5.1.24

No dejar pasar ninguna acción ofensiva para seguir siendo dueños de nuestra vida

© GESTIONAR UNA INJUSTICIA CON AMOR

Ante un acto inadmisible que reclama contestación, ¿cuál es la postura del amor, descartada la de “poner la otra mejilla”, porque el amor no es sumisión?

Encontrar el camino para actuar de forma amorosa frente a una injusticia o a un abuso, pide calma y sensatez para evitar que la razón que nos pueda asistir se contamine de agresividad.

La rabia que nos provoca la ofensa recibida o el maltrato sufrido, debe ser el combustible para resarcir nuestra dignidad más que recuperar lo que se nos haya sustraído o enmendar el mal que se nos haya ocasionado.

Desde la premisa: Mejor ser feliz que tener razón, podemos responder a la agresión de forma asertiva para dejar clara nuestra disconformidad por el atropello sufrido y pedir su reparación pertinente.

Sin embargo, todo el discurso, limpio de improperios y juicios, acabado con un llamamiento a la responsabilidad y a la conciencia del agresor, de cara a sanar la herida ocasionada en nosotros.

Dejarse agredir, estafar, ofender... sin decir nada, no es amar. El amor en esta tesitura es el bálsamo que nos permite hacer, desde la paz y la calma, la reclamación de lo que nos corresponde.

El amor también nos permite ser objetivos y, al mismo tiempo, compasivos, sin caer en descalificaciones ni sentencias que no ayudan en nada.

Un equilibrio difícil de alcanzar pero que es necesario perseguir porque supone el mantenimiento de nuestra estabilidad emocional y nuestra paz interior.

En cualquier caso, no levantar el “hacha de guerra” puede propiciar una resolución favorable de la situación y, cuando menos, un ejercicio de buena convivencia social.

El mundo está lleno de injusticias. Algunas enormes y flagrantes, de amplio alcance. Otras más de nivel particular y son éstas las que piden una actitud personal desapasionada pero decidida.

Una cosa es estar de bronca por cualquier nimiedad y otra es dejar pasar cosas intolerables por “no querer liarla”, por pereza o por miedo.

Si un abuso o injusticia no se enfrenta debidamente se volverá a producir, quizá incluso aumentado. Tenemos la responsabilidad (aparte del interés) de restituir espacios y sentimientos que hayan podido ser transgredidos.

Si, desde las buenas maneras, no se van frenando todos los intentos de intrusión en nuestros ámbitos privados, en nuestra intimidad, en nuestra honorabilidad... perderemos totalmente nuestro estatus humano.

Se habla mucho de derechos humanos pero, cuando se presenta el momento, lo que nos corresponde es defenderlos con toda la energía si queremos conservarlos.

Así que, para resumir, tenemos la obligación de no dejar pasar ninguna acción ofensiva en nuestra contra si queremos seguir siendo dueños de nuestra vida.

O así me lo parece

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Joan Martí – elcamidelavida@gmail.com – 5 enero 2024

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1 comentario:

  1. Buen nuevo año mucha garra y energía AMIGAS, AMIGOS. Pues considero imprescindible que los medios para alcanzar un FIN sean lícitos, honorables y amorosos, ya que si se usan medios RUIN no hay fin que los justifique, de cualquier forma hasta en batalla se puede seguir siendo HONORABLE y se puede luchar sin por que tener que utilizar medios ruin, se que no es de buen gusto, pero desde hace miles de años ese avanzar sin temor a la oscuridad comportó BATALLAR, ya que solo con intenciones, oraciones y por mucho deseo pacifico que adoptes, nunca fue suficiente. Mil abrazos Joan, AMIC

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