UN SENDERO EN EL BOSQUE A TRAVÉS DEL KALI-YUGA
Quizás la ilusión más peligrosa de los
tiempos modernos es la idea de la seguridad. Recuerdo claramente las
preocupaciones por la seguridad expresadas por los individuos en mi viaje al
sagrado monte tibetano Kailash, preocupaciones tenidas por individuos que
estaban emprendiendo la ardua excursión conmigo y preocupaciones manifestadas
por individuos que simplemente estaban oyendo hablar de mi viaje. "¿Es seguro
esto?", era la preocupación
más común; "¿Qué
pasaría si...?", era la
siguiente. En ese viaje eran inútiles los teléfonos celulares y los recursos
eran limitados. Aquélla era una expedición que algunos habían esperado
emprender durante sus vidas enteras, una peregrinación en que algunos morirían
antes de finalizarla, un viaje a la morada de Shiva, el dios de la Destrucción.
El viaje estaba definido y coloreado por el peligro y la incertidumbre,
reminiscente del camino interior hacia el Alma.
En
los tiempos modernos, la mera discusión de lo desconocido y de lo peligroso
despierta el miedo y el temor. Desde muchos puntos de vista, el miedo y lo
desconocido definen a la época moderna. No se requiere de un acontecimiento de
montañismo difícil y peligroso para despertar este miedo existencial, sino que
más bien es la corriente diaria de interminables ideas sobresimplificadas y sin
valor de los medios de comunicación, y los enfáticos y conservadores discursos
religiosos y políticos, los que fácilmente actúan como los magos encantadores
de la serpiente del temor. Es bastante común escuchar hablar de individuos que
adoptan la retórica apocalíptica usando el virus del miedo para penetrar en
toda y cada esquina de la mente de quienes los escuchan.
La
imagen del Kali-yuga tiene tal poder. A menudo invocado como una
tarjeta de visita de los "tiempos oscuros", el Kali-yuga ha sido debatido y comentado hasta la náusea.
El cliché del Kali-yuga es el vehículo perfecto para los
conservadores traficantes del miedo al Juicio Final que adoptan la postura de
guías divinos durante los días fatídicos, la que les permite posar como figuras
pseudo-salvadoras que conducen a las masas hacia alguna trascendente y nebulosa
"edad de oro" de felicidad. Sin embargo cuando uno mira más de cerca
ese mensaje, muy a menudo algo o alguien considerado como peligroso o como
forastero es dejado fuera del plan de escape del moderno salvador. El plan de
ellos debe ser "seguro" y "predecible" y a menudo es
etiquetado como "dharma" [principios básicos del cosmos o del
individuo].
Veo a
cualquier sistema que procura declarar ilegal o esterilizar a lo desconocido o
a lo "peligroso" como quizá la verdadera expresión del Kali-yuga. Este miedo a lo desconocido es la causa
última del hecho de convertir a la Humanidad y a la Naturaleza en artículos de
consumo y de su homogeneización, quizá el verdadero peligro final, ya que se
disfraza como la verdadera salvación mientras en realidad encarna la oscura
semilla de la ignorancia. No necesitamos una astrología esotérica o un gurú del
Oriente para que nos diga cuándo comienza o termina el Kali-yuga. La verdadera oscuridad es la oscuridad
interior, el culto al miedo que es perpetuado y alimentado por el miedo
conservador a lo desconocido y lo imprevisible.
Esta
lucha interior es descrita sucintamente por el texto sagrado Bhagavad
Gita y siempre se está agitando dentro de nosotros
sin tener en cuenta la Era de "luz" o la Era de
"oscuridad". Nosotros debemos aceptar y afrontar esta batalla y no
procurar adormecer o anestesiar la realidad del riesgo de esta guerra interior
que se agita dentro de toda y cada persona. Este coraje es ajeno a los enemigos
de lo desconocido y lo peligroso. La mente moderna busca la seguridad a toda
costa fomentando un optimismo ciego e ingenuo, que es el claro signo de la
cobardía. La fe ciega y el optimismo ciego en tiempos oscuros son la ruta más
segura a una muerte inútil en las primeras líneas de la batalla interior del
Alma.
Sin
tener en cuenta la "Era de luz" o la "Era de oscuridad"
todos tenemos que enfrentarnos a nosotros mismos y a la batalla interior que se
agita dentro del Alma. Evitar esto creando falsas esperanzas trascendentes de
una mítica "Edad de Oro" es ser un cobarde. Para citar a Oswald
Spengler [al final de "El
Hombre y la Técnica"]:
"Enfrentados con este destino,
hay sólo una cosmovisión que es digna de nosotros, la ya mencionado de Aquiles:
es mejor una vida corta, llena de hechos y gloria, que una larga y vacía. El
peligro es tan grande, para cada individuo, cada clase, cada pueblo, que es
patético engañarse uno mismo. El tiempo no puede ser detenido; no hay
absolutamente ningún camino atrás, ninguna renuncia sabia para ser hecha. Sólo
los soñadores creen en caminos de salida. El optimismo es cobardía.
"Hemos nacido en este tiempo y
debemos seguir con valentía el camino hasta el final destinado. No hay ningún
otro camino. Nuestro deber es aferrarnos a la posición perdida, sin esperanza,
sin rescate. Aferrarse como aquel soldado romano cuyos huesos fueron
encontrados delante de una puerta en Pompeya, quien murió porque se olvidaron
de relevarlo cuando el Vesubio hizo erupción. Ésa es la grandeza; eso es tener
raza. Ese final honorable es la única cosa que no le puede ser arrebatada al
Hombre".
Algunos
verían esta apasionada declaración como oscura y desesperanzada; sin embargo,
tras un estudio más profundo, ¡se ve que es realmente todo lo contrario! Las
tensiones sociales únicas que ocurrieron en los tiempos de Spengler sin duda
tiñen su mensaje, pero sin embargo podemos encontrar una visión única del
coraje ante la incertidumbre de sus palabras. Siempre lucharemos con peligro e
incertidumbre, y ¡aquello es la sístole y diástole de la vida! Nuestro estado
interno de conciencia determina dentro de qué "edad" nosotros realmente
vivimos. ¿Cuál es el perigeo y el apogeo de nuestra conexión con el verdadero
Sol Kósmico, el Alma? Esto y sólo esto determina la fecha verdadera del
nebuloso "Kali-yuga". Y para conectar esto con el Sol interior,
debemos caminar solos; ningún profesor puede hacer eso por nosotros. Éste es el
Camino del Bosque descrito detalladamente por Ernst Junger, el camino lejos de
la intimidación institucional, la mecanización de la vida, la propaganda
transcendental y las ilusiones de seguridad y comodidad. Como lo ha declarado
Ernst Junger en "El
Sendero en el Bosque" [Der Waldgang, 1951]:
"El
sendero en el bosque no es ningún paseo que esté oculto en este título. Más
bien, el lector debería estar preparado para una expedición peligrosa, que
conduce no simplemente más allá de los caminos trillados sino también más allá
de los límites de sus consideraciones".
Esta
poderosa descripción de Junger expresa elocuentemente el timbre último de la
batalla interior. No hay ninguna verdadera certeza ni seguridad en el mundo, y
el único modo en que podemos escaparnos de las manipulaciones y maquinaciones
del Leviatán del paradigma conservador o del cliché de la idea del Kali-yuga, es
tomando el camino interior, el Sendero del Bosque. Y sin tener en cuenta lo que
pueda decir un moderno pseudo-salvador, esta ruta del sendero no está
garantizada ni siempre está soleada. Una vez que entramos en el terreno del
Alma, todos somos Rebeldes del Bosque. Y aunque es un camino hacia el sol
interior, el Sendero del Bosque no es ninguna garantía de una dichosa y
trascendente salvación.
Como
ya mencioné, el estado interior de nuestra conciencia determinará si vivimos en
una "Era de luz” o una "Era de oscuridad". Por lo tanto debemos
cultivar una sobriedad interna que pueda evaluar tranquila y desapasionadamente
el estado interior; debemos estar listos a abandonar lo previsible y movernos
más allá incluso de nuestras propias percepciones y expectativas. Ésta es la
verdadera mentalidad del guerrero. Bruce Lee habló de esto a menudo en sus
escritos, de cómo el estado de ánimo interior de alguien era fundamental para
resistir y sobrevivir a las confrontaciones y ataques de cualquier clase.
Muchas de las ideas de Lee acerca de la mentalidad del guerrero están
directamente relacionadas con la idea de zambullirse dentro, tomando el Sendero
del Bosque en los inciertos reinos interiores del Alma y uniéndose a la luz
verdadera del Sol interior.
«El
estado de la mente del atleta cuando él enfrenta su acontecimiento, determina
el grado de tensión excesiva que él llevará al acontecimiento. El atleta que
carece del exceso de tensión mientras espera su desempeño, es típicamente
auto-confiado... alimentado por éxitos anteriores y habiendo racionalizado
completamente los fracasos anteriores, él se siente como un dios del mar entre
pececillos».
«Si el control emocional no es bien
aprendido, los momentos críticos en la lucha cuando la tensión emocional es más
alta provocarán la pérdida de la habilidad del luchador. Sus músculos
repentinamente trabajan contra sus propios músculos antagonistas
sobretensionados. Él se hace tieso y torpe en sus movimientos. ¡Expóngase usted
mismo a diversas condiciones y aprenda!».
«Un practicante debe aprender a
funcionar a toda velocidad todo el tiempo, no estar bajo inercia con la idea de
que él puede "estar disponible" cuando llegue el momento. El
verdadero competidor es el que da todo lo que tiene, todo el tiempo. El
resultado es que él trabaja casi a toda su capacidad en todo momento, y al
hacer eso, él forma una actitud de dar todo lo que tiene. A fin de crear tal
actitud, el practicante debe ser impulsado más largo, más difícil y más rápido
que lo que normalmente le sería requerido».
Estas
palabras e ideas de Lee están llenas de metáforas del Sendero del Bosque y de
la batalla interior del Kali-yuga perpetuo que existe dentro del Ego. No hay
ningún gurú o salvador externo que pueda luchar esta batalla por nosotros;
debemos entrar en este campo de batalla solos. ¡Pero esto no es causa para la
angustia existencial o la depresión! Las ideas de Spengler, Junger y Lee son
ecos de la eterna sinfonía humana del Alma, siempre vibrando sin tener en
cuenta nuestra distancia al Sol interior o externo. Todo lo que tenemos que
hacer es ajustar nuestra visión y nuestros oídos y aprender a apartarnos de la
cacofonía de las seguridades sucedáneas de las certezas a toda costa y de los
peligros de la mentalidad desconocida. Mientras más nos arriesgamos en lo
desconocido, menos atemorizante llega a ser aquél.
No
es sorprendente que los literales bosques del mundo estén en peligro de
destrucción, ya que esto claramente refleja el miedo al camino oscuro hacia el
interior Sendero del Bosque, al camino hacia la liberación individual del
control, la manipulación y la homogeneización. Este camino debe ser buscado en
una constante batalla diaria, una exploración interior constante del ego y de
su control sobre nuestra mente y cuerpo. No habrá ninguna "Edad de
Oro" cuando esta batalla se detenga, no importa cuánto nos esforcemos por
la seguridad externa y la paz. Pero podemos estar seguros de que esto es una
batalla que es noble y grande y una batalla que da sentido a nuestras vidas en
un mundo que busca desacralizar y deshumanizar.
No
podemos permitirnos esperar una mítica Edad de Oro de certeza y seguridad
carente de peligro y de forasteros. En vez de ello debemos afrontar sobriamente
la realidad de la época en la cual nacemos y caminamos nuestro destino con
coraje y espontaneidad más bien que buscar la droga del ciego optimismo new age. Cuando nosotros podamos enfrentar
valientemente nuestras propias luchas y batallas diarias con una mente
tranquila arraigada en una pasión por la experiencia misma y no buscar la
recompensa de una lujuriosa y beata "Edad de Oro", entonces podremos
verdaderamente llevar una vida digna de ser vivida. Nosotros debemos, como lo
repiten las palabras de Lee, ¡exponernos a diversas condiciones y aprender! Tal
vez no podamos experimentar una vida de seguridad y felicidad pero
encontraremos algo aún más precioso: la luz guiadora del Alma. Quizá deberíamos
terminar con las palabras del Hagakure:
«El
clima de una época es inalterable. Que las condiciones estén empeorando es la
prueba de que hemos entrado en la última etapa de la Ley. Sin embargo, la
estación no siempre puede ser la primavera o el verano, ni tampoco podemos
tener la luz del día para siempre. Por lo tanto es inútil tratar de hacer la
época actual como los viejos días de hace cien años. Lo que es importante es
hacer cada época tan buena como pueda ser de acuerdo a su naturaleza. El error
de la gente que siempre está nostálgica de los viejos caminos yace en su
fracaso para comprender este punto. Por otra parte, la gente que valora sólo lo
que es moderno y que detesta cualquier cosa antigua es superficial».–
por Craig Williams
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