CORTAFUEGOS AL TRANCE MUNDIAL
Los estafadores hicieron como que le ayudaban a ponerse la inexistente prenda, y el emperador salió con ella en un desfile, sin admitir que era demasiado inepto o estúpido como para poder verla. Toda la gente del pueblo alabó enfáticamente el traje, temerosa de que sus vecinos se dieran cuenta de que no podían verlo, hasta que un niño dijo: «¡Pero si va desnudo!» La gente empezó a cuchichear, hasta que toda la multitud gritó que el emperador iba desnudo. El emperador lo oyó y supo que tenían razón ― Christian Andersen, El traje nuevo del emperador
Imagínate que llevaras 2 años sin ver la televisión y sin
conectarte a Internet. Que no tuvieras acceso a YouTube, ni a Facebook, ni
Twitter, que vivieras en una zona rural apartada y que fueras autosuficiente en
cuanto a suministros y alimentación. ¿Cómo crees que te sentirías si de golpe y
porrazo tuvieras que bajar a la ciudad?
Ya te lo digo yo: te daría la sensación de que todo el mundo se ha vuelto loco y que están sumidos en un extraño trance inexplicable, y que tú por más qué tratas de ser socialmente correcto, educado y cívico, muy probablemente vayas a acabar en alguna comisaría, o bien siendo increpado por una masa de zombies, que te increpan y te insultan sin que hayas hecho absolutamente nada.
¿Un temporal de frío en agosto?
Si una mañana de agosto en plena ola de calor, sales a la
calle en pantalones cortos y de pronto empiezas a ver a todo el mundo abrigado
como si fuera enero ¿No te cuestionarías que hay algo que no funciona? Tú estás
sudando, el sol pega fuerte y estás deseando llegar al bar, para pedirte un
café con hielo, en tu primera mañana libre en vacaciones.
Mientras llegas, la gente te mira como si fueras de Marte,
se apartan a tu paso conforme avanzas y gesticulan como si tuvieran frío. En
cambio, tú intentas ir por la sombra, porque el sol pega tanto que quema. Te
empiezas a rayar, porque ves que no son ni uno ni dos, sino que todo el mundo
va abrigado como si estuviésemos a -10ºC.
Cuando entras en el bar, ves que tienen la calefacción a
toda pastilla, todo el mundo va abrigado y están pidiendo chocolate con
churros. Vuelves a mirar tu reloj y el calendario del móvil, por si te has
vuelto loco, pero no... es pleno puente de agosto y la temperatura qué marca
son 38ºC. Todo el mundo está sentado, pendiente de lo que dicen en TV.
La cosa no mejora cuando ves al camarero de toda la vida,
qué en lugar de saludarte como siempre, te hace gestos como si estuvieras loco,
al verte entrar. Tú le preguntas ¿Qué es lo que pasa? y él te
responde ¿Es que no ves las noticias? Lo que han dicho en las
noticias, es que tu pueblo está bloqueado por un temporal de nieve, y que no se
puede entrar ni salir.
Pero… ¡si lo dicen en todas partes!
Y no solamente eso, sino que dicen que se han cortado los
suministros porque no pueden acceder los camiones, que las tuberías se han
congelado, y que el hospital está colapsado por personas con hipotermia, que
después de la última noche en la que el frío arreciaba más duro, no pudieron
calentarse al haber cortes electricidad y de combustible.
Coges el periódico que está en la barra, y dice que el
temporal de frío afecta a toda la península. Abres el navegador de tu móvil y
vas a la sección de noticias, donde dicen que se ha declarado estado de
emergencia en todo el país, y que además uno de los lugares más afectados es
exactamente tu pueblo, donde el ejército está tratando de acceder para
restablecer los servicios.
A pesar de todo, insistes en tomar tu café con hielo, y el
camarero te lo termina poniendo pero como si se sintiera insultado cuando se lo
pides. La gente te mira muy mal y murmura, y te das cuenta que un par de
paisanos, te están grabando por el móvil. Lo terminas, pagas y te largas. Sales
a la calle y vuelven a aparecer los goterones de sudor en tu frente,
Sigue haciendo calor, porque estamos en agosto y en la calle
no se puede estar, a menos que vayas por la sombra. De haber una ola, la hay de
calor y no te explicas cómo la gente puede ir tan abrigada sin que les dé un
chungo. No tarda en suceder, de camino a casa, ves a una señora mayor abrigada
hasta las orejas, que inspira tan alto, que te fijas en ella.
La señora desfallece y cae al suelo, está colorada,
chorreando de sudor y le falta el aire. La socorres para abrirle la ropa y que
pueda respirar, y hacerle aire con las manos. Enseguida tres o cuatro paisanos
te quitan de en medio a empujones, diciéndole que la vas a matar, que le ha
dado una hipotermia, como a tantos mayores en el pueblo la noche anterior.
Esto ya pasa de castaño oscuro, y tú te das cuenta, de que o
a la gente le han dado algo que les ha afectado, para creer ese escenario
ficticio de temporal de frío, o a ti te pasa algo en cuanto a salud mental.
Objetivamente todo señala que por alguna extraña razón, a ti no te ha afectado
esa histeria colectiva, y que cuanto menos te muestres, mejor.
Si tu entorno ha caído en histeria colectiva ¿qué haces?
Seguro estás viviendo algo similar. Y ojalá fuese una broma
o una simple fábula, pero el hecho de que no todos percibimos la realidad de la
misma forma, deja al descubierto que todos somos iguales hasta un cierto punto,
dónde nuestra percepción y voluntad, no dejan pasar determinadas narrativas,
las cuales la inmensa mayoría ha aceptado como verdaderas, a pesar de ser
destructivas e ir en contra de nosotros mismos.
Si todos hemos tenido nuestra oportunidad, ¿Por qué unos han
dejado pasarlo todo contra sí mismos, a pesar de que ya hemos visto claramente
que iban a por nosotros? Y no solo a por nosotros, sino precisamente, a por
aquellos que todavía no se pueden defender, por edad o por tener un estado
dependiente de salud, o falta de voluntad o madurez.
Te das cuenta, que esto no es cuestión de listos
y tontos. Solo hay personas que lo han dejado pasar, y otras que da
igual cómo se lo pinten, que lo tienen claro. Y dentro de este escenario de
ficción, han tomado sus opciones independientemente de las consecuencias que
ello les acarree. Saben que hay otras cosas por encima de lo que se ve y lo que
se oye. No todos tenemos el mismo cortafuegos.
Me pregunto si no será demasiado tarde, para todos aquellos
que no hayan tomado sus propias decisiones y se hayan dejado llevar por algo
que va mucho más allá del mainstream. Si te dijera que no me importa, te
estaría mintiendo porque sí me importa, pero ellos no van a ser barrera, para
que ni yo ni nadie, nos quedemos mirando a ver qué pasa.
Te das cuenta que llega un momento, en el que todos y cada
uno de nosotros, ha tenido su oportunidad de tomar esas decisiones y actuar en
base a ellas. Para bien o para mal dentro de esta dualidad en la que nos
encontramos, nuestras decisiones acarrean consecuencias. En
nuestras manos está, el saber lidiar con estas consecuencias. Porque haberlas,
haylas.
¿Que más tiene que pasar para que lo vean?
La cuestión es que por no querer asumir consecuencias, gran
parte de la masa, renuncia a tomar esas decisiones, y se deja llevar en un
camino que hasta hoy, ha demostrado de forma abierta, una intención clara de ir
en contra todo lo humano, ya no solo a nivel económico o social, sino hasta
traspasar la barrera de la salud y los derechos individuales.
Y esto solo como una escasa punta del iceberg, de toda la
operación multinivel que hay detrás. Porque si cada uno de nosotros somos
conscientes, que nuestra participación voluntaria es necesaria, cada vez serán
menos las voluntades que se plieguen ante un plan que tiene de todo, menos una
promesa de bienestar para el ser humano.
Muchos no lo verán hasta que les echen la puerta abajo, y ya
con la puerta tirada, traten de salvar su situación, que ellos mismos han
consentido, mostrando algún tipo de green pass, que hasta el
momento creían, les exoneraba de cualquier peligro o exclusión. Si aceptas las
normas del lobo y le dejas entrar en tu casa, no esperes que no mate a las
ovejas.
Y si bien muchos han creído, que seguir la narrativa
marcada, les iba a liberar al final del camino, lo único que están haciendo es
permitir que el lobo campe a sus anchas, dejándole vía libre no solamente de
cara a ellos, sino a todas las personas que dependen de ellos y que o bien, no
pueden defenderse por sí mismos, o bien no saben defenderse.
Es por ello que si no hemos puesto los límites ahora, los
que vienen detrás de nosotros, lo tendrán mucho más difícil, porque ni siquiera
serán conscientes de que quienes les tenían que haber protegido, tomando
decisiones en pro de sí mismos y de sus seres queridos, lo único que han hecho
ha sido abrirle la puerta al lobo.
Al final se verá que todos hemos sido responsables de
nuestra parte, pero mucho me temo, que precisamente por no haber asumido esa
responsabilidad en un primer momento, muchos querrán dar un paso atrás y no
podrán, quizás ni siquiera sean conscientes de sí mismos, o perderán la poca
voluntad que les quedaba.
Inspirado en el
videoprograma de Mundo Desconocido: La formación del
Trance Mundial
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