EL WOKISMO DE EMPRESA
“La forma más
elevada del arte de la guerra no es luchar, sino corromper todo lo que tenga
valor en el país de tu enemigo hasta que la percepción de éste esté tan
distorsionada que ya ni siquiera te perciba como enemigo.”-Yuri Bezmenov
En abril de 2023, la famosa marca de cerveza estadounidense "Bud Light", propiedad del grupo Anheuser Busch Inbev, lanzó una campaña publicitaria protagonizada por el influencer transexual Dylan Mulvaney. Una semana después, la capitalización bursátil de la empresa perdía 6.000 millones de dólares al desplomarse sus ventas. Entre 2005 y 2016, la NASCAR, el deporte de motor más popular de Estados Unidos, registró un descenso de asistencia igualmente drástico tras dar el paso hacia la "inclusividad", y su presidente, Mike Helton, llegó a declarar en 2006: "Creemos que la herencia redneck del sur de Estados Unidos sobre la que se fundó este deporte ya no existe. Pero también sabemos que tenemos que hacer un esfuerzo para ayudar a los demás a entenderlo".
En su libro de 2019 "Corporate Cancer", Theodore Beale (Vox Day) reveló los factores que impulsan a empresas de éxito, bien establecidas y a veces en crecimiento, a hundirse a sí mismas lanzando desastrosas campañas de comunicación y alejando a sus clientes más fieles.
La explicación de Beale a este fenómeno es la progresiva absorción y destrucción de una empresa por la ideología progresista, un proceso que él denomina "convergencia". Según Beale, la progresión de esta ideología en el seno de una empresa puede compararse a un cáncer cuya evolución correspondería a las siguientes fases:
1) Infiltrada
La empresa cuenta con empleados progresistas, pero no tienen
influencia en ella. La empresa se centra en producir bienes y servicios acordes
con su objeto social. La contratación sigue basándose en los méritos y las
competencias.
2) Convergencia
ligera
Los progresistas han conseguido infiltrarse en sus
departamentos de predilección que son los recursos humanos y marketing, pero
todavía no influyen en la gestión o la estrategia de la empresa. La empresa
empieza a hablar de inclusividad o diversidad, pero no realiza grandes cambios
en su comunicación, productos o procesos de contratación, aunque pueden empezar
a aparecer algunos signos discretos de convergencia.
3) Convergencia moderada
Los progresistas han conseguido hacerse con el control del
departamento de recursos humanos, que utilizan para presionar al resto de la
organización. El marketing se preocupa cada vez más de mostrar su
"progresismo" que de vender los productos de la empresa. Se anima a
los directivos a contratar candidatos de la "diversidad" y a dejar de
castigar a los empleados incompetentes o improductivos. Los consultores de
inclusión empiezan a organizar sesiones de formación para
"sensibilizar" al resto de la organización.
4) Convergencia pesada
Los "progresistas" han tomado el control de todos
los departamentos estratégicos. Los miembros de la dirección son
"progresistas" y muestran abiertamente su apoyo a esta ideología. El
departamento de recursos humanos impone sus puntos de vista sin ni siquiera
consultar a la dirección. El marketing no sólo hace referencia a los valores
"progresistas" de la empresa, sino que los defiende militantemente.
La empresa abandona a sus consumidores históricos para centrarse en mercados
que sólo existen en la imaginación de sus directivos "progresistas".
5) Convergencia total
Todos los recursos de la empresa se ponen al servicio de
causas "progresistas" que ya no tienen ninguna relación con la
actividad original. El departamento de recursos humanos se ha convertido en una
nueva inquisición que puede imponer sus puntos de vista a la dirección. La
comunicación de la empresa está tan saturada de declaraciones progresistas que
es casi imposible determinar la verdadera naturaleza de su actividad. Ahora la
empresa sólo siente desprecio por sus consumidores históricos. "La convergencia sustituye el principio de que el cliente siempre
tiene razón por el principio de justicia social según el cual el cliente
descontento es necesariamente racista, sexista, conservador y, por tanto, sus
observaciones pueden ignorarse. (Cáncer de empresa).
Este análisis permite comprender por qué la extensión del
"progresismo" en el seno de una empresa conduce rápidamente a su
ruina. En su libro, Beale da ejemplos muy concretos de la explosión de costes
que provoca la convergencia en una empresa y calcula que, una vez iniciado el
proceso, la pérdida de facturación puede llegar al 20% en el plazo de un año.
No obstante, Beale tiene cuidado en señalar que los signos "leves" de
convergencia no deben llevar a la dirección a reaccionar de forma exagerada y
que existe una diferencia real entre una empresa en proceso de convergencia y
un simple discurso de marketing para satisfacer a un segmento de mercado
específico.
Es interesante observar que, en teoría, una economía de
mercado debería conducir a la rápida eliminación de una empresa disfuncional o
incapaz de satisfacer las demandas de sus clientes. Sin embargo, como bien
señala el autor de "Corporate Cancer”, la persecución de estas
estrategias o posiciones desastrosas, tanto para la imagen de las empresas como
para sus balances, prueba que lo que está en juego va más allá de la simple
cuestión económica y demuestra la realidad de un sistema cuyo objetivo
declarado es ahora "cambiar la sociedad y cambiar las
mentalidades".
Tomemos, por ejemplo, el caso de un equipo de baloncesto
totalmente inclusivo, es decir, que ya no seleccione a sus jugadores en función
de su capacidad para jugar bien al baloncesto, sino de tal manera que
represente toda la diversidad de tallas, géneros, pesos u orientaciones
sexuales. Estos criterios llevarían probablemente al equipo a perder todos sus
partidos y a tener muy pocos aficionados. Pero en lugar de quebrar y desaparecer, el equipo seguiría recibiendo el
apoyo, por razones ideológicas, de empresas o patrocinadores a su vez
"progresistas".
E incluso si estos patrocinadores fracasan, este equipo
podría seguir financiándose con fondos públicos o asociativos en nombre de la
promoción de la diversidad. En tal configuración, la función principal de este equipo ya no sería jugar bien al baloncesto
y ganar partidos, sino ser abanderado de esta nueva religión del
"progresismo" y la "diversidad".
Antes que Beale, el antropólogo David Graeber ya había
puesto de relieve, en su famoso artículo sobre los “bullshit
jobs”, (trabajos de mierda), la contradicción de un sistema que
pretende regirse por una racionalidad económica extrema pero que, al mismo
tiempo, acepta financiar un gran número de empleos totalmente improductivos e
inútiles, tanto para la empresa como para la sociedad.
Estos análisis nos ayudan a entender por qué nos encontramos hoy en el corazón de una
nueva guerra religiosa en la que una oligarquía
globalista está utilizando su control total del capitalismo
clientelista para imponer su proyecto religioso-político a toda la sociedad.
Una vez que uno comprenda que el sistema económico ya no está ahí para producir
riqueza, sino para convertir a las masas a una nueva religión mediante un
gigantesco programa de ingeniería social, todo queda más claro.
Como expliqué en mi ensayo sobre la
guerra más allá de los límites, los pueblos de Occidente están ahora
implicados, lo quieran o no, en una guerra despiadada para destruir su sociedad
y su civilización. Por
consiguiente, es esencial que los actores de la vida económica, asalariados,
autónomos, directivos, empresarios, reclutadores, inversores, tomen conciencia
de la realidad de esta guerra y del papel que desempeña en ella la infiltración
progresista de las empresas en esta última.
Así pues, el marco analítico desarrollado por Beale y
presentado en este ensayo debería permitirles comprender mejor:
1) el peligro mortal que representa el wokismo para sus
empresas y la actividad económica en general.
2) la necesidad de crear un índice de "convergencia" o "wokismo" que
permita a inversores, banqueros, proveedores y clientes medir el nivel de
infiltración del progresismo en una empresa y el riesgo de quiebra asociado.
3) la necesidad urgente de que los dirigentes o los comités
de dirección identifiquen y neutralicen a los elementos subversivos en el seno
de las organizaciones de las que son responsables, respetando plenamente la
legislación vigente sobre las discriminaciones.
4) que esta lucha forma parte de una guerra política,
cultural y espiritual mucho más amplia en la que está en juego el futuro de la
civilización occidental y en la que los activistas "progresistas"
suelen desempeñar el papel de "idiotas útiles" (Lenin).
Finalmente, es importante señalar que la lucha no se
libra en igualdad de condiciones. Tanto cuando tiene por objeto
preservar una sana organización de infiltraciones, subversiones o desviaciones,
la discriminación en todas sus formas está hoy prohibida y condenada; por
más que esto resulte aceptable e incluso de rigor cuando se trata de
identificar, estigmatizar e incluso privar de su sustento a todos aquellos
acusados por el autoproclamado "campo del bien" de obstaculizar una
sociedad diversa e integradora liberada al fin de sus prejuicios
"tóxicos".
Frente a este verdadero cáncer que está destruyendo empresas
y organizaciones, ya no basta con adoptar posturas defensivas o contentarse con
declaraciones de principios. En un
mundo en el que los locos han tomado el control del manicomio, es hora de que
los adultos tomen cartas en el asunto, silben el final del recreo y
devuelvan con calma pero con firmeza a los pacientes a sus celdas.
El CEI (Corporate
Equality Index) es una subcategoría de ESG (corporate social and environmental
governance) impulsada por los tres mayores fondos de inversión del mundo,
Blackrock, Vanguard y State Street. Estos fondos no dudan en presionar a las
empresas de las que son principales accionistas para que apliquen los
principios ESG. En 2018, Larry Fink, consejero delegado de Blackrock e impulsor
de ESG, escribió una carta en la que exigía la implantación de un nuevo modo de
gobernanza alineado con los valores ESG o, de lo contrario, las empresas
perderían el apoyo de los inversores.
http://www.verdadypaciencia.com/2023/04/el-wokismo-de-empresa.html
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