MANIPULAR DOS EMOCIONES PARA OBTENER SUMISIÓN
Un libro que cuestiona el modo en que el lenguaje, la lógica
y la ciencia han sido mal utilizados y pervertidos por el poder político, los
medios de comunicación y ciertos médicos y científicos para ejercer presión
psicológica sobre la población en el marco de la crisis sanitaria.
"Había identificado que estábamos ante lo que se llama
vulgarmente una psicosis de masas, es decir, un delirio, una creencia
totalmente ajena a la realidad de la experiencia. Tuvimos que volver a los primeros
principios de este delirio paranoico, para entender en qué se basa",
explica Ariane Bilheran.
"Es muy importante remontarse a las raíces del delirio paranoico, ya sea para el individuo o para el grupo, para captar su naturaleza y, sobre todo, la mentira. Esto es lo que hemos hecho al cuestionar las condiciones en que se practica la ciencia. Hemos hecho un trabajo de epistemología y de filosofía de la ciencia.”
"En cuanto uno comprende que ha habido una corrupción
de la ciencia, y en particular de las matemáticas, una impostura fraudulenta
desde el principio, comprende también que todo el asunto no se sostiene".
Una observación que comparte Vincent Pavan: "Me
sorprendió darme cuenta de que las matemáticas, que normalmente son una
disciplina muy precisa y muy rigurosa, han sido desviadas, que servían no para
describir la realidad sino, por el contrario, para crear la ilusión de una
forma totalmente delirante.”
"Este discurso matemático desviado, este discurso cientísta,
servía a la vez a una ideología política y también a un comportamiento psíquico
de naturaleza indudablemente paranoica o perversa.
"Queríamos entender la articulación entre el discurso
cientísta y la forma en que fue recuperado por la ideología para manipular y
lograr que todo el mundo avanzara en la dirección del delirio", observa el
matemático.
Si bien se centraron en arrojar luz sobre la manera en
que las matemáticas y la ciencia han sido objeto de una instrumentalización
durante la crisis, Ariane Bilheran y Vincent Pavan también analizaron la forma
en que el lenguaje y el discurso fueron manipulados corrompidos y degradados
para subyugar a la población y justificar las medidas políticas adoptadas en el
contexto de la epidemia.
"Hemos analizado la lógica, la racionalidad y, por
supuesto, la cuestión del uso del lenguaje para crear el lavado de cerebro o,
para emplear un término de Mao, la rectificación del pensamiento", subraya
Ariane Bilheran.
"Todos los fenómenos manipuladores emprenden el camino
de la impostura, de la perversión en nombre del lenguaje, para conseguir
sembrar la duda y la confusión y arrastrar al otro a su propia historia, es
decir, en una historia de la que quisiéramos que sea prisionero", añade.
En el marco de su análisis de la corrupción del lenguaje,
Ariane Bilheran y Vincent Pavan se apoyaron en particular sobre los trabajos de
Victor Klemperer, escritor y filólogo alemán víctima de las persecuciones nazis
que estudió los resortes de la propaganda del régimen hitleriano y la forma
cuyo lenguaje fue manipulado para asentar la ideología totalitaria del Tercer
Reich.
"En el fenómeno totalitario, está la cuestión de la
censura de la libertad de expresión. Hay palabras que se vuelven peligrosas,
que ya no podemos pronunciar, y hay palabras que son santificadas, que debemos
al contrario integrar en la nueva religión", dice Ariane Bilheran.
Para los autores del Debate Prohibido, los
ámbitos político y mediático no dudaron en recurrir a mecanismos de
manipulación bien conocidos en psicología durante la epidemia de Sars-CoV-2,
con ciertos métodos empleados que se asemejan a una forma de "tortura
psicológica".
"Para colonizar psíquicamente a alguien, hay que entrar
en su casa. Para entrar en su casa, hay que crear un shock, hay que crear lo que
llamamos una irrupción psíquica, una irrupción traumática, es decir, el
sentimiento de muerte inminente para uno mismo o para los demás. Esto ha sido
ampliamente discutido en los medios de comunicación", explica Ariane
Bilheran.
"Para someter también a alguien, hay que conseguir
crear estos choques repetidamente, a lo largo del tiempo, dejando momentos de
calma para que la persona tenga la sensación de que se ha acabado. Son métodos
de tortura psicológica", añade.
Según Vincent Pavan, varios médicos y científicos que han
intervenido en los medios de comunicación desempeñaron un papel nocivo al
mantener el miedo mediante predicciones alarmistas basadas en modelos y datos
erróneos: "Hubo una manipulación del discurso científico y médico que se
asemejó a una tortura psicológica. Al decir cosas completamente falsas, fuera
de todas las reglas habituales del discurso científico o médico, se sumió a la
gente en un nivel de ansiedad muy alto."
"Todos los médicos de los platós de televisión que han
anunciado el apocalipsis han participado en esta confusión mental. Personas que
normalmente deberían actuar con moderación, mesura y cuidado y nunca con el
sensacionalismo, han desempeñado el papel de predictores del apocalipsis",
continúa el matemático.
Si bien los autores estiman que la gestión ha puesto de
relieve la desconexión entre la ciencia y la realidad, subrayan que las
decisiones tomadas y los discursos proferidos en el marco de la epidemia
revelan también "un sesgo ideológico muy potente", la voluntad de
instaurar una nueva organización social en la que el hombre se vería privado de
su humanidad y de su propia identidad con el fin de ser sometido a una lógica
tecnosanitaria.
"Lo importante es ver que hay una verdadera ideología
detrás. Se impone de forma furtiva a través del lenguaje. El estudio del
lenguaje suele decirnos mucho sobre la ideología subterránea que anima a los
tomadores de decisiones, ideólogos y propagandistas", explica Vincent
Pavan.
"Pretenden reducir al individuo a un código QR, meterlo en bancos de
datos, reducirlo a un flujo de informaciones. Así es como vemos al individuo
del mañana. En la sociedad del futuro, es el algoritmo óptimo el que dará el
modo de la organización de la sociedad, y si no estás de acuerdo,
formas parte de las personas que probablemente ya no tendrán derecho a vivir en
sociedad.”
Para Vincent Pavan, esta ideología subyacente se caracteriza
sobre todo por el síndrome hubris y
el transhumanismo: "Hay
esta idea de que vamos hacia el futuro hombre-máquina para salvar al individuo,
definido por su información y su memoria. El aumento del hombre mediante la
biotecnología forma parte de los medios para librarlo de las escorias de su
cuerpo".
"El superhombre debe ser creado para avanzar hacia una
sociedad óptima. Se supone que las matemáticas nos guían hacia esta sociedad
óptima, que sólo el ordenador podría calcular disponiendo de todos los parámetros.
En las sociedades totalitarias, siempre prima el conjunto sobre el individuo, y
si la solución óptima para el conjunto exige prescindir de algunos, se hará.
Hay esta idea de "inútiles", querida por Harari, que vemos además a
través de la suspensión del personal no vacunado, que es considerado no
esencial mientras el hospital grita por la falta de recursos, los bomberos
luchan contra los incendios, etc. Se les deja fuera porque, al negarse a ser
vacunados, no se les considera esenciales. Quedan fuera porque, al rechazar la
biotecnología que se les quiere imponer, no pueden reclamar el estatus de
hombre aumentado, que será el único capaz de crear una sociedad mejor en
el futuro, óptima a todos los niveles.”
La división de la sociedad en superhombres y subhombres está
ahora totalmente asumida", añade Ariane Bilheran, "y esto es algo
que, en mi opinión, debe cuestionarse". La lógica totalitaria es una
lógica de división, una lógica de sacrificio de aquellos que, por una u otra
razón, no pueden acceder al nuevo estadio del superhombre tal y como será
definido según la ideología del momento.
"En el pensamiento paranoico, el cuerpo humano es un
objeto inerte, una gestión estadística de cuerpos infectados y no infectados,
el individuo es reducido a un caso. No hay interacciones complejas, los seres
humanos se reducen a cuerpos y números, lo que legitima la utilización de los
códigos QR y nuestra esclavitud, o incluso la posible erradicación futura, ya
que si hay demasiados números en la ecuación, hay que eliminarlos."
Para Ariane Bilheran, la gestión de la crisis sanitaria ha
confirmado así "la ambición de tratar a los seres humanos como unidades
matemáticas".
"Esto refleja una sociedad aterrorizada por la vida,
que busca mantener su supervivencia. La
vida implica riesgo y aventura, es también lo imprevisto, el accidente, el
movimiento; y es también la enfermedad y la muerte.
Y la filósofa concluye: "Creo que las masas raramente
tienen razón. Cuando asistimos a fenómenos colectivos que se dejan llevar,
debemos mantener cierta distancia para analizar lo que está ocurriendo antes de
acceder a participar en ellos.”
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Ariane Bilheran es doctora
en psicopatología, psicóloga clínica y filósofa. Especialista en el estudio de
las manipulaciones, la perversión, la paranoia y el acoso, ha escrito numerosos
libros e impartido varias conferencias sobre estos temas a lo largo de su carrera.
Vincent Pavan es profesor
e investigador de matemáticas en la Universidad de Aix-Marseille, departamento
de Politécnica. Sus intereses de investigación abarcan la teoría cinética y la
ecuación de Boltzmann.
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