© BIENVENIDOS AL INFIERNO
Nos quieren asar a todos. No hace falta que vayamos al infierno, ya nos lo han traído a casa. Como con la engañifa del covid no nos acabaron de aniquilar, ahora van desbocados con su particular “lanzallamas” universal.
Bloqueo de lluvias, quema de bosques, granjas, campos y todo
lo que se les interponga. Acaparamiento de fuentes de agua, desperdicio de la
embalsada, leyes de carestía, limitación de recursos...
Van a por todas sin ninguna manía. ¡Si no nos han asado por
dentro, ahora intentan hacerlo por fuera!
¿A qué esperamos para llevarlos a ellos a la hoguera y
deshacernos de tanta maldad?
Por mucho que nos sintamos abrumados debemos reaccionar, no puede ser que nos aplasten sin ninguna resistencia de nuestra parte.
Nos va en ello más que la Vida: ¡nos va en ello nuestra
dignidad humana!
Si encarnamos en esta época es para hacer lo que nos
corresponde en defensa del elemento humano, dejando de lado creencias,
ideologías, prejuicios y por encima de todo, comodidad, desinterés, cobardía...
Este reto va dirigido a todos. Evidentemente necesitamos ser
conscientes de qué somos y de cuál es nuestra labor en este mundo.
A cambio del gran don de la Vida, qué menos que hacernos
responsables de ella y defenderla, haciéndola triunfar por encima de todos
aquellos que parecen disfrutar destruyéndola.
Por encima de aquellos que parece que se recreen ante
nuestra inopia y entrega gratuita!
¡El ser humano es algo muy valioso y merecedor de un lugar
preferente en el Universo!
Pese a ignorar tantas cosas de la inmensidad cósmica,
nuestra existencia reclama una actitud firme y decidida de nuestro papel en esa
gran realidad.
La Vida es nuestro "combustible" y lo que nos
rodea -todo el universo- está atento a nuestro deseo: Sólo hace falta
manifestar nuestra voluntad y todo se pone en movimiento.
Somos una criatura del Universo con una trascendencia de la
que a veces cuesta ser conscientes, pero, a pesar del montón de cosas que
desconocemos, de algo estoy completamente seguro y es que el Universo nos ama y
sólo hay que convocarlo para que se produzcan los milagros!
Si no fuéramos tan importantes, como se comprende que se nos
enfrenten con tanta intensidad y persistencia, que nos persigan con tanto ardor
y alevosía.
Si no nos dejamos, somos indestructibles. Tenemos un
espíritu inmortal que es la causa de su malestar porque ellos carecen del mismo
y nos lo envidian.
Nuestro espíritu es nuestro apoyo frente a cualquier embate.
Podemos confiar plenamente en él.
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Joan Martí – elcamidelavida@gamil.com
14 de agosto de 2022
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