódulos de
inteligencia, y la ausencia de presencia física del enemigo.
El interés de tenerlo todo atado digitalmente
Si el objetivo es la creación de una realidad digital
paralela, en la que pasaremos a ser usuarios que han de cumplir una serie de
restricciones para mantener un estatus de derecho, y continuar formando parte
de la sociedad, no van a permitir que nosotros tengamos el margen para decidir
estar fuera o dentro, ya que “fuera” no lo pueden controlar.
Y si ese “fuera del sistema” se diera en la realidad, de
igual forma que la legitimidad se gana porque hemos decidido dar confianza al
sistema, se puede perder, al existir una alternativa mejor. De ahí el interés
de pisar el acelerador, para no darnos margen de
reacción en nuestra capacidad creadora, para que no tengamos tiempo a crear
vías alternativas.
Es por ello que el modelo ya prevé una división social, e
incluso propone canales para la disidencia controlada, de forma que ningún
ciudadano se plantee salir realmente, estando dentro manteniendo un perfil
controlado. Bajas reales en el sistema, serían por ejemplo, rechazar tu Nº de
la Seguridad Social, dar de baja tu DNI o la muerte física.
Desconozco si la ley tiene previsto cómo actuar en casos, en
los que un ciudadano rechaza frontalmente su pertenencia al sistema, y por
tanto deja de ser ciudadano. Sospecho que la respuesta iría más por criminalizar al sujeto, que consintiendo su nuevo
estatus. El objetivo sería volver a procesarlo dentro del sistema cuanto antes,
para no crear más precedentes.
Si estas bajas se dieran a escala masiva, el sistema
terminaría por colapsar. De ahí que pretendan atarlo todo digitalmente, para ni
siquiera dar ese ¿más que improbable? espacio.
Somos antihéroes en un mundo que ha dejado de creer en los
hombres buenos.
https://www.desesperadostv.com/2021/01/atados-digitalmente-bajo-una-ia-global.html
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