¿QUÉ SUCEDIÓ AQUÍ? (en la Tierra)
1. En alguna época desconocida, tiene lugar en las
profundidades de la galaxia una batalla entre seres semejantes al hombre.
2. Los derrotados en esta batalla escapan en una nave
espacial.
3. Puesto que conocen la mentalidad de los vencedores, les
tienden una trampa: no se dirigen a un planeta «ideal».
4. Los vencidos escogen el planeta Tierra, el cual, en
comparación con su planeta de origen, sólo resulta tolerable, pero en ningún
caso ideal. En la nueva atmósfera, estos fugitivos se ven obligados a llevar
máscaras de gas durante muchos años, a fin de irse adaptando paulatinamente a
la nueva mezcla de gases (y por ello, cascos, trompas y dispositivos para
respirar que se ven en los dibujos de las cuevas).
5. Por temor a sus perseguidores, dotados de todos los
adelantos de la técnica, buscan refugio bajo tierra a gran profundidad:
construyen los sistemas de túneles.
6. Con objeto de engañar completamente al adversario,
levantan instalaciones en el quinto planeta de nuestro sistema solar (¡no en la
Tierra!), como asimismo transmisores que emiten mensajes en código.
7. Los vencedores caen en la trampa: bombardean el quinto
planeta. Una gigantesca explosión estremece a Júpiter; partes del planeta salen
proyectadas más allá del cinturón de planetoides. (Una ojeada al mapa del
sistema solar basta para darse cuenta que entre el cuarto y el quinto planeta —
Marte y Júpiter — hay una brecha «artificial» de 480 millones de kilómetros.)
Pero la brecha no está vacía; por ella corretean cientos de miles de trozos y
fragmentos de roca, multitud que se conoce bajo el nombre de «cinturón de
planetoides». Desde tiempos inmemoriales, los astrónomos han hecho conjeturas
sobre cómo y por qué puede haber «explotado» un planeta entre Marte y Júpiter.
Me atrevo a afirmarlo: los planetas no «explotan» por sí mismos ¡se los hace
explotar!
8. El vencedor imagina que los enemigos han sido aniquilados
y regresa con sus naves espaciales.
9. Debido a la tremenda explosión en el quinto planeta, se
ha producido un trastorno temporal del régimen gravitacional en nuestro sistema
solar. El eje terrestre se desplaza en algunos grados, lo que trae por
consecuencia colosales inundaciones (en todos los pueblos de la tierra se dan
leyendas sobre inundaciones y diluvios).
10. Los perseguidos salen de sus catacumbas y comienzan a
crear seres inteligentes sobre la tierra. Gracias a sus conocimientos de
biología molecular, los emigrantes infunden inteligencia al mono, creando así
al hombre según su imagen y semejanza (código genético, leyendas sobre la
creación del hombre, promesa de Dios a Abraham y otros que su descendencia
sería numerosa como las estrellas del cielo, etc.).
11. Los ex vencidos, ahora señores absolutos y por
consiguiente, dioses, observan que el progreso de la raza humana se realiza con
demasiada lentitud. Saben muy bien que los seres por ellos creados son
«semejantes a los dioses», pero desean un progreso más rápido (Moisés I, 11, 6:
«Este es el comienzo de su obra, ahora nada de lo que se propongan les
resultará imposible»). En ocasiones, los dioses pierden la paciencia, castigan
y aniquilan a querellantes y gentes que no respetan las leyes biológicas para
escarmiento de los demás. Los dioses proceden sin «escrúpulos» en estas operaciones
de limpieza porque se consideran creadores de los hombres y responsables de su
futuro progreso.
12. Pero los hombres tienen temor a los dioses y a sus
expediciones punitivas, tanto más cuanto que ya no son los dioses de la primera
generación: son sus hijos e hijas, a quienes los hombres se creen asimilados
(prueba: mitología de las familias de dioses).
13. Así, grupos enteros de hombres comienzan a buscar
refugio bajo tierra a fin de escapar a la ira de los dioses. Es posible que
estos hombres hayan tenido instrumentos a su disposición que habían construido
bajo asesoramiento de los dioses, instrumentos que les permitían trabajar la
roca con más facilidad de lo que nuestros arqueólogos se imaginan.
14. En efecto, cada día se van descubriendo más y más
gigantescas construcciones subterráneas por todo el globo, aunque en ningún
caso como los túneles bajo Ecuador y Perú. Estas obras subterráneas que se
vienen descubriendo año tras año representan indudablemente el trabajo de mucha
gente; no han sido hechas con instrumentos perfeccionados, como por ejemplo el
taladro térmico. Refugios de esta clase construidos por el hombre por temor a
un castigo del cielo pueden verse por ejemplo en: San Agustín, Colombia: salas
subterráneas comunicadas por pasadizos; Cholula, México: laberintos de
kilómetros de largo; Derinkuyu, Anatolia, Turquía: ciudades subterráneas con
«casas» de varios pisos y grandes salas de reuniones.
15. Un trabajo tan largo y fastidioso bajo tierra no lo
hacían nuestros antepasados precisamente para distraerse ni para protegerse de
las fieras ni como expresión de ideas religiosas; tampoco lo habrían hecho para
buscar refugio contra un ejército enemigo: Excavaciones de semejante magnitud
con herramientas primitivas suponen años. Por otra parte, a un ejército enemigo
le habría resultado muy simple la tarea de reducir al acosado adversario: les
hubiera bastado con bloquear las entradas dejando a su oponente en la
alternativa de entregarse o morir de hambre.
16. Sólo puede haber un móvil que induzca a la realización
de este tipo de empresa: ¡el temor a un ataque desde el aire! ¿Pero quién
tendría interés en atacar desde el aire a seres inofensivos? Solamente aquellos
seres de quienes se hablaba en la tradición, aquellos dioses que un día posaron
su planta sobre la tierra.
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