28.5.24

Ser felices relacionándonos con otros subhumanos bellos, buenos y positivos

RESQUICIOS DE LIBERTAD PARA EL SUBHUMANO

Cuatro subhumanos con cara de tontos
y un humano 
cuya mirada penetrante
muestra su inteligencia superior.
Cómo ser libre en un mundo manejado por los humanos superiores que poseen las grandes multinacionales financieras, tecnológicas y mediáticas.

En primer lugar, voy a autocalificarme como subhumano respecto al súper hombre que nos esclaviza. Hay que ser justos. Somos inferiores porque son ellos los que están arriba y nosotros abajo desde siempre.

Los «extraterrestres» que manejan a la humanidad, según los conspiranoicos, son, en realidad, bien terrestres, aunque tan superiores a los humanos que pueden considerarse como súper-humanos y están mucho más avanzados que nosotros.

Lo primero que les sucede a esas élites de súper-humanos es que experimentan un desprecio hacia el resto de los humanos similar al que nosotros sentimos por los primates o el resto de animales a los que encerramos en zoológicos. La única diferencia es que ellos nos tratan sin el paternalismo que nosotros mostramos hacia los animales. Porque, a diferencia de los primates para nosotros, somos sus enemigos: porque somos estúpidos, sí, pero muchísimos y, por lo tanto, peligrosos.

Debiéramos leer a Yuval Harari con las pocas neuronas que nos queden bien despiertas. ¿Qué nos dice cuando habla de los «tragones inútiles»? Sólo tendrán acceso a los recursos mientras la Inteligencia Artificial y los robots no se hagan cargo del trabajo en el mundo. Este tipo de pensamiento conduce a las horribles políticas públicas de eugenesia y eutanasia. Harari no se refiere a sus propios ancianos, a los de su etnia, sino a los de los subhumanos, que somos nosotros. Y no habla solamente de ancianos, sino a subhumanos sin utilidad, como los menos inteligentes, los deficientes o los menos dotados físicamente. Cuando se lee atentamente a Harari, parece pensamiento de lo que ellos mismos han calificado como discurso nazi. Pero sin el señorío de los auténticos nazis, que respetaban a todas las etnias puras. Por eso fueron aliados de árabes y de orientales.

Harari no es nadie, tan sólo un egocéntrico sobrevalorado, pero es un difusor de ideas que tiene la etnia sagrada respecto a nosotros, los subhumanos. Por eso hay que leerlo atentamente, porque nos transmite lo que los líderes de esa etnia nos tienen preparado.

Así que, como subhumano, me planteo si puedo rechazar ante mí mismo y ante vosotros la tesis de que un millón de nosotros no valemos la vida de uno solo de ellos.

Ellos tienen un único premio Nobel de Literatura, Yosef Agnón. Pero nosotros también los tenemos, como Knut Hamsun, nazi confeso. O como el japonés Kazuo Ishiguro («Lo que queda del día»). O escritores como Murakami, que aún no ha logrado el Nobel por ser demasiado occidental, no por no ser de la etnia. O Thomas Mann (luterano)… En el campo literario creo que nos defendemos. Que no merecemos (del todo) tanto desprecio.

¿Y en el mundo de la inteligencia pura? Hablemos de ajedrez. Israel tiene 16 jugadores por encima de 2.500 de rating. El primer ajedrecista de la etnia sigue siendo Boris Gelfand, nacido en 1968. Es el número 11 del mundo en rating. No está nada mal, porque la etnia tiene solamente 25 millones de personas y el mundo 8.000 millones. Sin embargo, cuentan sus leyendas que, entre los diez primeros, siempre ha habido 3 ajedrecistas de la etnia sagrada o con uno de sus ancestros de la etnia. No sé si cabe preguntarse: Llegado el caso, ¿exterminaría la etnia a jugadores como Kramnik, Anand, Ivanchuck o Carlssen? Más nos vale que lo dudemos, por si acaso.

En el mundo de la Ciencia la cosa está difícil en cuanto a defendernos. Porque el judío Einstein ha marcado la Física hasta el punto de llevarla a un callejón sin salida. Su teoría es falsa seguramente. Pero los intereses creados, sobre todo en lo que se refiere a la verosimilitud de la existencia de «La Bomba», que se basa en la ecuación E=mc², hacen imposible salir airosos de ese atolladero. Los ingenieros saben que, si quieren que sus artefactos funcionen, deben olvidarse de la Teoría de la Relatividad. Aunque los ingenieros no son de la etnia, en general. A la etnia no le interesan las cosas prácticas, como la electricidad o la mecánica.

En fin, en realidad nunca hay defensa en este juego en el que unos ponen el hacha y otros el cuello.

Entonces, ¿qué debemos hacer los subhumanos para sobrevivir a los designios de esta etnia superior o sagrada?

En primer lugar, lo que hacen el resto de los animales con nosotros los humanos: huir de ellos. Aprender lo peligrosos que son y apartarse de su camino.

En segundo lugar no dar valor a aquello que los encumbra sobre nosotros, como es el dinero que ellos crean del puro aire. No debemos ansiar lo que nos proporciona porque ello nos esclaviza.

En tercer lugar, llevar una vida lo más natural posible. No caer en depresiones y crisis. Por cierto, la etnia es el sector de nuestra sociedad que más crisis, depresiones y enfermedades mentales graves padece, proporcionalmente. Hay enfermedades mentales que solamente se dan en la etnia, como ya dijo Sigmund Freud en su tiempo. Y él era de la etnia. Sabía lo que se decía.

En cuarto lugar, analizar sus movimientos. Adivinar en toda novedad su papel tras las bambalinas. Por ejemplo: el plan de vacunaciones es cosa suya. Cualquier enfermedad nueva es falsa. No nos dejemos asustar. El miedo paraliza el cerebro. Y puesto que somos subhumanos, no podemos permitírnoslo.

En quinto lugar, dudar de todo lo que nos cuentan los medios de comunicación, porque son de su propiedad. Los medios les sirven para controlar su ganado, nosotros.

En sexto lugar, desconfiar de las nuevas tecnologías porque ellos controlan todas las multinacionales que las inventan e implementan. Son los principales accionistas de todas las empresas de éxito como Google, Facebook, Twitter, Whatsapp, etc. Todas sirven a sus múltiples agendas que conducen a nuestro quizás merecido exterminio. Por lo tanto debemos mantenernos incógnitos, en medio del montón, sin señalarnos, porque disponen de medios de último recurso para deshacerse de las moscas cojoneras.

En séptimo lugar, jamás hablemos de defendernos de ellos, y menos de atacarlos, porque nos llamarán anti-etnia e iremos a la cárcel o a una fosa para perros con un agujero de bala en el cráneo. Y sabed que estamos vigilados cada minuto de nuestra devaluada vida. Como bien decía el filósofo Voltaire, si quieres saber quién te controla, busca quiénes son aquellos a los que no puedes criticar.

En octavo lugar, y este es el punto más importante, ser felices. A pesar del peligro que representan, que es mayor que el resto de peligros que nos acechan, como el tráfico, los infartos o la iatrogenia. Ser felices relacionándonos con otros subhumanos que sean bellos, buenos y positivos. Mientras existan.

En un alarde de osadía, voy a añadir desde mi subhumanidad confesa algo que se me ocurrió en estado de contemplación de una belleza italiana mientras me tomaba una horchata en la terraza de un bar. El humano superior es posible que lo sea en inteligencia e incluso en tenacidad. Pero no lo es en todo. No lo es en belleza. No lo es en valentía. No lo es en solidaridad. Y no lo es en número. Bastaría con que el subhumano le perdiera el respeto al dinero que inventa el hombre superior para que éste desapareciera como un sombrero en un vendaval. Eso es lo que sucedería en todo escenario madmaxista. Por eso, a lo que más teme el súper-humano es a la hiperinflación que destruye el valor del dinero que inventa cada día. Y acopia oro y diamantes como una urraca. O tierras. Como si eso les fuera a servir de algo ante una revolución popular espontánea.

Espero que este artículo os resulte de alguna utilidad. Lo principal es que asumáis lo que sois, no os vengáis arriba. Sois subhumanos y vivís de milagro, a expensas de cualquier decisión de vuestros amos. Recapacitad sobre las máximas de los epicúreos o de los cínicos.

La humildad salva más vidas que todas las medicinas juntas.

Saludos.

DEMÓFILOS

Nada impide suponer que en el estrecho círculo social de la etnia sagrada surgiera y se conservara una predisposición genética que favoreciera la creatividad intelectual. Esto ayudaría a comprender el que un grupo étnico tan pequeño cuente proporcionalmente con un número tan elevado de “grandes creadores”. Sin embargo, científicos como Galileo, Newton, Leibniz, Euler, Darwin, Hilbert, Heisenberg y millones más, fueron gentiles. ¿Cómo puede un subhumano inventar el cálculo infinitesimal y toda la Física que funciona realmente en el mundo? Misterios de la vida.

https://acratasnet.wordpress.com/2024/05/10/resquicios-de-libertad-para-el-subhumano/

 

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