13.4.16

Sólo puede haber un móvil que induzca a la realización de este tipo de empresa: ¡el temor a un ataque desde el aire!

¿QUÉ SUCEDIÓ AQUÍ? (en la Tierra)

1. En alguna época desconocida, tiene lugar en las profundidades de la galaxia una batalla entre seres semejantes al hombre. 

2. Los derrotados en esta batalla escapan en una nave espacial. 

3. Puesto que conocen la mentalidad de los vencedores, les tienden una trampa: no se dirigen a un planeta «ideal». 

4. Los vencidos escogen el planeta Tierra, el cual, en comparación con su planeta de origen, sólo resulta tolerable, pero en ningún caso ideal. En la nueva atmósfera, estos fugitivos se ven obligados a llevar máscaras de gas durante muchos años, a fin de irse adaptando paulatinamente a la nueva mezcla de gases (y por ello, cascos, trompas y dispositivos para respirar que se ven en los dibujos de las cuevas). 

5. Por temor a sus perseguidores, dotados de todos los adelantos de la técnica, buscan refugio bajo tierra a gran profundidad: construyen los sistemas de túneles. 

6. Con objeto de engañar completamente al adversario, levantan instalaciones en el quinto planeta de nuestro sistema solar (¡no en la Tierra!), como asimismo transmisores que emiten mensajes en código.


7. Los vencedores caen en la trampa: bombardean el quinto planeta. Una gigantesca explosión estremece a Júpiter; partes del planeta salen proyectadas más allá del cinturón de planetoides. (Una ojeada al mapa del sistema solar basta para darse cuenta que entre el cuarto y el quinto planeta — Marte y Júpiter — hay una brecha «artificial» de 480 millones de kilómetros.) Pero la brecha no está vacía; por ella corretean cientos de miles de trozos y fragmentos de roca, multitud que se conoce bajo el nombre de «cinturón de planetoides». Desde tiempos inmemoriales, los astrónomos han hecho conjeturas sobre cómo y por qué puede haber «explotado» un planeta entre Marte y Júpiter. Me atrevo a afirmarlo: los planetas no «explotan» por sí mismos ¡se los hace explotar! 

8. El vencedor imagina que los enemigos han sido aniquilados y regresa con sus naves espaciales. 

9. Debido a la tremenda explosión en el quinto planeta, se ha producido un trastorno temporal del régimen gravitacional en nuestro sistema solar. El eje terrestre se desplaza en algunos grados, lo que trae por consecuencia colosales inundaciones (en todos los pueblos de la tierra se dan leyendas sobre inundaciones y diluvios). 

10. Los perseguidos salen de sus catacumbas y comienzan a crear seres inteligentes sobre la tierra. Gracias a sus conocimientos de biología molecular, los emigrantes infunden inteligencia al mono, creando así al hombre según su imagen y semejanza (código genético, leyendas sobre la creación del hombre, promesa de Dios a Abraham y otros que su descendencia sería numerosa como las estrellas del cielo, etc.). 

11. Los ex vencidos, ahora señores absolutos y por consiguiente, dioses, observan que el progreso de la raza humana se realiza con demasiada lentitud. Saben muy bien que los seres por ellos creados son «semejantes a los dioses», pero desean un progreso más rápido (Moisés I, 11, 6: «Este es el comienzo de su obra, ahora nada de lo que se propongan les resultará imposible»). En ocasiones, los dioses pierden la paciencia, castigan y aniquilan a querellantes y gentes que no respetan las leyes biológicas para escarmiento de los demás. Los dioses proceden sin «escrúpulos» en estas operaciones de limpieza porque se consideran creadores de los hombres y responsables de su futuro progreso.

12. Pero los hombres tienen temor a los dioses y a sus expediciones punitivas, tanto más cuanto que ya no son los dioses de la primera generación: son sus hijos e hijas, a quienes los hombres se creen asimilados (prueba: mitología de las familias de dioses). 

13. Así, grupos enteros de hombres comienzan a buscar refugio bajo tierra a fin de escapar a la ira de los dioses. Es posible que estos hombres hayan tenido instrumentos a su disposición que habían construido bajo asesoramiento de los dioses, instrumentos que les permitían trabajar la roca con más facilidad de lo que nuestros arqueólogos se imaginan. 

14. En efecto, cada día se van descubriendo más y más gigantescas construcciones subterráneas por todo el globo, aunque en ningún caso como los túneles bajo Ecuador y Perú. Estas obras subterráneas que se vienen descubriendo año tras año representan indudablemente el trabajo de mucha gente; no han sido hechas con instrumentos perfeccionados, como por ejemplo el taladro térmico. Refugios de esta clase construidos por el hombre por temor a un castigo del cielo pueden verse por ejemplo en: San Agustín, Colombia: salas subterráneas comunicadas por pasadizos; Cholula, México: laberintos de kilómetros de largo; Derinkuyu, Anatolia, Turquía: ciudades subterráneas con «casas» de varios pisos y grandes salas de reuniones.

15. Un trabajo tan largo y fastidioso bajo tierra no lo hacían nuestros antepasados precisamente para distraerse ni para protegerse de las fieras ni como expresión de ideas religiosas; tampoco lo habrían hecho para buscar refugio contra un ejército enemigo: Excavaciones de semejante magnitud con herramientas primitivas suponen años. Por otra parte, a un ejército enemigo le habría resultado muy simple la tarea de reducir al acosado adversario: les hubiera bastado con bloquear las entradas dejando a su oponente en la alternativa de entregarse o morir de hambre. 

16. Sólo puede haber un móvil que induzca a la realización de este tipo de empresa: ¡el temor a un ataque desde el aire! ¿Pero quién tendría interés en atacar desde el aire a seres inofensivos? Solamente aquellos seres de quienes se hablaba en la tradición, aquellos dioses que un día posaron su planta sobre la tierra. 


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