1.2.23

Es vital para el ser humano pensar por sí mismo y dejar de ser cómplice de la falsedad

SEGUIR DIFUNDIENDO LA VERDAD

“No basta con consagrar los derechos en una Constitución, las personas educadas deben saber leerlos,  comprenderlos y defenderlos. »

"Ellos", nos dicen qué pensar, qué decir. "Ellos", saben.  "Ellos", han entendido y nos explican lo que debemos hacer, y así es. De otro modo no.

Emplean medios drásticos, transmisiones televisivas llenas de expertos cargados de títulos, artículos en la prensa escrita “seria”, resúmenes de institutos oficiales con nombres y siglas muy profesionales. Los expertos en cuestión suelen ir bien vestidos, tienen unas calificaciones indiscutibles sobre el papel, hablan bien y los periodistas o presentadores son muy amables con ellos, se toman en serio sus palabras, y el conjunto desprende una connivencia, una obviedad que hace que el mensaje sea tan evidente por sí mismo

  1. La vacunación no se puede discutir, ha salvado a la humanidad, es la única solución real a las epidemias.
  2. El clima  es un calentamiento y se debe principalmente al CO2 humano.
  3. Ucrania es por culpa de un malvado dictador sádico y loco que desafía al mundo o explota a su pueblo (Desde Cuba, Venezuela, Irak, Afganistán, Libia, Malí, Yemen, Siria... es la misma historia cada vez, un dictador loco, sanguinario y malvado que quiere destruir a su pueblo o a la humanidad, Castro, Chávez, Hussein, Talibanes, Gaddafi, el-Assad…)

Estos son los últimos tres dogmas hasta la fecha.

Si emitimos una opinión contraria o matizada, entonces fingen no escucharla. Si insistimos, sobre todo si somos legítimos, entonces nos llaman todos estos términos poco halagadores y descalificantes: conspiradores, negacionistas, escépticos, estúpidos, locos, incompetentes, charlatanes, antivacunas, antisemitas, racistas...

No pienses, nosotros pensamos por ti”, eso es lo que defienden enfrente y son contundentes, tienen los medios mediáticos e institucionales con ellos. En primer lugar, demuestra lo que ya sabíamos: el ser humano, desde su infancia, desde la noche de los tiempos, ha amado las historias. Si estas son simples, con un chico bueno y un chico malo, un chico muy agradable y un chico malo muy feo y muy malo, eso es aún mejor. Si tienen soluciones preparadas que dependen de otros, entonces muchos seres humanos están en la luna. Pueden dedicarse a su día a día pensando que los demás se encargan de todo y, sobre todo, que estos “expertos” tienen una solución preparada e indiscutible.

Práctico, un dogma, hay que admitirlo. No hay necesidad de actuar o incluso pensar.  Desafortunadamente, un dogma no tiene nada que ver con la verdad, no tiene nada que ver con la realidad. Sé que algunos logran decirte que la realidad no existe. Eso es fuerte y, sin embargo, es así, la gente trata de convencerte de eso y mucha gente queda atrapada en eso. Sin embargo, si te quemo el brazo, te aseguro que el dolor y la herida te convencerán de que la realidad (el calor en este caso) existe.

No confundir “percepción de la realidad” con “realidad misma”.

Lo mismo para la verdad. O para bien y para mal. Está el bien, que no significa perfección, y el mal. A menudo, uno discierne el bien del mal no al nivel del cerebro, sino al nivel de las entrañas, el corazón y la piel. El mal es, por ejemplo, torturar animales, maltratar a cualquier ser vivo. Donde se vuelve más sutil, más insidioso, es cuando entendemos que el mal es también dejar que las cosas sucedan, dejar que otras personas martiricen a los animales, o maltraten a un ser vivo, sin decir nada, haciendo nada en contra de eso.

(Nota: la verdad puede definirse como la traducción, interpretación o (re)presentación más fiel posible de la  realidad. El problema es que esta transcripción por parte de un ser humano depende de la percepción que tiene de la realidad, percepción que depende en particular de sentidos limitados).

Saber cuánto se maltrata a la mayoría de los animales y, por decirlo suavemente, seguir consumiéndolos nos convierte en cómplices de facto de este maltrato mundial. En este momento tan incómodo a nivel intelectual y emocional, el ser humano se valdrá de artimañas para encontrar atenuantes, desviar el tema, ahogar al pez. Entonces comienzan los pequeños arreglos con el mal, estas concesiones que sugieren que el mal es relativo.

No. El mal es el mal. Bueno es bueno. Por mi parte, no trato de hacerme vegetariano solo por el medio ambiente o la salud. Lo intento por la única razón que basta por sí misma, sin necesidad de otra, para dejar de ser cómplice de un mal mayor. 

Volvamos a la verdad, de la cual el dogma es el peor enemigo. En otras palabras, la verdad es el peor enemigo del dogma. Esta es la razón principal por la cual los disidentes de hoy son tan satanizados, desacreditados, censurados, expulsados ​​por un sistema que tiene una necesidad vital de dogma para perpetuarse. Cuanto más rígidos, intratables son los dogmas, más fuerte y brutal es la violencia hacia cualquier disidencia. Por eso nosotros, los verdaderos denunciantes, los que desafiamos toda censura, debemos seguir educando pedagógicamente y difundiendo la verdad.

Estoy hablando de la verdad, que no debe confundirse con el conocimiento en constante evolución, muchos hacen esta confusión. Además, no hay una verdad científica, es una imposibilidad. No hay una verdad económica, geopolítica, etc. Hay conocimiento en todos estos campos, y estos cambian, evolucionan según el tiempo, los descubrimientos, el contexto, las acciones y reacciones de unos y otros. Uno de los ejemplos más conocidos es haber creído por un momento que la Tierra era el centro del Universo. Hoy sabemos que la Tierra es un planeta entre otros y que gira alrededor del sol. Este conocimiento ha evolucionado para adaptarse a la realidad.

La verdad, sin embargo, es la verdad. O engañaste a tu esposa o no lo hiciste. O estabas allí en ese momento o no estabas. No puedes ser "la mitad" en alguna parte, no puedes tener "un cuarto" engañando a tu esposa. Y esta verdad no cambiará, ni dos días después, ni mil años después.

Aquí es donde empiezan los problemas: cuando confundimos, sin saberlo o intencionadamente, verdad y conocimiento. La verdad es una y permanente. El conocimiento es evolutivo y plural.  Decir que las vacunas han salvado a la humanidad, o que son la mejor arma contra las epidemias, es un conocimiento que evolucionará confrontando los hechos. Debe ser constantemente verificado, como cualquier otro conocimiento científico actual.

En el caso concreto de la vacunación contra el covid, todo partía de una suposición ya que empezamos esta vacunación global cuando aún no se habían concluido todos los estudios. El gran problema es haber presentado al público profano esta hipótesis-conocimiento como una verdad que no se discute más.

Eso es lo que todavía intentan hacer muchos peritos jurados, apoyados por el Sistema, como este doctor Nicolás Dauby, prototipo de lo que entiendo por perito revestido de títulos y con un aura indiscutible, ineludible. Realmente los animo a leer toda la Referencia 5, un símbolo de todo lo que está mal en este mundo opaco de experiencia dependiente del lobby.

Hay decenas y decenas de “Nicolas Dauby” por el mundo. Un poco como Anthony Fauci en Estados Unidos o Neil Ferguson en Gran Bretaña. No importa que las predicciones y decisiones de estas personas hayan resultado falsas, malas, influenciadas, conservan su aura de experto indiscutible. Esto sólo puede hacerse con la ayuda de los principales medios de comunicación, aquellos que tienen acceso al público lego más amplio.

Estos medios son el equivalente moderno de los sacerdotes y doctores de la ley de antaño, el intermediario indispensable entre el público profano y las autoridades, con sus "debates" pactados de antemano y sus fact-checkers ("verificadores") anónimos y partidista. Expertos acreditados y medios cómplices son las herramientas esenciales de un poder construido sobre dogmas. No quiero decir que todos estos "expertos" apoyados sean incompetentes o necesariamente deshonestos. En su mayor parte, desconocía su existencia antes de esta crisis.

Me refiero al proceso tácitamente aceptado que consiste en nombrar sobre el papel a un "experto" más o menos legítimo y luego sólo escuchar a este "experto" sin tener en cuenta todos sus conflictos de intereses, que inevitablemente influirán en sus convicciones, en sus propuestas, sus decisiones y sus acciones.

Me refiero a ese proceso universal y tácito, principio que funciona en todas partes, en todas las democracias, que consiste en suprimir debates contradictorios encerrando en un vaso cerrado opiniones y mensajes construidos sobre preceptos que ya no se discuten, mascullados por unos pocos.

Esto se encuentra en debates climáticos etiquetados como calentamiento mientras que otros científicos igualmente legítimos hablan de enfriamiento, calentamiento cuya causa es el CO2 debido a la actividad humana mientras que otros científicos, otros expertos serios hablan de muchas otras causas. 

Esto se encuentra en los debates sobre la guerra en Ucrania, para los cuales se planteó desde un principio en Occidente el postulado inviolable según el cual el dictador Putin es el único responsable, sin poder en un solo momento discutir o matizar este dogma (esto ya no sería un dogma, de lo contrario). 

Y esto ya había pasado durante las guerras de Kosovo, Afganistán, Irak, Siria… ¿Por qué? ¡Qué paradoja!  

Todos estos científicos, todos estos periodistas, todos estos “expertos” se vuelven como equilibristas, autoproclamados especialistas, fácticos, dignos de confianza, mientras que todos sus discursos se basan en última instancia en el dogma. Esto está sucediendo con el apoyo celoso de los principales medios de comunicación escuchados como los sacerdotes de antaño por una parte de la población profana.

Un dogma no es la verdad.

Un dogma es la base para contar una historia que se disfraza de verdad, se viste de realidad sólo porque cada oyente, cada espectador acepta creer en ella. Esto es lo que hace la fuerza de una ficción exitosa. Sabemos que es falso pero hemos optado tácita, implícitamente por creer en ello, lo que hace que el espectador se estremezca, salte, llore, tema, vibre con su actor favorito.

Es cierto que los seres humanos estamos hechos de esa manera. Nos encantan las grandes historias, especialmente las sencillas, con un bueno y un malo bien identificados, con soluciones preparadas, elaboradas por otros que parecen creíbles. La apariencia es suficiente.

Los delatores, los narradores de la verdad vienen a romper el ambiente, a puntear las íes, las comas en el lugar correcto, porque si la humanidad prefiere la historia a la verdad, en este punto de discrepancia, eso será muy amargo y brutal, mientras que podría ser mil veces más formidable que la más bella de las ficciones. Siempre y cuando mires la verdad directamente a la cara y la consideres tal como es, sin disfraz.

Te digo lo contrario de lo que te dicen: piensa por ti mismo. Sé tú mismo. Retoma las riendas de tu mente. Yo sé. Se necesita mucho esfuerzo. Es incómodo. Al principio. Por otra parte, no requiere inteligencia, ni haber realizado largos y eruditos estudios. Estos últimos puntos pueden incluso ser obstáculos, trampas.

La persona con sentido común, que tiene los pies firmemente en contacto con el suelo, que nunca ha asistido a universidades o escuelas secundarias, es a menudo la que mejor puede discernir lo verdadero de lo falso, lo real de lo ilusorio, lo bueno de lo malo.

Piensa por ti mismo.

Si no somos capaces de hacer preguntas con escepticismo, de interrogar a los que nos dicen que algo es cierto, de ser críticos con los que tienen autoridad, entonces estamos agradecidos por el primer charlatán, político o religioso, por venir . » -Carl Sagan, científico y astrónomo

Cualquiera que sea la opción que elijas, entonces asúmela.  Nunca ha sido tan vital, para todo ser humano como para toda nuestra especie, pensar por sí mismos y dejar de ser cómplices de la ilusión, la falsedad y el mal.

Mientras tanto, los denunciantes, los que desafiamos toda censura, debemos seguir difundiendo la verdad.

Dr. Pascual Sacre

https://nouveau-monde.ca/nous-devons-continuer-a-diffuser-la-verite/  

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