Con mil precauciones y burocracias (inútiles y teatrales)
se van haciendo actos públicos: Todos bien sentados y enmascarados después de
haber pasado por los "controles de admisión"!
Toma de temperatura, lavado de manos, colocación de
mascarilla, anotación del DNI, firma de certificado de no estar en
"posesión del Covid"... en fin, denigrante, inmoral e innecesario.
Pero bueno, ya estamos "dentro del corral" y que comience el
espectáculo!
Los pobres que actúan, sea tocando, cantando o
declamando, pronto piden auxilio a los asistentes ante el panorama desolador
que contemplan: Gente separada unos de otros, todos embozados y quietos como
momias... no ayuda a crear el clímax mínimo para que fluyan las vibraciones
entre escenario y patio de butacas.
Hablo por experiencia directa y me da mucha pena ver
tanta gente que está sometida (acobardada o voluntariamente) al ritual de la
aniquilación humana al renunciar a la libertad y la alegría, a la salud y el
libre albedrío, a la comodidad y a las muestras de amor, a la inteligencia y la
razón, dando credibilidad a un relato creado para confundirnos con una
dedicación e intensidad amoral, fraudulenta y criminal.
Que feliz fui en la audición de sardanas que se celebró
en una villa del Penedés y que seguía la regla de “todos sentados” en la que
varios grupos se lanzaron de forma espontánea a disfrutar de la danza tanto
tiempo "prohibida" e incluso de un par de piezas de baile
novecentista en el que tres parejas nos quitamos la espina dando vueltas por
todo el ancho de la plaza.
La felicidad y la desinhibición que sentíamos era un duro
contraste con todo el público que nos miraba desde detrás de los bozales. No sé
qué deberían pensar. Seguro que habría de todo: desde los que nos maldecirían
el alma por nuestra "irresponsabilidad" hasta los que deseaban añadírsenos.
Nuestra alegría y confianza chocaba con el miedo y la
angustia de tantos amigos y conocidos que enmascarados y atemorizados no
dejaban ni que me acercara a saludarlos. La ceremonia estúpida de tocarse codo
con codo como saludo me hace estremecer pues parecen lisiados y además, de ser
cierta la historia del virus, sería tan perjudicial como darse la mano o darse
un abrazo que es de lo que yo tenía ganas al reencontrarnos después de tanto
tiempo de aislamiento.
Pero ¿qué puedo hacer por ellos realmente? De entrada,
respetar su sentir. Después confiar en que mi ejemplo de disfrutar con alegría
les aporte un estímulo y no les genere más ansiedad y animadversión...
Agradezco a todos aquellos que se añadieron a
"fiesta de la alegría y la dignidad". Que seamos más cada día hasta
alcanzar un número suficiente, puede suponer un empuje para los que aún están
abrumados por el miedo que el ambiente general con la aparición de los
"mil rebrotes" hace que se encojan aún más.
Una nueva acometida de los instigadores de la
aniquilación mental y emocional de los seres humanos que tiene todo el carácter
de un anticipo de lo que nos preparan para acabar de remachar el clavo del
engaño perpetrado, con nocturnidad y alevosía, con el objetivo de la destrucción
humana.
Pero no se saldrán con la suya porque ya somos muchos los
que los hemos descubierto y los denunciamos continuamente con nuestra
insumisión y nuestras ganas de vivir y disfrutar.
Estamos a un paso de la victoria. No se deje manipular.
Tenga coraje y cuente que el mejor remedio contra la supuesta pandemia es la
alegría y el amor.
Venga, volveos a abrazar unos a otros sin miedo. No hay
vitamina más potente que el amor y sus manifestaciones festivas. Doy gracias
por sentirme como me siento en medio de esta situación inverosímil.
Disfrutad y seréis felices. Os hablo por experiencia...
Un abrazo a todos
NIT DE LLAMPECS
____________________________________________________________
Joan Martí - elcamidelavida@gamil.com
22 de julio de 2020
Tengo suerte o buenas vibraciones o como se quiera decir, con los pocos amigos y amigas de verdad hemos seguido dándonos la mano o abrazos después del encarcelamiento domiciliario del gobierno y sus cómplices, los reyezuelos autonómicos, suerte para ti también compañero, la vida es muy corta para vivirla con miedo...
ResponderEliminar