ESPÍRITU COLECTIVO
Definitivamente hay personas que les
cuesta mucho formar parte de algo, aunque ese algo sea un propósito
mayor que a todos beneficia, aunque sea algo por lo que merezca la
pena implicarse y pertenecer. Simplemente no terminan de encontrarse,
de sincerarse, de unificarse, para formar parte de un conjunto con
propósito común.
Las causas y circunstancias pueden ser
muchas y variadas, pues el mismo sistema se ha encargado de
mantenernos bien divididos y que cada uno se posicione a buen recaudo
salvaguardando sus ideas, sus creencias y su propia visión del
mundo, sesgada por lo que su propia consciencia subjetiva es capaz de
percibir, y diluido en el batallar de su existencia para sobrevivir.
La ingente información que abunda en
la actualidad, algo que debería ser una ventaja, no ha hecho más
que contribuir a la dispersión, pues si bien tenemos a nuestra
disposición una amplia gama de conocimientos e información de
diferentes fuentes, terminamos adoptando una u otra línea de
conocimiento antes de tomarnos el trabajo de discernir, relacionar y
sintetizar por nuestra propia cuenta y responsabilidad. Ya que lo
fácil y cómodo es terminar aceptando una para cuestionar a todas
las demás.
Esto es fácil de ver en las
religiones, como según las diferentes partes del mundo han adoptado
una y desechado las demás, sucumbiendo incluso a la tentación de
luchar las unas con las otras por cuestiones de supremacía, cuando
hoy está bastante aceptado que todas las religiones parten de un
mismo tronco común, es decir, todas contienen los mismos principios,
y todas han sido tergiversadas a lo largo de su historia para fines
de manipulación.
Es más, las religiones fueron los arquetipos
creados para contener unos principios universales que debían ser
transmitidos y que, con el tiempo, tomó la forma de religión. Pero
en realidad no hay religiones, lo que hay son formas de transmitir un
conocimiento universal adoptando ciertos nombres y arquetipos.
Pues lo mismo sigue pasando en la
actualidad en mayor o menor escala, cuando diferentes líneas de
conocimiento o corrientes filosóficas tienen sus seguidores y
detractores, luchan, discuten y pelean entre sí para ver quien tiene
la razón, compitiendo por poseer la verdad y darle satisfacción al
ego protagonista con aspiraciones de iluminación. Pero no pasan del
reino de defender unas teorías, unas creencias, unas posturas
arquetípicas, hablando de lo que piensan, sienten y creen... pero no
saben.
La conclusión es fácil de ver,
enfrentamientos, disparidad, división y dispersión, mientras los
que verdaderamente importan, los que nos gobiernan, contemplan
complacidos como nos destruimos entre nosotros. Pues los que podrían
aunar esfuerzos, generar un gran espíritu colectivo propulsor de un
cambio real, salvando sus pequeñas diferencias de criterios, no
pueden o no saben ponerse de acuerdo para tumbar al sistema opresor.
Aunque, ironías de la vida, se están jugando su futuro y libertad
como Humanidad.
En el fondo, todo es siempre más
fácil de lo que parece, pues es el ego quien se interpone en la
mayoría de las acciones, es el resorte oculto detrás de cada
reacción y el pretendido protagonista ansioso de aplausos y
reconocimiento. Éste y no otro es el motivo de la incapacidad de
poder contemplar la totalidad, de relacionar conocimientos y de poder
reunirnos todos en el tronco, abandonando cada uno su rama para
alcanzar la copa del árbol, impulsado por las mismas raíces y
alimentados por el mismo sol.
No se trata de seguidores
inconscientes que aceptan todo sin pensar, ni de gallitos de pelea
que defienden su propio corral. Se trata de generar consciencia en
cada particularidad, que pueda distinguir lo verdadero de lo falso,
encontrar su certeza entre el velo de la ilusión, experimentar su
propia expansión para que forje el espíritu que lo conecte a su
Ser, a su propia verdad inherente y primordial; y éste al SER de los
demás, que lo une en Espíritu Colectivo Consciente, creador e
impulsor de una nueva Humanidad.
No se trata de convencer a nadie, ni
de imponer doctrinas, ni de discutir teorías y creencias, pues al
fin y al cabo son las acciones las que marcan la evolución de los
acontecimientos. Se trata de expansión de consciencia, se trata de
unión y se trata de integración, pero llevados cabo a través de la
Acción de un colectivo que lucha por su liberación, que no se deja
engañar, y que sabe que su principal enemigo está en el interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario