LA ZONA DE CONFORT A
LA LUZ DE LA METAFÍSICA
Porqué es tan difícil mantener el trabajo sobre uno
mismo ?
Todos hemos oído mil veces hablar de la zona de confort, y sobretodo, de lo difícil que resulta
salirse de la misma para hacer cambios en la vida. Requiere de un arduo proceso
de solidificación de la capacidad volitiva, la voluntad, para poder hacer y
deshacer a nuestro antojo, las circunstancias de nuestra vida, sin apalancarnos
en aquello que, por comodidad, y por que somos seres de costumbres, nos hace
sentirnos seguros y estables.
Mientras que podemos encontrar muchas explicaciones psicológicas
que nos dan perfectas razones válidas al porqué de la existencia de la zona de
confort en la vida del ser humano, podemos también adentrarnos en este tema
desde un punto de vista mucho más amplio. El punto de vista de las leyes
metafísicas que rigen, desde siempre, todo lo que se mueve en la Creación para
que nada altere el equilibrio y balance del conjunto de la misma.
Cada cosa en su sitio
Como todos sabéis, cada célula del cuerpo humano tiene una función
determinada. Y hay fuerzas, patrones, y restricciones para que cada una de esas
células cumpla su papel y con eso beneficie al conjunto del cuerpo. ¿Que
pasaría si una célula del hígado se negara a ser parte del hígado y se fuera al
pulmón? Evidentemente no estaría cumpliendo su función adecuada en el macro
conjunto al que pertenece, y habría impedimentos y fuerzas contrarias para que
eso ocurriera. Mecanismos tales como la memoria genética, la consciencia, los
procesos subconscientes, los centros motores e instintivos del cerebro, etc.,
hacen que el cuerpo funcione como un reloj y que toda parte del mismo no se
“salga” de los parámetros que le toca por su composición y características.
Así, tenemos una máquina biológica y química que, en la mayoría de los casos,
funciona perfectamente porque todos sus componentes están donde tienen que
estar y se mantienen en su lugar y posición por unas normas y leyes internas
que los rigen y de las que no “escapan”.
Y es que cada célula, tejido, bacteria o microorganismo que reside
en nosotros (en nuestro vehículo físico) está sujeto a una ley general que
mantiene el conjunto funcionando en armonía, o, al menos, lo intenta. De forma
que, para que una célula del riñón se quisiera, hipotéticamente, ir a ser parte
de la cabeza, tendrá que luchar contra todos los sistemas de regulación del
cuerpo que hemos mencionado, para que, en pos del bien común y mayor, esto no
suceda.
Entonces, subamos un par de niveles. El ser humano ahora es la
célula, y como célula que es, tiene su función en el conjunto de la vida
planetaria. Aun más, tiene su función en la composición que rige la vida del
sistema solar y tiene su función en la que rige la vida de nuestra galaxia.
Como tal, el ser humano está sujeto a una serie de influencias terrenales,
planetarias, solares y cósmicas que le mantienen en su lugar, en un papel
determinado dentro del conjunto al que pertenece. Como un microorganismo que
somos dentro de una estructura evolutiva mucho más compleja, no se nos puede
permitir, por las buenas, que abandonemos nuestra posición y función. Hay una
ley general que lo impide, la ley, o fuerzas, si suena mejor, que tratan que
nada se mueva de su sitio, con un estrecho margen de libertad, que es el margen
apropiado para que la función que ocupa para célula, organismo o ser humano en
el macro conjunto al que pertenece, pueda llevarse a cabo con cierta
flexibilidad. La “zona de confort” del ser humano está delimitada
energéticamente por su papel dentro del macro conjunto planetario, solar y
cósmico al que pertenece, así que, siempre, hay fuerzas de extrema potencia que
impiden que te “muevas” de donde estás.
Influencias A
Las tradiciones esotéricas suelen llamar “influencias de tipo A” a aquellas fuerzas que nos mantienen
en nuestro lugar, en nuestro estado evolutivo, en nuestra posición, en nuestro
nivel. Estas fuerzas o influencias son las que nos llevan por la vida
empujándonos de un sitio a otro, como el caudal de un rio arrastra la arena, ramitas,
y hojas que lleva en su lecho inexorablemente en el sentido de la corriente.
¿Que significa esto? Que puesto que el ser humano se rige por la ley de causa y
efecto, mientras no sea altamente consciente de todos sus actos y movimientos,
de aquello que le empuja hacia un lado y luego hacia el otro, de aquello que le
obliga sin saber como a hacer esto, estar aquí o allá o tomar una dirección u
otra en nuestra vida, somos presa de influencias “A” constantemente que nos
manejan dentro de la Ley General de “equilibrio” para el macro conjunto al que
pertenecemos. Así, parece que nos movemos y avanzamos por la vida, con la
sensación de que nuestro libre albedrío nos permite hacerlo, pero no nos damos
cuenta que siempre estamos dentro del mismo margen de seguridad que permite al
conjunto planetario, solar y cósmico, mantener a la célula del hígado en el
hígado y no en la cabeza.
La ley de la Excepción
Por otro lado, siempre hay una posibilidad de salirse de la ley
general para tener más libertad de movimiento y romper la zona de confort que
nos empuja a mantenernos en el papel que se nos ha asignado dentro del gran
esquema al que pertenecemos. Esa posibilidad pasa por dejar de estar sujetos a
la ley general que regula el equilibrio, y pasar a vivir bajo la ley de
excepción que regula el crecimiento y la evolución. Es decir, que si nunca
ninguna célula o microorganismo se pusiera las pilas para convertirse en algo
mejor o más evolucionado, tampoco el conjunto del vehículo humano, de la raza a
la que pertenecemos, del planeta, del sistema solar, o del cosmos
evolucionarían nunca. Y eso tampoco tendría sentido. Pero este avance y
crecimiento pasa por huir de las influencias A, y doblegar a las fuerzas y
leyes que tratan que nada se mueva de su sitio (por el bien común y mayor) para
formar parte de las fuerzas que rigen todo lo contrario, el cambio, el
crecimiento, la evolución, etc. Para ello, solo aquellos que son capaces de
desarrollar la fuerza de voluntad y la persistencia para salir del mundo de
influencias “A” (las fuerzas, empujes, causas y efectos del día a día) tendrán
si acaso la oportunidad de escapar de la ley que nos mantiene en la zona de
confort de la existencia, y podrán regir su vida a partir de ahora por la ley
de la excepción.
La ley de la excepción, a falta de mejor nombre, es el conjunto de
fuerzas que metafísicamente se llaman “fuerzas B”, que en este caso, ya no
están regidas por el sostenimiento del equilibrio para el bien común, sino por
la motivación del crecimiento y evolución que también forma parte del deseo de
todo ser consciente y partícula divina de la creación. Toda energía consciente
tiende a querer avanzar hacia un nivel mayor, y puesto que energía pura
cuántica es la que forma nuestro ser, esencia o mónada, y energía es lo que
forma todo lo que nos rodea, siempre hay un deseo de crecer y mejorar.
¿Que sucede?, que no todas las células del hígado se pueden
convertir de repente en neuronas cerebrales, así que la ley general evita y
fuerza que todo el mundo se quede en su sitio sin moverse, por la tendencia a
mantener la estabilidad, pero la ley de la excepción motiva a aquellas células
con la suficiente voluntad para que, poco a poco, algunas si que lo hagan,
creando, por ejemplo, un nuevo tipo de célula (por decir algo) que tiene un potencial
y beneficio para el conjunto mayor que no se tenia antes. De la misma forma, la
ley general del equilibrio impide que todo el mundo tenga fácil acceso a un
crecimiento personal y evolutivo sin ningún esfuerzo, pues eso desestabiliza el
sistema, así que solo aquellos que desarrollan la voluntad y trabajan sin tesón
en si mismos, pueden acceder a niveles mayores de conciencia. No creo ser el
primero ni el único que ha escrito que el camino evolutivo está plagado de
esfuerzos y sacrificios enormes, porque vencer la zona de confort evolutiva
impuesta por las influencias A, requiere dejar atrás precisamente el mundo de
las influencias “A”, lo cual es lo mismo que dejar atrás el mundo del día a día
que todos conocemos y que nos rige cual corriente de rio, inexorable, sin
ninguna consideración hacia la arena o ramas que arrastra.
Muchos son los llamados, pocos los elegidos
No tengo mucha idea de donde viene esta frase tan conocida, pero
me viene al pelo para completar la explicación. Todos queremos crecer, trabajar
en nosotros, avanzar personal y espiritualmente, pero la zona de confort
impuesta por las influencias del día a día (las naturales y las impuestas por
el sistema bajo el que vivimos) y la ley general que intenta que nada se
mueva de su sitio lo impiden. Solo haciendo ese sobre esfuerzo, titánico y a
veces sobrehumano para salir del margen que se nos da, y se nos permite, para
que vivamos nuestra vida con más o menos comodidad, se puede participar del
proceso de crecimiento y cambio regido también por las otras leyes del cosmos.
Así, una persona que se consigue sustraer de las fuerzas “que le
empujan” en el mundo, y toma el camino único y personal de su crecimiento
evolutivo y personal, puede dejar de existir bajo la ley general, y seas una
célula del hígado o una del riñón, se te permite convertirte en aquello que
deseas (por ejemplo, siguiendo la escala evolutiva de Gurdjieff, puedes pasar
de ser “hombre número 1, 2 o 3 a hombre número 4, y luego a cinco, seis y
siete…” de esto podéis buscar info en la red sobre “los tipos de hombres”),
mientras tengas el coraje de seguir el camino tu solo, porque ya no hay nadie
que te suela acompañar en esta transformación, hasta que te encuentras con
aquellos que han iniciado su propio camino también tratando de dejar atrás el
mundo “normal”.
Por otro lado, hasta que no te hayas sustraído por completo del
mundo de las influencias A, este te intentará arrastrar de nuevo al mismo, y
las mismas personas de tu entorno que forman parte de ese mundo, si ven que
sales del mismo y rompes el sometimiento a la “ley general” harán todo lo
posible por mantenerte en él. El ritmo de acercamiento a la llamada “masa
critica” para que la raza humana cambie como tal por efecto de la ley de
“excepción” pasa por que millones de personas huyan de su zona de confort
regida por esa ley del equilibrio y se lancen al camino de la aventura que rige
el cambio y el crecimiento. Cuando una avanzadilla se mueve, arrastra masas, y
a veces hay momentos en los que hay que vivir bajo las leyes que rigen el
crecimiento y la evolución por muy duro que sea dejar atrás las leyes y fuerzas
que rigen la estabilidad y el equilibrio. Como decía creo que Gandhi, “gracias
por ser el cambio que necesitamos ver en el mundo.”
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