LOS TESOROS ESCONDIDOS DEL SUEÑO
Vivimos
en nuestro cuerpo, pero solemos olvidar que realmente estamos
conectados con nuestro cuerpo. Actuamos como si nuestro cuerpo fuera
un ser ajeno, inaccesible al diálogo, que debimos coger en cualquier
sitio – como un objeto – para poder estar sujetos.
Experimentamos
multitud de sensaciones, emociones, sentimientos, incluso dolores –
todavía parece que no alcanzamos a ver la posibilidad de que
nosotros mismos podemos afectar la salud de nuestro cuerpo y de un
modo poderoso. Además, cedemos nuestro poder a fármacos y
medicinas, o al doctor, terapeuta, quiropráctico, farmacéutico,
sanador o incluso a nuestros amigos. Y hacemos esto a menudo sin
preguntarnos siquiera: “¿Puedo sanarme yo a mí mismo/a?”
El
Tesoro está en nuestros sueños
Cuando
hablamos sobre el cuerpo, o al cuerpo, lo mejor es hablarle en
imágenes. Porque las imágenes son un lenguaje que el cuerpo
entiende mucho mejor que las palabras. Para ilustrar lo que quiero
decir, permitidme contar una historia:
En
Cracovia vivía un judío llamado Eizik, hijo de Yekel. Cargado de
deudas y responsable de una gran familia, Eizik anhelaba que alguien
o algo le liberara de sus cargas. Pero nada parecía llegar. Una
noche, Eizik tuvo un sueño extraño. Se vio a sí mismo en Praga, la
lejana capital, de pie, debajo de un puente que cruzaba el río
Vltava, justo al lado del palacio del rey. “¡Excava!”, dijo una
voz en su oído. “Justo en este sitio hay enterrado un tesoro.
Todos tus problemas quedarán resueltos”. Pero una vez despierto,
Eizik rechazó el sueño como si fuera sólo producto de su
imaginación.
Sintió
que no tenía ni la fuerza ni los recursos necesarios para viajar tan
lejos. Pero el sueño no se fue. Noche tras noche, tenía el mismo
sueño. Finalmente, Eizik se dio cuenta de que no tendría paz hasta
que viajara hasta la lejana Praga para verificar si era verdad.
Cuando
llegó a la capital, exhausta y hambriento, Eizik fue derecho al
palacio del rey. Allí reconoció el puente de su sueño, el punto
exacto que había visto. Pero los soldados estaban guardando el
puente. ¿Cómo se iba a acercar? Decidió simplemente decir la
verdad. Y, como podéis imaginar, las revelaciones de Eizik
provocaron las risas y burlas de los soldados. “Igual que yo”,
dijo uno de ellos mofándose, “¡He soñado que había un tesoro
enterrado en Cracovia, bajo la chimenea de la casa de Eizik el
judío!¡Y me voy ahora mismo a conseguirlo!”
Cuando
oyó estas palabras, Eizik tuvo una súbita iluminación.
Inmediatamente volvió a Cracovia, quitó las piedras de su chimenea,
y ¡Hete aquí! allí estaba el tesoro.
Que
el tesoro descansa dentro de nosotros mismos, siempre a nuestro
alcance, es el primer y más obvio mensaje de esta famosa historia.
Pero que el tesoro descansa en nuestros sueños es un mensaje no tan
a menudo entendido o del que nos demos cuenta.
Aún
así, si la moraleja de la historia se lleva a su límite, podemos
ver que se nos dice que el sueño mismo contiene la respuesta a
nuestros problemas. En esta historia, soñar es la varita mágica que
dispersa las nubes, abre nuestras puertas cerradas, mueve nuestras
masas de tierra, limpia nuestras telarañas y espejos polvorientos y
revela el tesoro escondido dentro de cada uno de nosotros.
¿Es
esto verdad? ¿Podemos realmente usar nuestros sueños para limpiar
nuestros propios cuerpos físicos, mentales, emocionales y
espirituales? Para responder a esta cuestión, debemos hacer otra
pregunta: “¿Qué es soñar?”
Dos
cerebros en guerra
Tenemos
un solo cuerpo, pero tenemos dos brazos, dos piernas, dos ojos, y dos
cerebros. Sin estos pares no podríamos luchar por la tensión y el
equilibrio. Desafortunadamente, de cualquier modo, una parte de
nuestro cuerpo y mente suele atrofiarse, hasta debilitar y socavar la
otra parte. Por ejemplo, si se usa el brazo derecho con demasiada
frecuencia, la simetría natural de la postura puede llegar a
desequilibrarse.
Nuestros
dos cerebros (para simplificar las cosas les llamaremos cerebros
izquierdo y derecho) tradicionalmente no han vivido felices unos al
lado del otro. El cerebro izquierdo ha dominado nuestra manera de
pensar desde la llegada de la iluminación científica. Se encarga de
la lógica, el lenguaje, la abstracción, las matemáticas, la
física, resolución de problemas. Su pensamiento es secuencial,
lineal, racional y objetivo. Su progresión depende de las leyes de
causa y efecto. El cerebro izquierdo tiende a menospreciar y rebajar
al subjetivo cerebro derecho.
El
cerebro derecho, por el contrario, esencialmente está involucrado
con el cuerpo y todo lo referente a sus manifestaciones, sensaciones,
y emociones. El cerebro derecho interpreta expresiones faciales y
movimientos corporales. Descifra a la velocidad de la luz señales
complejas reconstruyéndolas para adquirir conocimiento. De esta
manera, por ejemplo, el cerebro derecho no sólo informa sobre la
apariencia de la gente y su estado de bienestar, también hace una
valoración de su terreno emocional profundo. El cerebro derecho
opera instantánea, holística e intuitivamente. Tal como en inglés
acertadamente se dice , somos “in-formed” = “in-formados” por
el cerebro derecho, que escoge patrones y formas interactivas. Hasta
nuestros cilios olfativos son “in-formados” por la forma de las
moléculas que flotan hacia nuestra nariz. Nuestras orejas tienen
formas, están conformadas con los patrones de ondas de los sonidos,
nuestros ojos, con la longitud de onda de la radiación
electromagnética.
El
cerebro derecho no sólo recibe, sino también responde al mundo
exterior y a las fluctuaciones interiores de nuestros propios
cuerpos. Esto lo hace llevando grupos de patrones, configuraciones y
movimientos a nuestra conciencia. Nuestro cerebro derecho interactivo
está soñando activamente, día y noche. ¿Por qué, entonces,
infravaloramos esta parte gemela de nosotros mismos? ¿Si fuéramos
diestros, pensaríamos siquiera en cortarnos el brazo izquierdo,
simplemente porque no es tan útil como el derecho? ¿Quién nos dice
que nuestro cerebro derecho no es útil? La respuesta, por supuesto,
es: ¡El cerebro izquierdo!.
Habiendo
reclamado nuestra atención, el cerebro izquierdo rehúsa renunciar a
su prerrogativa. Nos dice que las cogniciones del cerebro derecho son
sueños y que los sueños son meras fantasías. Pero ¿ lo son?
Sueño
y Fantasía
Antes
de continuar con la descripción de los poderes olvidados del sueño,
debemos disipar la noción de que el sueño y la fantasía son lo
mismo. El cerebro izquierdo, siendo malintencionado, agresivo y
competitivo se fija sus metas y procede a realizarlas. La fantasía
es la manera del cerebro izquierdo de tergiversar nuestros verdaderos
sueños en sus propios propósitos. Por ejemplo, podríamos fantasear
con que nuestro jefe es despedido por robar dinero de la compañía,
y ¡Mira por dónde, nos ofrecen su trabajo! La fantasía está a
nuestro servicio. Nuestras reclamaciones, expectativas, deseos,
anhelos, y resentimientos colorean la fantasía y su resultado.
El
verdadero sueño está libre de esa malicia. Además, responde de
modo juguetón, como hace un niño. Si le haces una mueca, te
enseñará la lengua. Si le presentas una mujer hermosa, te iluminará
con un maravilloso olor o un paisaje bucólico. Soñar responde a lo
que se percibe, no de modo simple, no a lo tonto, pero de un modo que
es directo, espontáneo y creativo. Llamaremos a este sueño
receptivo “Imaginación Activa”.
Los
“Alimentos Saludables” de las Relaciones
Imagina
a un niño privado a temprana edad de su madre. Llora y llora – y
continuará llorando hasta adulto. ¿Cómo lo alimentamos? Palabras.
“Charlas curativas”. Por desgracia, de cualquier modo, las
charlas curativas afectan sólo a la mente. No pueden afectar al
pobre cuerpo, que todavía anhela la caricia suave de las manos
cariñosas de una madre, el dulce sonido de sus susurros, la
luminosidad de sus ojos y sonrisas.
Las
palabras sólo envuelven la desafortunada historia de pérdida de
modo más seguro alrededor del cuerpo que sufre. No pueden curar el
cuerpo de su hambre. Sólo a través de la “in-formación”, el
cerebro derecho –usando la Imaginación Activa para alimentarlo con
experiencias vividas, las relaciones personificadas, el sustento que
tan desesperadamente necesita- sólo de esta manera el vacío de
patrones puede ser subsanado. Mediante la in-formación del cerebro
derecho a través de la Imaginación Activa, las configuraciones
distorsionadas, establecidas como patrón por una temprana carencia,
pueden ser desenmarañadas y reconfiguradas.
¿Cómo
podemos in-formar al cerebro derecho a través de la Imaginación
Activa? Para empezar, a través del terapeuta o de otra persona que
pueda ayudar, el cerebro derecho capta instantáneamente el sonido de
una oreja que escucha, la mirada de unos ojos que miran con amor, la
sensación de la mano que acaricia el cuerpo, o incluso su
proximidad. La mitad del trabajo de sanar está hecho sólo con la
presencia atenta, el cuidado, o el contacto.
Incluso
a distancia, el cerebro derecho está sintonizado como una radio,
captando la configuración de estas frecuencias bondadosas.
Experimentamos este fenómeno en nuestra vida diaria, cuando pensamos
en alguien, sólo para encontrarnos que nos llama a la hora o al día
siguiente. La visión de la cara de esa persona y la emoción
generada en nuestro cerebro derecho manda una señal localizada a la
otra persona, del mismo modo que sintonizar una estación de radio
causará sonidos y contenidos específicos al ser recibidos. La
resonancia a lo sutil y al sentimiento, es la característica del
cerebro derecho.
Atendiendo
personalmente a nuestro dolor
Gracias a la habilidad del cerebro derecho de encontrar un modo de sustento, como se describe arriba, no necesitamos esperar para alimentarnos a nosotros mismos con los alimentos saludables de las relaciones. Otros, en atención a nosotros, pueden estimular nuestra receptividad. Pero también podemos cuidarnos a nosotros mismos. De hecho, estando siempre en nuestros cuerpos, podemos hacer esto de manera más poderosa que cualquier otra persona. Todo lo que hay que hacer es girar nuestros sentidos hacia el interior y escuchar nuestras propias necesidades.
Gracias a la habilidad del cerebro derecho de encontrar un modo de sustento, como se describe arriba, no necesitamos esperar para alimentarnos a nosotros mismos con los alimentos saludables de las relaciones. Otros, en atención a nosotros, pueden estimular nuestra receptividad. Pero también podemos cuidarnos a nosotros mismos. De hecho, estando siempre en nuestros cuerpos, podemos hacer esto de manera más poderosa que cualquier otra persona. Todo lo que hay que hacer es girar nuestros sentidos hacia el interior y escuchar nuestras propias necesidades.
¿Por
dónde empezamos? Por nuestros cuerpos. Al principio, empezaremos a
redefinir los patrones de las configuraciones de carencia prestando
atención a los dolores y malestares de nuestro cuerpo. Cuando nos
contraemos por nuestro dolor, tratando de distanciarnos de él,
estamos alimentando el patrón de la carencia. Cuando conquistamos
nuestro impulso natural de huir y en vez de ello, utilizamos las
experiencias, las energías sutiles, el sustento que nuestro cuerpo
busca para empezar a alimentar nuestro cerebro derecho, podemos
revertir este patrón negativo y crear sanación. Cómo hacer esto:
Atendiendo
a tu dolor
Cierra
tus ojos, exhala lentamente 3 veces contando (regresivamente) desde 3
a 1.
Ve
el “1” alto, claro y muy brillante.
Ahora,
gira tus ojos hacia dentro –dentro de tu cuerpo- deja que tu visión
se desplace hacia abajo al área del dolor físico, emocional o
mental. Permítete ser in-formado por el dolor: ¿Qué aspecto tiene?
¿De qué color es? ¿Huele? ¿Tiene textura o sonido? ¿Está
caliente o frío? ¿inflamado o apagado? ¿Mojado o seco? Descríbete
a ti mismo tu “visión” sobre tu dolor.
Cuando
hagas esto, sentirás el impulso de hacer algo sobre lo que estás
“viendo”.
Por
ej. Imaginemos que has sido in-formado de que hay una fina línea de
fractura en tu hueso ¿Cómo puedes resolverlo? La espuesta se
encuentra sólo a través de nuestros propios impulsos internos. Sólo
cuando haces esto como cuando eras niño, juegas. Improvisas. Por
ej., podrías tener la intuición de rellenar la rotura con un rayo
de sol. O podrías tener el impulso de pegarla con la pasta blanca de
un rábano masticado. Encuentra tus propias imágenes. Has recibido
una imagen interior de una línea fina de fractura, y respondes
ofreciendo una imagen de vuelta a la imagen ofrecida a ti.
De
esta manera, estás alimentando tu cerebro derecho. A través de vías
neuronales, este nuevo mensaje se transmite a tu hueso. Tu hueso,
in-formado de acuerdo con esto, se dará prisa en sanar.
Por
favor, no creas lo que estoy diciendo. En vez de eso, ponte a hacerlo
activamente y comprueba los resultados. Las palabras no pueden
in-formar. Sólo las imágenes percibidas, plenamente experimentadas
y plasmadas lo harán. La próxima vez que experimentes dolor, usa tu
imaginación activa para sanarte a ti mismo.
Responder
a la In-formación Interna
El
dolor –contracción- no es la única manera de acceder al cerebro
derecho. La relajación ofrece igualmente in-formación relevante. P.
ej. Cuando estás adormilado pero no despierto del todo, de improviso
te pueden inundar sensaciones novedosas, colores vívidos, luces,
imágenes extrañas o yuxtaposición de imágenes. Estás imágenes
(llamadas hipnagógicas) revelan los contornos del cerebro derecho.
Cuando
te estás durmiendo, con los estímulos exteriores aislados o
apagados, la superficie del cerebro derecho parece una isla sumergida
fuera del océano del sueño inconsciente.
Tus
sueños te ofrecen otro puzzle sin acabar en el que puedes añadir
tus propias piezas. P. ej. Tú sueñas que un torrente crecido te
lleva por delante (te barre). Te despiertas asustado, pero después
de contemplarlo, reconoces simplemente que tienes una vida muy
agitada y que estás fuera de control. En un caso como éste, ¿Qué
haces? ¿Llamas a tu terapeuta asustado? Posiblemente, pero quizá
sea mejor idea simplemente sentarte, cerrar tus ojos y volver a tu
sueño. Este método de tratar con tu miedo es más rápido y más
barato, y te libera para que seas responsable e independiente. Cómo
ocuparse de esto:
Ocuparte
de tu sueño
Cierra
tus ojos, inhala tres veces, cuenta regresivamente del tres al uno.
Ve el “1” alto, claro y muy brillante.
Ahora,
vuelve a tu sueño. Mira como estás siendo arrastrado por un
embravecido torrente. ¿Cómo podrías salir de ahí? Podrías, p.
ej., relajarte completamente – déjate ir, y deja que te lleven las
aguas embravecidas. Pronto flotas a la deriva hasta un mar
centelleante en calma. O puedes colgarte de una rama baja y salir de
las molestas aguas. O puedes, simplemente, decidir hundirte en el
fondo del torrente y descansar allí, convirtiéndote en agua, luego
alzarte y darte cuenta de que las aguas se han vuelto tranquilas.
Observa qué se revela. Cuando sientas que el movimiento ha llegado a
su conclusión, respira y abre los ojos.
Como
ves, tienes muchas opciones. Pero, por favor, recuerda: Cuando
vuelvas a entrar en un sueño, sólo una de estas opciones saldrá a
la superficie. La imagen del sueño y la opción que surja, sirven
ambas para tu diagnosis y tu sanación.
Encuentras
la solución a una imagen difícil a través de la revelación de tu
sueño activo, y en el proceso, in-formas a tu cuerpo de la
disminución de la tormenta física, emocional o mental. Has
participado directamente en tu propia sanación.
Dialogar
con tu Cerebro Derecho
¿Estarás
satisfecho con sólo responder a tu dolor o a un sueño? ¿Qué
opinas de hablar directamente con tu cerebro derecho? Sabes que esto
necesita tu aportación para volver a la salud y luego continuar
estando sano. ¿No te tienta la idea de descubrir qué tesoro está
enterrado bajo tu chimenea emocional? ¿Arrancar las piedras que te
lo han confinado y escondido de tu vista? ¿Zambullirte
descaradamente en el espacio que se acaba de abrir?
Para
hacerlo, sólo debes actuar. Debes hacer una pregunta, esperar que la
respuesta te llegue (alcance) – no en palabras, sino en sonido
envolvente 3-D, experiencia integral-. Tu cerebro derecho es
simplemente como cuidar bien a un niño. Cuanto más te atrevas a
preguntarle, más activo, vital, animado y juguetón se vuelve.
Pronto, manifestará alegremente el caleidoscopio de su mundo oculto.
Tu
niño interior que lloraba, que se convirtió en un adulto triste, de
repente se siente completo y satisfecho.
Prestándote
atención a ti mismo, te alimentas, enriqueces, avanzas y te
transformas. La antigua configuración de pérdida y empobrecimiento
se hace pedazos, se transmuta y fluye dentro de la tierra prometida
de leche y miel. Abundancia, riqueza, creatividad, alegría,
iluminación del ser, amor, gracia, belleza –todo brota de esta
tierra interior-. Para acceder a ella, sólo utiliza esta
in-formación:
Dialogar
con tu Mundo de Sueños
Cierra
los ojos. Respira 3 veces, contando desde el tres hasta el uno. Ve el
“1” alto, claro y muy brillante.
Imagina
que estás de pie en un prado, mirando a un claro cielo azul. Estira
tu brazo hacia el sol, y coge un rayo de luz, usa este rayo de luz
para dibujar un círculo de luz en la parte derecha del cielo.
Examina
el círculo de luz, y mira qué maravillas aparecen ahí para ti.
Cuando las hayas visto, responde directamente si surge la necesidad.
O, también, si la imagen te llena y te satisface, respira y abre los
ojos.
Existen
multitud de modos de explotar esta Fuente de imaginación. Pistas
sobre cómo puedes hacerlo probablemente las encuentres haciéndote
un poeta. El poeta habita en tierra de nadie, entre palabras e
imágenes, nos sacude de nuestro modo habitual de ver, yuxtaponiendo
o saltando imágenes, paradojas o efectos inesperados, con cambios
direccionales bruscos. Las configuraciones viciadas están
dispuestas, otras nuevas se configuran. Puedes aprender un montón
del arte del poeta.
Recuerda
que tu cerebro izquierdo quiere renunciar a todo lo que acabas de
leer. Tu cerebro derecho, por el contrario, saltará sobre el cebo
del patrón, imagen, tacto, sonido, olor o gusto. ¿Alimentarás a tu
niño interior hambriento con la comida sana de tu imaginación? Si
lo haces, no sólo te sanas a ti mismo, sino que también te ves
impulsado a nuevas y excitantes aventuras. Como Eizik de Cracovia,
con la participación activa en tu propio sueño, puedes descubrir el
tesoro enterrado en tu chimenea. En el interior descansa tu propia
herencia innata de salud, abundancia, felicidad y equilibrio en la
vida.
Autor:
CATHERINE SHAINBERG
FUENTE http://www.luxvitae.com
VISTO EN: maestroviejo
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